Hay muchos preparativos en la frontera entre Colombia y Venezuela. Es una especie de guinda de la torta de la muy promorcionada "ayuda humanitaria", que ni siquiera representa una centécima parte de lo que el gobierno venezolano distribuye entre sus habitantes en un solo día. Pero hay que llamar la atención y convencer al mundo de que Estados Unidos y sus aliados quieren "solucionar" los problemas de Venezuela.
Más propaganda política para justificar una intervención que empezó desde que Hugo Chávez fue elegido presidente. Millonarios estadounidenses se cuadran con su presidente-emperador para financiar un concierto musical. Y un séquito de grandes artistas (también millonarios) se suman para participar en un show que es la antesala de presión para las Fuerzas Armadas venezolanas. En la frontera de la parte colombiana se reunirán algunos presidentes de derechas, otros millonarios, como el presidente chileno Sebastián Piñera. Todos los ricos en el lado colombiano, como preparándose para participar en una guerra en la que pueden matarse hermanos contra hermanos. Pero, claro. Ellos estarán allí para ayudar a encender la chispa. Luego se irán a sus casas a disfrutar tranquilamente de su "gran obra". Todos celebrarán una posible victoria de "la democracia", de la fachada en la que se esconden las verdadersa intenciones del gobierno norteamericano: apoderarse de todas las riquezas de uno e los países de su "patrio trasero".
En el lado venezolano también hay un concierto, como respuesta al disfraz musical de los intervencionistas. Muchos artistas populares va a intervenir en un concierto de amistad, por la paz.
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