De acuerdo con la división hecha por mí, en el capítulo anterior (únicamente con un objetivo pedagógico), voy a referirme a las últimas capas de la sociedad capitalista. Recordemos entonces las denominaciones que he dado:
GRUPO BU: Alta burguesía o burguesía, también llamada oligarquía, que representa a un grupo reducido de familias.
GRUPO PB: Pequeña burguesía, estrato medio en el que hay profesionales, medianos y pequeños empresarios, profesores universitarios, etc.
GRUPO PRO: Grupo de trabajadores en los que hay obreros y técnicos, empleados de la administración pública, enfermeros, soldados, policías, trabajadores asalariados rurales, profesores de la enseñanza primaria y media, etc.
GRUPO CAM: En este grupo he englobado a los campesinos (independientes), pequeños comerciantes y artesanos, etc.
GRUPO LUMP: En este grupo se encuentran los delincuentes profesionales, los desahuciados y marginados por la sociedad capitalista, etc.
La clase más numerosa es la de los trabajadores del campo y la ciudad, fundamentalmente todos los que están incluidos en el grupo PRO. Y es esta la clase que producirá la vanguardia de las luchas revolucionarias, apoyada por intelectuales del grupo PB. Los obreros (a los que en el siglo pasado se denominó proletarios) y empleados pondrán su fuerza de trabajo y experiencia, mientras los intelectuales aportarán con la mayor parte de los conocimientos teóricos. Si bien los intelectuales están mayormente representados entre los ideólogos, también hay muchos trabajadores que alcanzan altos niveles de conocimiento teórico. Estos pueden ver la realidad desde una perspectiva más sólida, puesto que cuentan también con su experiencia de trabajo y su gran espíritu de sacrificio. Muchos intelectuales pequeño-burgueses pueden aportar con su ideas excelentes en una primera etapa revolucionaria, pero pueden traicionar la lucha de los trabajadores al darse cuenta o creer que sus privilegios también pueden verse amenazados. Su espíritu de sacrificio es menor que el de los trabajadores. No obstante, hay muchos intelectuales consecuentes, que llegan a dar su vida por la lucha revolucionaria. Para quienes no tienen claro lo que significa revolución, les recomiendo que lean el siguiente CAPÍTULO.
La sociedad moderna está organizada en una forma mucho más compleja que en los siglos anteriores. Así como la tecnología ha tomado cada vez mayor influencia en todo tipo de actividades, se han creado o han nacido nuevas profesiones, especializadas en distintos campos, que se entrelazan con profesiones tradicionales. El desarrollo de la electrónica fue el primer gran paso de la técnica, después de la Revolución Industrial. Posteriormente se unieron a ellas la cibernética y la informática, estrechamente unidas.
A pesar de que la gran mayoría de los ciudadanos del mundo aún están sumergidos en la ignorancia, es la técnica digital la que domina la mayor parte de las actividades humanas, directa o indirectamente. Han nacido, entonces, nuevas divisiones sociales.
Las clases BU y PB tienen en sus manos el dominio de la mayor parte de la técnica, así como han tenido siempre mayores posibilidades de acceder a la educación, especialmente la educación superior. Su capacidad de control aumenta en forma ilimitada. Gracias a ello pueden apoderarse de mayor cantidad de medios de comunicación, incluidas las llamadas "redes sociales". Su ideología es dominante en todos los campos de la comunicación, la educación, las artes, los deportes, etc. Los hijos de los trabajadores con mejor posición económica se identifican con la ideología de la oligarquía aunque ellos mismos lo ignoran. Lo más típico es que ellos crean que son "neutrales". Puesto que carecen de las herramientas necesarias para pensar en forma libre, son receptivos a todo lo que pueda estimular su ego, sus aspiraciones individuales. Es fácil dejarse influir por los pensadores de la burguesía, gracias a sus campañas millonarias en las que participan escritores, periodistas, cantantes, actores de cine, deportistas, etc.
A pesar de lo anteriormente expuesto, muchos de los hijos de los trabajadores se mantienen leales a los ideales de sus padres y se sienten motivados a participar de sus luchas políticas.
En las clases CAM y LUMP hay muchas subdivisiones. Estas clases tienen muchas dificultades para definirse, cuando se trata de enfrentar un cambio estructural de la sociedad. Pueden apoyar a cualquier partido político, indiferentemente de sus fundamentos ídeológicos. Lo importante es lograr beneficios para sí mismas, como clases o como individuos componentes de esas clases. Si bien allí puede haber gente que apoye una Revolución, la mayoría oscilará entre distintas posiciones, estando dispuesta a ayudar a la que les brinde mayores beneficios.
Por ahora voy a referirme a CAM, cuyos principales componentes son los campesinos productores. Debo recordar a mis lectores que aquí no están incluidos los campesinos "obreros" o trabajadores del campo, sino aquellos productores dueños de tierras. Tampoco están incluidos aquí los grandes terratenientes, que pueden llegar a poseer hasta cientos de miles de hectáreas, como ocurre en Bolivia. Esos terratenientes pertenecen a la BU, puesto que muchas veces ni siquiera visitan sus tierras, las que están a cargo de capataces, caporales o encargados. Nos quedan, entonces, los grandes, medianos y pequeños productores, que pueden poseer entre unas tres o cinco hectáreas y hasta varias decenas de hectáreas. Por supuesto que las subdivisiones son muy difíciles de delimitar.
En la sociedad capitalista este sector es subordinado a la burguesía, mediante sus redes de distribución mayorista, transporte, almacenamiento y procesamiento, que en muchos casos están en manos de empresas transacionales.
Son estas empresas las que determinan los precios de los productos, los que sufren saltos enormes desde el productor hasta el consumidor. A los productores se les pagan bajos precios, que van subiendo en la cadena de distribución hasta llegar a un precio final muchas veces superior. Los productores están obligados a aceptar las condiciones que imponen los capitalistas. Muchas veces deben aceptar su ayuda financiera, con altos porcentajes de interés. En esa forma no pueden escapar de la cadena y deben elegir entre perder sus cosechas o venderlas a un precio inferior a los costes de producción. En ambos casos están a merced de los capitalistas, que pueden embargar su bienes, si no pagan sus deudas.
En una sociedad socialista o en transición al socialismo, los productores reciben ayuda económica del Estado, a condición de aceptar ser incluidos en una planificación nacional, destinada a satisfacer las necesidades de todos los habitantes del país. Pero eso no conviene a sus intereses, que no son otros que los de ascender en la escala social, obteniendo grandes ganancias. El interés nacional está en segundo o tercer lugar para ellos. Por eso aceptan las ayudas pero deciden producir sólo los bienes que les den buenas ganancias y evitan el cultivo de productos que no los beneficien en la forma que ellos determinan suficiente.
Aquí surge, entonces el conflicto entre el campesinado (productores) y el Estado. Los intereses individuales de esta clase la convierten en contrarrevolucionaria, puesto que tienen o creen tener los mismos intereses de la burguesía, aunque en la sociedad capitalista siempre van a estar subordinados a la clase económicamente dominante.
En las clases CAM y LUMP hay muchas subdivisiones. Estas clases tienen muchas dificultades para definirse, cuando se trata de enfrentar un cambio estructural de la sociedad. Pueden apoyar a cualquier partido político, indiferentemente de sus fundamentos ídeológicos. Lo importante es lograr beneficios para sí mismas, como clases o como individuos componentes de esas clases. Si bien allí puede haber gente que apoye una Revolución, la mayoría oscilará entre distintas posiciones, estando dispuesta a ayudar a la que les brinde mayores beneficios.
Por ahora voy a referirme a CAM, cuyos principales componentes son los campesinos productores. Debo recordar a mis lectores que aquí no están incluidos los campesinos "obreros" o trabajadores del campo, sino aquellos productores dueños de tierras. Tampoco están incluidos aquí los grandes terratenientes, que pueden llegar a poseer hasta cientos de miles de hectáreas, como ocurre en Bolivia. Esos terratenientes pertenecen a la BU, puesto que muchas veces ni siquiera visitan sus tierras, las que están a cargo de capataces, caporales o encargados. Nos quedan, entonces, los grandes, medianos y pequeños productores, que pueden poseer entre unas tres o cinco hectáreas y hasta varias decenas de hectáreas. Por supuesto que las subdivisiones son muy difíciles de delimitar.
En la sociedad capitalista este sector es subordinado a la burguesía, mediante sus redes de distribución mayorista, transporte, almacenamiento y procesamiento, que en muchos casos están en manos de empresas transacionales.
Son estas empresas las que determinan los precios de los productos, los que sufren saltos enormes desde el productor hasta el consumidor. A los productores se les pagan bajos precios, que van subiendo en la cadena de distribución hasta llegar a un precio final muchas veces superior. Los productores están obligados a aceptar las condiciones que imponen los capitalistas. Muchas veces deben aceptar su ayuda financiera, con altos porcentajes de interés. En esa forma no pueden escapar de la cadena y deben elegir entre perder sus cosechas o venderlas a un precio inferior a los costes de producción. En ambos casos están a merced de los capitalistas, que pueden embargar su bienes, si no pagan sus deudas.
En una sociedad socialista o en transición al socialismo, los productores reciben ayuda económica del Estado, a condición de aceptar ser incluidos en una planificación nacional, destinada a satisfacer las necesidades de todos los habitantes del país. Pero eso no conviene a sus intereses, que no son otros que los de ascender en la escala social, obteniendo grandes ganancias. El interés nacional está en segundo o tercer lugar para ellos. Por eso aceptan las ayudas pero deciden producir sólo los bienes que les den buenas ganancias y evitan el cultivo de productos que no los beneficien en la forma que ellos determinan suficiente.
Aquí surge, entonces el conflicto entre el campesinado (productores) y el Estado. Los intereses individuales de esta clase la convierten en contrarrevolucionaria, puesto que tienen o creen tener los mismos intereses de la burguesía, aunque en la sociedad capitalista siempre van a estar subordinados a la clase económicamente dominante.
La mayoría de los estudios sobre el campesinado se refieren a las grandes masas de campesinos oprimidos, a aquellos que son explotados en la miama forma o más que los trabajadores de la ciudad. Pero son pocos los que se refieren a la clase campesina independiente, a los propietarios de la tierra, aquella que también explota a la clase trabajadora.
Por eso hay que dejar bien en clasro que cuando nos referimos al "campesinado", no siempre estamos hablando de los trabajadores del campo.
Así como en otras actividades de la economía hay una forma de propiedad de medios de producción, que es la cooperativa. Es una forma más conveniente para la producción, pero muchas veces esas cooperativas se transforman en agentes de explotación de los consumidores. Los miembros de la cooperativa o sus directivos venden caros sus productos o servicios, aprovechándose de organismos estatales o de gobiernos locales y de particulares. Así, una cooperativa puede transformarse en una nueva forma de explotación, en una nueva forma de obtener ganancias que pueden llegar a ser ilícitas o abusivas. A largo plazo, esas cooperativas pueden ser germen de contrarrevolución. para evitar eso se debe fiscalizar y controlar efectivamente las actividades de las cooperativas.
Enlaces:
EL MOVIMIENTO OBRERO REVOLUCIONARIO Y LA CUESTIÓN AGRARIA
CAMPESNOS EN CELULOIDE
NAPOLÉON Y EL CAMESINADO (YO HE CAMBIADO EL TÍTULO)
PEQUEÑO PARODUCTOR
TRABAJADORES PRIVILEGADOS 1
TRABAJADORES PRIVILEGIADOS 2A
TRABAJADORES PRIVILEGIADOS 4
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