Hace un par de días escribí una entrada sobre este escritor peruano-español-dominicano. Nació en Perú, pero sus últimos años vivió entre Perú y España, donde el Rey Juan Carlos I lo convirtió en marqués, en el año 2011.
No me retracto de lo que escribí entonces, pero sí me arrepiento de haber escrito tan poco. Son las prisas que a veces me hacen publicar algo lo más rápido posible, por el deseo de compartir una información o mi propia opinión sobre algo o alguien importante. Además, estaba decepcionado por tanto bueno que hablan de él los medios, sin mencionar lo que representaba en la sociedad, que para muchos, no es bueno.
Ya hace mucho tiempo que leí, por última vez, La Ciudad de Los Perros, Conversación en La Catedral y La Tía Julia y el Escribidor. Hoy quise leer algo más actual, aunque que por décadas no quise leer más a este escritor tan conservador (excepción, La Tía Julia y el Escribidor). Hoy estoy más amable y no quiero usar otra palabra para definirlo, pero que encajaría muy bien con la cuarta estrofa de la maravillosa canción compuesta por León Gieco e interpretada por Mercedes Sosa, Sólo le pido a Dios (VER). Nótese que en esta ocasión, Mercedes Sosa repite la canción desde esa estrofa después de la aclamación del público.
Sin embargo, como muchos lectores, ya no siempre leo directamente los libros, sino que escucho audios o vídeos, porque mientras lo hago puedo hacer otras cosas, como correr por los bosques y montañas (una afición que nunca voy a dejar a un lado). Busqué alguna de sus últimas obras, me puse mis auriculares y salí a la calle mientras caía una tenue y fría lluvia en la zona norte de Estocolmo.
He puesto el enlace, más abajo. Indiferentemente de las ideas de cada cual, creo que conviene leer (oír) este cuento. Se trata de Los Vientos, en voz de la escritora canadiense Andrea Buttler Tau. Que es canadiense lo supe después de oír el vídeo. Me pareció extraño oír una novela de Vargas Llosa en un acento argentino y, más extraño aún, que no pronunciara la letra eñe. Yo antes tuve dificultades para escribir esta letra, porque uso teclado sueco. Pero pronunciarla no creía que fuera una dificultad para algunas personas.
Cuando se leen las obras de muchos escritores y conocemos algo (o quizás bastante) de ellos, podemos constatar que muchas de las novelas o cuentos que escriben son autobiográficos, como es el caso de Jack London, Marcel Proust, Gabriel García Márzquez y el mismo Vargas Llosa. Si algún día yo fuere escritor, creo que no podría escribir ficción sin aprovechar la experiencia de vivencias propias. Opino que ésa es una de las mejores fuentes de inspiración de una obra literaria, no solo la imaginación.
Del cuento se desprende toda su filosofía de la vida, a veces muy incongruente y hasta delirante. Se refleja como era, un enemigo de la verdadera democracia. Cuando habla de la "libertad" la asocia a la "propiedad privada", algo que en ningún sistema está castigada ni limitada. Lo que siempre le faltó fue diferenciar entre la propiedad privada de una persona o familia y la propiedad de la producción de bienes fundamentales al servicio de la comunidad, de la sociedad compuesta por todos los ciudadanos. Son dos cosas muy distintas que la gente no sabe distinguir porque los medios de comunicación y toda la maquinaria publicitaria de la burguesía se lo han ocultado o tergiversado.
Lo que Vargas llosa defendía era la libertad para explotar a otros seres humanos, permitir que unos pocos se puedan hacer cada día más ricos y los que trabajan para ellos sean más pobres, aunque se los compense con "dádivas" o promesas de que todos pueden ser ricos, algo totalmente imposible. No se puede ser inmensamente rico sin que existan millones de pobres a los que se pueda privar de las libertades de las que gozan los ricos, que es la "libertad" que defiende..
Es contradictorio con respecto a la ciencia, a la que ataca, a pesar de que gracias a ella pudo sobrevivir al Covid19. Es partidario de las crueles corridas de toros, burlándose de quienes luchan por proteger a los animales de sacrificios dolorosos e innecesarios. Las corridas de toros y otras brutalidades son tradiciones heredadas del Antiguo Imperio Romano, donde se sacrificaba animales salvajes o se los echaba a esclavos indefensos que tenían que luchar contra ellos con pocas armas o sin ellas También se hacía pelear a muerte a los esclavos, entre ellos mismos para que el pueblo ignorante disfrutaba al ver sangre y muerte en la arena de los circos.
En su cuento, el escritor se burla de las nuevas buenas costumbres saludables, que significan limitar la consumición de carne roja y que se prohíba el uso del tabaco en lugares públicos. En su relato es, algunas veces, contradictorio. Según la narración, en la época futura que se imagina, se puede ir a la cárcel por fumar. Sin embargo, hay una escena en la que muchos taxistas están fumando mientras esperan a sus clientes en largas colas, lo describe como algo normal. También es extraño que, en un mundo tan avanzado tecnológica y científicamente, aún existan taxis de la época contemporánea, en lugar de taxis aéreos u otras formas de locomoción. El autor imagina una sociedad futura con inmensos cambios que limitan o eliminan la libertad. Se ha logrado sanar muchas enfermedades antes incurables, pero no se hace mención a los teléfonos móviles, al GPS o a las tecnologías de superiores generacionas a las de 4G o 5G, por ejemplo.
Hay comentarios y escenas que se refieren a su vida romántica (mejor dicho, sexual) que pueden desvelar secretos íntimos de su vida real y reflejar arrogancia, menosprecio y deseo de venganza. Pero eso es permisible para cualquier escritor. Esa es una libertad que no se le puede negar a nadie.
La narración en sí es divertida, aunque la forma de decir cosas íntimas no es algo agradable de leer u oír, como cuando el personaje defeca en su ropa y luego llega a casa, donde describe, paso a paso algo que no es necesario describir con tanto detalle.
El personaje narrador supone que las religiones tradicionales desaparecen. En su lugar aparecen sectas dirigidas o creadas por comerciantes inescrupulosos que se se valen de brujerías y de manipulación para ganar adeptos. En esto último tiene razón, porque eso ya sucede. En cuando a las religiones tradicionales, es posible que se equivoque, al suponer que desaparecen. Como las monarquías y otras costumbres medievales, las religiones son publicitadas diariamente para hacerlas sobrevivir y convencer a la gente de que son necesarias. Eso ocurre, sobre todo, cuando se celebran la Navidad o, por estos días, la Pascua (que para los católicos es Semana Santa). Las televisiones de casi todo el mundo (incluyendo Venezuela) dedican muchísimo tiempo en mostrar imágenes, vídeos o transmisiones directas de las procesiones en las que se escenifica las distintas etapas por las que pasa un personaje que se supone es el salvador del mundo, desde su condena y sacrificio hasta su resurrección.
Todo es lujo, vestidos de luto o muy coloridos, dependiendo de qué día se interpreta, para hacer más creíble la existencia de Dios, de sus vírgenes y santos. Muchos actores o devotos se autoflagelan. Otros sostienen sobre sus hombros a estatuas sagradas, recorriendo kilómetros por calles llenas de flores y guirnaldas, saludados y aplaudidos por las muchedumbres que se aglomeran a su paso. Otros los saludan desde sus balcones, como en la época del Cid Campeador, héroe castellano que luchaba contra los moros, muerto sobre su caballo .
Eso sucede en los países donde hay tradición cristiana. Lo propio ocurre en los países en los que predominan otras religiones, con o sin santos. Con tanta publicidad, además de todo el poderío económico que tienen, es imposible que las religiones desaparezcan.
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ENLACE A LA NOVELA LOS VIENTOS DE MARIO VARGAS LLOSA. VÍDEO.