¿DERECHOS HUMANOS? ¿DEFENSA DE CIVILES MASACRADOS? ¿AYUDA HUMANITARIA, CON BOMBARDEOS?
TODO ES MENTIRA. LO QUE EN VERDAD INTERESA SON LAS GANANCIAS QUE SE PUEDE OBTENER DEL PETRÓLEO DE LIBIA, QUE TIENE EL DOBLE DE RESERVAS DEL PRECIADO COMBUSTIBLE, DE LO QUE TIENE ESTADOS UNIDOS (VER).
Esto se sabía mucho antes de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tomara la decisión de bombardear Libia. Lo que interesa es cómo aprovecharse mejor de las riquezas que origina la explotación de petróleo, muy necesarias para superar la crisis energética, y por ende, un alivio para la crisis económica del capitalismo. No olvidemos que, además, las guerras son una de las soluciones para paliar esas crisis. Una guerra genera y garantiza empleo para millones de ciudadanos y enormes ganancias para muchos empresarios (VER mi artículo de julio de 2010).
Los cálculos están muy bien hechos. No importa la cantidad de muertos que haya en Libia. No importa si mueren rebeldes o gaddafistas. Tarde o temprano, la explotación del petróleo, del gas y del agua dulce de Libia estará bajo control absoluto de las empresas multinacionales, que hasta ahora habían tenido problemas para obtener mayores ganancias, más de lo que ya tienen.
No importa si el precio del petróleo sube durante un tiempo. Eso es, justamente lo que se espera, para obligar a los países productores de petróleo a aumentar su producción y así lograr que el precio baje nuevamente. Es una de las tácticas de los países capitalistas europeos: que los países productores agoten sus reserva para después vender a altos precios las reservas que los países imperialistas mantienen casi intactas y para vender otras formas de energía, como la nuclear, a pesar del peligro que eso implica, como se ha demostrado en Japón, debido al último terremoto que azotó ese país (ver). Por eso se entiende que nadie se atreva a oponerse a las decisiones de Estados Unidos y de los gobernantes más reaccionarios de Europa, como Sarkozy.
Invito a mis lectores a que lean todos los artículos que he escrito sobre las revueltas en los países árabes y especialmente sobre la guerra en Libia. Todo lo que acontece allí nos afectará a todos, porque el problema no es regional sino mundial.
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