Había una nota a pie de página, pero será una nueva entrada
Ya se van a cumplir 11 años de la guerra entre Rusia y la OTAN. Digámoslo como es, no es una guerra que comenzó hace tres años (en febrero de 2022), como se ha hecho creer al mundo a través de la inmensa mayoría de los medios de comunicación, tanto convencionales como virtuales, incluyendo a las redes sociales, que últimamente hacen uso incontrolado y masivo de noticias falsas. Un grupo especial de informadores o "influencers" tiene activa participación en la desinformación. En este último caso son de uno u otro lado. Hay "youtubers" y otros usuarios de las redes que inventan, mienten, tergiversan o exageran muchas noticias. Ponen titulares que llaman la atención porque aparentan ser de última hora. Cuando se empieza a analizar el contenido de algún vídeo o página se descubre que el titular nada tenía que ver con lo anunciado en el título, pero ese usuario gana puntos de visualización, que en casos como youtube obtienen ganancias económicas. Gracias al dinero obtenido, esos usuarios pueden volver a publicar más vídeos y más noticias falsas o tergiversadas, en forma ilimitada. Es una ganancia redonda y continua, pero sus ganancias contribuyen al enajenamiento mental de mucha gente.
La poca gente que sabía informarse ya ha olvidado lo que ocurrió en la época anterior (sobre todo del periodo entre 2013 y 2022). Y quienes no alcanzaron a informarse durante ese tiempo nunca se enteraron de lo que ocurría, menos aún la gente más joven, que en esa época estaba en la niñez (entre 1 y 18 años). La verdad de lo ocurrido en ese periodo de tiempo no se puede encontrar en Google, porque todas las noticias desde 2013 o antes (que se refieran a esos conflictos), han sido borradas, con muy pocas excepciones. Por defecto, si se revisan los motores de búsquedas aparecen, en primer lugar, las noticias de los últimos años. Para llegar a noticias anteriores hay que tener mucha paciencia, toma demasiado tiempo y a veces no se encuentra absolutamente nada. En el futuro será aún más difícil encontrar información, porque los grandes magnates dueños de los motores de búsquedas eliminarán cualquier noticia o información sobre muchos acontecimientos reales, por orden del gobierno norteamericano. De sus calendarios desaparecerán las referencias al Holocausto, al Orgullo LGTBIQ+, a la Historia Negra, el cambio climático y muchas otras. Se eliminará todo lo que haga referencia a la igualdad o a la diversidad. En definitiva, se borrará todo lo que se oponga a las ideas más reaccionarias impulsadas por partidos de extrema derecha.
A continuación, algunos enlaces a páginas que informan sobre lo anteriormente escrito en esta entrada, para completar o ampliar la información.
En los enlaces de aquí arriba se puede leer algo (en pro o en contra) pero no es suficiente. Se requiere aún de más información para entender el comienzo del conflicto, que se remonta mucho más atrás, en el tiempo. Justamente, por falta de tiempo y espacio, he de referirme al fondo y causas del conflicto en forma extremadamente resumida.
El conflicto de Ucrania venía de mucho antes, pero culminó con un Golpe de Estado contra Viktor Yanukovich en 2014. Como todos los golpes de estado, éste se fraguó en el extranjero, con la influencia de Estados Unidos (con financiamiento, de entre otras entidades de, la USAID, tan cuestionada por Donald Trump recientemente) y países europeos, impulsado, principalmente, por fuerzas pro nazis o fascistas.
Una vez que las fuerzas anti rusas lograron hacerse con el poder se empezó a discriminar a la población de origen ruso, a la que se prohibió usar su idioma y se la obligó a aceptar nuevas reglas de convivencia, que les privaba de sus derechos. Esas poblaciones mayoritarias de origen ruso estaban ubicadas en Crimea, Donetsk y Lugansk Estas dos últimas pertenecen a la región denominada Donbás. Ante la opresión por parte del gobierno ucraniano, se formaron grupos independistas en esas regiones, que lucharon por sus derechos y el gobierno ucraniano respondió con mayor represión y bombardeos que ocasionaron miles de muertos.
La lucha se intensificó y hubo ataques desde ambos bandos. Por el lado ucraniano aumentaron los bombardeos y todo tipo de ataques con ayuda económica y armamento de Estados Unidos y países de Europa. Los independistas, al mismo tiempo, recibían ayuda de la Federación Rusa.
En 1991 se había llegado a un acuerdo entre lo que era URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y la OTAN. Uno de los puntos era que la OTAN podía incluir a Alemania en su organización. A cambio de eso, no se debería aumentar su influencia más allá del este de Alemania. En esa forma se aseguraba un equilibrio que garantizaba la seguridad de Europa y de la URSS (que fue sustituida más tarde por la Federación Rusa).
Sin embargo, la OTAN continuó aumentando su influencia en esos territorios, amenazando la soberanía y la seguridad de Rusia. En el caso de Ucrania, los gobiernos que empezaron con el multimillonario Petró Poroshenko, aumentó la represión. Al mismo tiempo, tanto la UE como la OTAN continuaron con sus políticas expansionistas en todo el este de Europa, lo que contravenía los acuerdos firmados en 1991.
Antes de ser elegido presidente, Volodimir Zelensky, estaba en contra de la agresión de Poroshenko en las regiones antes mencionadas y deseaba poner fin al conflicto. Sin embargo, una vez presidente, influido por países occidentales, continuó con la misma política represiva y guerrerista de su antecesor.
Lo anterior expuesto es lo que obligó a Rusia a intervenir más directamente en la guerra que ya estaba en curso. Un punto importante en la continuación de la guerra, fue lo que Rusia llamó "Operación especial" y su objetivo era "desmilitarizar y desnazificar a Ucrania". Se trataba, por una parte, de proteger a la población de las zonas que querían la independencia y, por otra, proteger la soberanía y la seguridad de Rusia. Para Estados Unidos, Europa y otros países, se trata de una "invasión". Yo no tomo partido por ninguna de las partes en conflicto, me remito a exponer los hechos y dar a conocer las razones de cada una de ellas.
ENLACES REFERENTES A LA REGIÓN DEL DONBÁS:
De cada 200 páginas que apoyan la versión de la OTAN hay una o dos que dan la versión rusa o más o menos, neutral. Estas últimas van desapareciendo, poco a poco, son cerradas o prohibidas.
EL DIARIO.ES Este medio es considerado progresista, pero su postura es anti rusa. Sin embargo, sus noticias son, más o menos, objetivas.
JAVIER COLOMO. Ésta es una de las pocas páginas que aún no han sido prohibidas, pero puede desaparecer en cualquier momento, puesto que informa sobre la posición de Rusia. El artículo es muy corto y faltan muchos detalles.
SPUTNIK. Este medio es ruso. Curiosamente aún no ha sido prohibido, como se hizo con Rusia Today, que era mucho más completa. Sus noticias eran más variadas y abarcaban muchos temas culturales, científicos y políticos.
Para nosotros (me refiero a todos los que deseamos recibir información veraz a través de distintos medios) es importante saber qué opina el gobierno ruso o quienes apoyan a Rusia, no únicamente lo que nos transmiten los otros gobiernos.
Desde que comenzó la segunda parte de la guerra (en 2022 y antes) hay dos tipos de censura contra medios de comunicación en Europa. Una es abierta, como es el caso de la prohibición de Rusia Today y otros medios que pudieran tener origen ruso. También hay una censura velada, que se hace a cualquier medio que muestre simpatías o neutralidad en el conflicto. En respuesta a esa censura, Rusia ha respondido con censura a medios occidentales, entre ellos la plataforma Google. En Rusia se tiene acceso a las informaciones oficiales, pero también se infiltran muchas noticias de países occidentales. En Europa y gran parte del resto del mundo, se conocen casi únicamente las fuentes provenientes de países que tienen políticas anti rusas. Por ahora se autoriza a Sputnik y otras fuentes muy pequeñas, que pueden ser prohibidas en cualquier momento.
Un detalle importante que conviene aclarar es que el conflicto nada tiene que ver con políticas de izquierdas o derechas. Es un conflicto entre países capitalistas, con políticas liberales, neoliberales y conservadoras. De hecho, hay muchas ideas que son compartidas entre dirigentes políticos de muchos países, como es el caso de Vladimir Putin y Donad Trump. Entre estos dos dirigentes hay muchas coincidencias en su forma de pensar y actuar. Las disputas entre esos países son de carácter territorial y económico, no de ideologías.
En mis primeras entradas sobre este conflicto, me referí a graves errores que se cometieron desde el comienzo, cuando Rusia comenzó su intervención militar en Ucrania. El principal de ellos fue enviar tropas al corazón mismo de Ucrania, llegando a muy poca distancia de Kiev, sin considerar los fenómenos atmosféricos, la respuesta de la población ucraniana y la capacidad militar del ejército ucraniano, que seguramente habían considerado ese riesgo. Llegar tan lejos no tenía justificación alguna. No es fácil olvidar los días en que avanzaban los tanques y otros vehículos blindados por una carretera ucraniana. La columna avanzaba rápida y sorpresivamente al comienzo. Luego se fue ralentizando, hasta quedarse totalmente inmóvil (VER ARTÍCULO DE LA BBC). La intervención debió remitirse únicamente a las regiones del Donbás, en una zona reducida, no intentar conquistar grandes extensiones dentro de Ucrania. Un buen estratega habría ordenado conquistar solo el Donbás y fortalecer las defensas de los territorios conquistados. Por lo tanto, el comienzo de la intervención no fue el correcto (indiferentemente de ser justificada o no). Los bombardeos tampoco fueron acertados, porque se afectó a la población civil. Los ataques ocasionaron muchas muertes innecesarias.
Luego vinieron las sanciones y toda la ayuda económica y militar que envió la UE y EEUU a Ucrania, que hizo intensificar y prolongar innecesariamente la guerra. En lugar de mantenerse en la neutralidad, pasaron a formar, indirectamente, parte del conflicto.
La segunda fase fue un estancamiento de la guerra (VER ARTÍCULO DE EL PÚBLICO.SE) en la que ambas partes sufrieron muchas bajas, tanto materiales como en vidas humanas. Ninguna de las partes hacía grandes avances. Después vino la contraofensiva de Ucrania y la invasión del territorio ruso de Kursk, que no tuvieron más efecto que seguir prolongando el conflicto. El avance relámpago y el estancamiento no hablan muy bien ni de la estrategia ni la táctica del ejército ruso. Otro error fue haber descuidado sus fronteras, lo que le permitió a Ucrania entrar a Kursk. Ese error le ha salido muy caro a Rusia. Por una parte, esa incursión ucraniana se pudo traducir como una humillación a Rusia. Por otra parte, debilitó sus defensas. Sin embargo, los errores se han ido subsanando en la última fase, porque finalmente, pese a toda la ayuda multimillonaria que enviaron los aliados de Kiev, Rusia ha ido ganando terreno, tanto en el Donbás como en Kursk (aunque en forma muy lenta) con tácticas tan antiguas como efectivas, como es el cerco que rodea a las tropas enemigas, obligándolas a retroceder, rendirse o morir. Durante las últimas semanas, Rusia ha ganado terreno en todos los frentes.
Mucho antes de que se llegara a la actual situación, Ucrania debió negociar, renunciando a las regiones que estaban en disputa o cediendo una parte de ellas. De haberlo hecho se habrían evitado tantas muertes y tanta destrucción de las infraestructuras de los dos países. Era la única forma de terminar la guerra, pero tanto Joe Biden como sus aliados europeos insistieron en aumentar la ayuda militar a Ucrania. Desde el comienzo pasearon a Zelensky por todo el mundo, ofreciéndole todos los estrados posibles para que diera su versión y mendigara cada vez más ayuda. El mandatario ucraniano podía manifestarse en los congresos de diputados de muchos países, como en España y Estados Unidos. Era el héroe indiscutible para los gobernantes europeos y muchos otros países. Mientras tanto, muchos de sus generales y funcionarios más allegados se enriquecían gracias a la corrupción, como la venta ilegal de armamento a otros países que llegaba, supuestamente, a manos de delincuentes o terroristas.
Donald Trump había prometido que terminaría con la guerra de Ucrania, algo que ocasionó mucha incredulidad, porque era imposible terminar una guerra apenas llegar al poder. Sin embargo, al parecer, está decidido a cumplir con su promesa, aunque el sentido común nos dice que eso no sucederá en corto tiempo. Un multimillonario acostumbrado a hacer negocios sabe que la guerra es un negocio más. Por lo tanto, actúa como un magnate sediento de poder económico. No se trata de que realmente desee que la guerra termine, sino de obtener la mayor ganancia posible.
Sea como sea, Donald Trump ha sido más franco que sus aliados y durante los dos últimos días ha dicho muchas verdades, aunque anteriormente decir la verdad no era su mejor lado. Hoy, por ejemplo, ha tildado a Zelensky de dictador y puede tener razón. Zelensky es presidente en funciones, puesto que su plazo de mandato ha caducado. El presidente en funciones ha prohibido a muchos partidos políticos que no le eran afines, ha encarcelado a muchos dirigentes que se oponían a su política de guerra, ha destituido a generales de su entorno, por distintas causas y ha sometido a la jerarquía de la iglesia ortodoxa a su poder. Pero el principal error ha sido no estar dispuesto a negociar con Rusia, para parar la guerra. Envalentonado por los apoyos recibidos por Biden y muchos dirigentes europeos más Canadá, ha desestimado cualquier negociación que contemple sesión de territorio, sin reconocer los derechos de la población que habita el Donbás. Sus discursos han reclamado la intervención directa de la OTAN en la guerra en muchas oportunidades, países como Francia o Gran Bretaña han propuesto participar con tropas, sin considerar que eso ocasionaría una Tercera Guerra Mundial.
Estados Unidos y la UE aplicaron, desde el comienzo, sanciones económicas contra Rusia, con la finalidad de debilitarla e impedir que tuviera suficiente presión sobre Zelensky. Pero es posible que lo que se perseguía con las sanciones era debilitar al máximo a Rusia para poderla invadir y destruirla, que han sido siempre las sospechas de Putin. Se efectuaron, además, sabotajes contra las estructuras rusas, entre ellos, el de un importante gasoducto que proveía de gas a Europa. Desde un comienzo se intentó culpar del sabotaje a Rusia, pero más tarde quedó demostrado que fueron agentes ucranianos (VER).
Ese y otros sabotajes, sumado a las sanciones y las continuas ayudas económicas, armamento y municiones solo consiguieron prolongar la guerra. Las sanciones no afectaron significativamente a Rusia. Al contrario, esas sanciones obligaron a Rusia a buscar otras formas de comercio con una gran cantidad de países no alineados (incluyendo a países de África y Asia, algunos de ellos aliados de Estados Unidos) e indirectamente, con países europeos. Una de las sanciones prohibía a Rusia vender combustible y otros productos a países europeos o vender más barato, pero éstos empezaron a comprar los mismos productos que Rusia vendía a otros países a un precio más alto. Rusia pudo seguir exportando su combustible aunque a precios bajos, mientras los intermediarios obtenían enormes ganancias. Por otra parte, las sanciones provocaron pérdidas económicas a los países europeos y a muchas empresas estadounidenses. Al mismo tiempo, las sanciones obligaron o incentivaron a Rusia a mejorar su desarrollo industrial, incluida la industria armamentística.
Estados Unidos invertía dinero en Ucrania (es así como tenemos que interpretar las "ayudas") Lo mismo ocurría con los países de la UE. Todos planificaban recuperar el dinero invertido gracias a lo que ya ha ocurrido antes en otros países: con la reconstrucción a cargo de sus empresas; ayudar a destruir para después obtener ganancias con las "reconstrucciones".
Donald Trump ha sido muy franco, al analizar la guerra, puesto que ha llamado muchas cosas por su nombre y ha exigido a Ucrania que le devuelva gran parte de sus riquezas naturales (concretamente quiere adueñarse de las tierras "raras") VER, por todo el dinero que se le ha entregado. Los europeos persiguen lo mismo, pero no lo dicen. Y ahora están molestos porque Trump se les ha adelantado en todo, incluso al tomar la iniciativa para llegar a un acuerdo con Moscú. La hipocrecía es mayúscula, acusando a su aliado de dejarlos fuera de las primeras conversaciones. Sus argumentos se basan en que Ucrania está en Europa. Por lo tanto Europa y Ucrania deben participar de cualquier conversación que tenga como meta terminar con la guerra. Pero olvidan decir que Rusia también está en Europa y que muchas veces se la ha ignorado por la UE. Tanto Ucrania como la UE han propuesto planes para dar término a la guerra, dejando fuera a Rusia, aceptando únicamente las condiciones de Zelensky.
Por supuesto que la UE puede participar en las negociaciones de la paz, como intermediario, no como socio de Ucrania, no como parte del conflicto. Han tenido tres años para iniciar esas conversaciones, para invitar a Rusia y a Ucrania, pero nunca lo hicieron. Ahora se quejan porque Trump ha tomado la iniciativa de tomar contacto con la parte que siempre se dejado fuera (VER NOTICIA EN SPUTNIK).
Por supuesto que Ucrania debe ser invitada a la mesa de negociaciones, no sólo se debe invitar a Rusia. Pero todo toma su tiempo. Por ahora solo se está tomando contacto con las dos partes, a Ucrania no se la ha dejado de lado. Lo importante es que cuando las negociaciones comiencen, las dos partes estén dispuestas a ceder en sus aspiraciones. A las dos partes se debe dar garantías para que en el futuro se respete la soberanía de Rusia y Ucrania. Además, se debe garantizar que la OTAN no siga expandiéndose hacia el este. Esa es la única forma de lograr una paz justa y definitiva.