Ver la segunda nota, (22 de septiembre) en los enlaces. Marine le Pen nos da su versión. Interesantes algunos comentarios de los lectores de Público.
No hay gobierno alguno que tenga cien por ciento de aceptación de la población de su país. Es imposible que un gobierno, partido o líder político logre el apoyo de toda la población. Siempre habrá gente que estará en contra de una o más de las políticas económicas, sociales, culturales o de otra índole que el gobierno intente llevar a cabo. La democracia (nota, más abajo) completa no existe en país alguno, por lo menos no aún. En todos los países del mundo hay injusticias, además de problemas de corrupción, especulación, burocratismo, etc. Si bien es cierto, en algunos países se combaten desde el gobierno todas esas lacras heredadas desde antiguas sociedades, se está muy lejos de obtener resultados óptimos. El bagaje cultural e ideológico de sociedades basadas en la explotación del hombre por el hombre es enorme y muy difícil de contrarrestar. Por consiguiente, las costumbres alimentadas inteligentemente por los herederos de las clases explotadoras se mantienen y se fortalecen. Para ello se utilizan los medios de comunicación, empresas cinematográficas, editorales de libros y revistas, organizaciones religiosas (sobre todo sectas religiosas con un enorme poder económico, cuya mayoría han sido inventadas en Estados Unidos), ONG (organizaciones no gubernamentales de todo tipo, que pueden ser formadas por pequenos grupos de personas que reciben ayuda, fundamentalmente, de servicios de inteligencia de potencias económicas) y otros grupos que conforman partidos políticos, organizaciones terroristas, etc. Una nueva variedad son los grupos terroristas enlazados al fundamentalismo de algunas religiones, que en sus orígenes han sido financiados e incluso creados por la CIA y otros servicios de inteligencia occidentales o que han surgido como respuesta a la opresión de reyes, sultanes, emires, etc.
No hay gobierno alguno que tenga cien por ciento de aceptación de la población de su país. Es imposible que un gobierno, partido o líder político logre el apoyo de toda la población. Siempre habrá gente que estará en contra de una o más de las políticas económicas, sociales, culturales o de otra índole que el gobierno intente llevar a cabo. La democracia (nota, más abajo) completa no existe en país alguno, por lo menos no aún. En todos los países del mundo hay injusticias, además de problemas de corrupción, especulación, burocratismo, etc. Si bien es cierto, en algunos países se combaten desde el gobierno todas esas lacras heredadas desde antiguas sociedades, se está muy lejos de obtener resultados óptimos. El bagaje cultural e ideológico de sociedades basadas en la explotación del hombre por el hombre es enorme y muy difícil de contrarrestar. Por consiguiente, las costumbres alimentadas inteligentemente por los herederos de las clases explotadoras se mantienen y se fortalecen. Para ello se utilizan los medios de comunicación, empresas cinematográficas, editorales de libros y revistas, organizaciones religiosas (sobre todo sectas religiosas con un enorme poder económico, cuya mayoría han sido inventadas en Estados Unidos), ONG (organizaciones no gubernamentales de todo tipo, que pueden ser formadas por pequenos grupos de personas que reciben ayuda, fundamentalmente, de servicios de inteligencia de potencias económicas) y otros grupos que conforman partidos políticos, organizaciones terroristas, etc. Una nueva variedad son los grupos terroristas enlazados al fundamentalismo de algunas religiones, que en sus orígenes han sido financiados e incluso creados por la CIA y otros servicios de inteligencia occidentales o que han surgido como respuesta a la opresión de reyes, sultanes, emires, etc.
La situación actual en los países árabes es muy compleja. El colonialismo europeo originó divisiones y miseria en esos países. Las distintas guerras entre esos colonialistas, incluyendo las dos guerras mundiales, ocasionaron mayores desigualdades entre la población y acentuó las contradiciones y diferencias entre los pueblos africanos, donde surgieron distintos régimenes de gobierno a cargo de jeques y reyezuelos que en su gran mayoría seguian los dictados de sus antiguos amos europeos. Las enormes desigualdades e injusticias originaron grandes movimientos revolucionarios que intentaron hacer cambios en la estructura social de sus sociedades, pero no lograron sus cometidos. Fueron derrotados por las clases explotadoras, que contaban con el apoyo de empresas extranjeras de los antiguos colonialistas y actuales imperialistas, como británicos, franceses, belgas, holandeses y últimamente norteamericanos.
Para entender todo este proceso hay que analizar la historia de cada uno de esos países y hacer las comparaciones necesarias entre ellos. Ese análisis tomaría mucho tiempo y es trabajo necesario para historiadores e investigadores sociales. Pero el denominador común nos va a llevar -indiferentemente del método que se elija- irremediablemente a la raíz del problema: la intervención extranjera de las potencias coloniales e imperialistas.
En Afganistán se llevó a cabo un experimento diabólico, al crear Al Qaeda y el talibán. Fue la CIA la que creó esos movimientos, grupos terroristas que lograron derrocar al gobierno apoyado por la entonces URSS. El principal aliado de Estados Unidos y líder de esos grupos terroristas, Osama Bin Ladin, se enemistó con sus amigos norteamericanos y surgió una cruenta lucha entre ellos o por lo menos eso nos han hecho creer. Recientemente, uno de los dirigentes de Al Qaeda amenazó a Estados Unidos. Pero tanto en la ex Yugoeslavia, en Irak, en Libia y actualmente en Siria, Al Qaeda y la CIA luchan en el mismo bando. La diferencia está en que la agencia de inteligencia norteamericana interviene en forma indirecta, solapada. Al Qaeda lo hace en forma directa.
El gobierno sirio tal vez no es un buen ejemplo de democracia. Pero su pueblo tiene derecho a decidir su propio futuro. La oposición tiene derecho a exigir cambios y reformas. Pero su lucha debe desarrollarse dentro de los marcos legales y sin intervención extranjera. Es lo mismo que se espera en las contradicciones en Espana o en otros países, donde hay movimientos separatistas. Lo importante es recurrir a los mecanismos legales, dentro de la Constitución y de acuerdo al derecho de los ciudadanos a decidir sobre qué tipo de gobierno desean. Estos tienen derecho a un plebiscito, si no hay acuerdo entre los partidos políticos o entre un gobierno nacional (central) y un gobierno regional (que también puede considerarse nacional). Ejemplo de esto es el creciente apoyo que reciben los partidos catalanes (ver) en Espana. El tema de la independencia de Catalunya debe ser analizado en artículo aparte. Lo importante es evitar la violencia y cualquier riesgo de guerra civil. El favorecer el separatismo, sin respetar la soberanía de los pueblos (entendiéndose aquellos que están organizados en un Estado constituido y aceptado por la comunidad internacional, como lo fue la ex Yugoeslavia) solo conduce al caos, a la muerte de miles o millones de seres humanos, al terror. Los únicos ganadores en este tipo de conflicto son los fabricantes de armas y las empresas multinacionales que financian las guerras y luego "reconstruyen" lo que ellos mismos han destruido, obteniendo enormes ganancias, poder político y económico. Mientras esos objetivos finales se obtienen, distintos grupos terroristas se disputan entre ellos el liderazgo en las luchas contra un gobierno central, que es lo que está ocurriendo actualmente en Siria. Allí el movimiento de Al Qaeda está combatiendo contra sus aliados "rebeldes" sirios. Ver más abajo el enlace a esa y otras noticias.
Una de las consecuencias del apoyo a los grupos terroristas es que estos aumentan y se subdividen en varios grupos que pueden actuar en cualquier país. Sus miembros reciben experiencia en las distintas guerras y muchos obtienen ganancias económicas que les permite conseguir recursos y posibilidades de actuar de forma descontrolada. Esos grupos de terroristas se multiplican, se transforman y mutan, como las bacterias y los virus. Son una grave amenaza para todo el mundo.
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Una de las consecuencias del apoyo a los grupos terroristas es que estos aumentan y se subdividen en varios grupos que pueden actuar en cualquier país. Sus miembros reciben experiencia en las distintas guerras y muchos obtienen ganancias económicas que les permite conseguir recursos y posibilidades de actuar de forma descontrolada. Esos grupos de terroristas se multiplican, se transforman y mutan, como las bacterias y los virus. Son una grave amenaza para todo el mundo.
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Nota sobre democracia. El término democracia se puede interpretar en distintas formas. Recordemos que la democracia nació en Grecia, donde los ciudadanos decidían los destinos de la sociedad. Pero éstos eran apenas un pequeno porcentaje de la población. La gran mayoría eran esclavos, que no tenían derecho alguno. Actualmente, la democracia es distinta, dependiendo de qué tipo de intereses se defiende. Lo mismo sucede con las palabras libertad, justicia, etcétera. Ver algunos enlaces sobre democracia:
ALGUNOS DE MIS ARTÍCULOS SOBRE EL TEMA
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ENLACES:
TERRORISTAS SIRIOS TRAFICAN CON DROGAS
MÁS ARTÍCULOS SOBRE SIRIA
Nota del 22 de septiembre: Ver enlace a declaraciones de la ultra derechista francesa Marine le Pen (los comentarios a esta noticia se harán en otro artículo): VER AQUÍ
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