CAPÍTULO 1 SOLIDARIDAD
Artículo actualizado el 13 de diciembre, 2010
No hay lugar a dudas de que aquellos que quisieron cambiar la sociedad feudal, la ineficiencia de los reyes y la holgazanería de los nobles, tenían buenas intenciones. ¿Eran hombres avanzados para su tiempo? Casi todos murieron o fueron olvidados y su lema de libertad, igualdad y solidaridad fue destinado a servir de frase cliché, para adornar discursos de cualquiera que quisiera usarlo, aún cuando sus intenciones eran mantener el poder de una clase económicamente dominante.
Artículo actualizado el 13 de diciembre, 2010
No hay lugar a dudas de que aquellos que quisieron cambiar la sociedad feudal, la ineficiencia de los reyes y la holgazanería de los nobles, tenían buenas intenciones. ¿Eran hombres avanzados para su tiempo? Casi todos murieron o fueron olvidados y su lema de libertad, igualdad y solidaridad fue destinado a servir de frase cliché, para adornar discursos de cualquiera que quisiera usarlo, aún cuando sus intenciones eran mantener el poder de una clase económicamente dominante.
Esas tres palabras nunca se respetaron en la Revolución Francesa ni en ninguno de los gobiernos que sucedieron a la Primera República (a pesar de haberse formado varios tipos de repúblicas), que supuestamente se inspiraron en esas bellas palabras para tomar el poder. Claro está que fue la burguesía la que dirigió la revolución y sus intereses debían prevalecer sobre los intereses de los trabajadores. Pero utilizaron a estos últimos para que éstos la apoyaran. Una nueva clase dominante ascendía y los siervos del feudalismo se transformaron en obreros, así como antes los esclavos se habían convertido en siervos. Se trataba de reemplazar un modo de producción, pero manteniendo las diferencias de clases. No se trataba, en absoluto de asegurar la igualdad ni la libertad para todos los ciudadanos. Sin embargo, se utilizaron palabras que prometían esperanzas para todos. Esa es la gran contradicción del Capitalismo.
La idea original perseguía no sólo sacar a los ineficientes del poder. y cambiar las relaciones entre las distintas clases. Se trataba, también, de que el pueblo eligiera a sus gobernantes, que el poder no debería transferirse como herencia ni por "derecho divino".
Ya vemos cómo, después de más de 220 años, aún prevalecen monarquías en gran parte de Europa y África. El colonialismo también prevalece, aunque disfrazado de otras formas más sofisticadas, ya no como colonias y virreyes sino como socios o aliados, con banqueros y empresarios. Los antiguos nobles se mezclaron con la burguesía y siguen siendo los dueños en gran parte del mundo.
Los hijos de los nobles y los burgueses siguen gozando de los privilegios, empezando por la educación y la introducción en el mundo de las finanzas, sea cual sea su rendimiento escolar. Siempre habrá cabida para los hijos de las familias de sangre azul y para los hijos de los banqueros y especuladores. Los hijos de los reyes abrazan la carrera que deseen, empezando por la carrera de las armas y ya desde jóvenes empiezan a repartir condecoraciones y medallas, además de recibir las suyas. Los príncipes se casan con princesas de países con los que conviene unir lazos culturales o económicos o con conocidas modelos, actrices o figuras de la televisión, como periodistas (ejemplo: España y Mónaco). Las princesas se casan príncipes o con acaudalados hombres de negocio (como en Suecia).
Monarquía y capitalismo son, por lo tanto, nuevos amigos inseparables. Son la institución "legalizada" de herencia entregada por dictadores (como Franco) o por antepasados que sólo tenían como mérito un apellido noble o real, jamás por méritos de capacidad validada en votación popular. Ellos eran los hijos de saqueadores o asesinos, que mataban a sus propios padres o hermanos para subir al poder o para mantenerlo. He ahí a los herederos actuales de aquellos usurpadores y saqueadores, que son "Jefes de Estado" en países que se autodefinen como "democráticos".
Este tema es muy amplio y el presente artículo surgió al sentir la necesidad de escribir sobre una realidad palpable, en América Latina, en donde por fin se están llevando a cabo cambios que pueden transformar los injustos sistemas de producción y distribución. He elegido algunos enlaces adecuados, aunque voy a dividir los temas en varios artículos. En esta primera parte, por lo tanto, hablaré soble el término SOLIDARIDAD.
Podríamos escribir muchas páginas sobre solidaridad, que se opone totalmente al individualismo y al egoismo. Permítanme resumir la definición en una forma clara y directa, en pocas palabras:
Solidaridad está estrechamente vinculada a la hermandad, principio que encontramos en muchas religiones, como el cristianismo (amor al prójimo). Se trata de estar dispuestos a ayudar a hermanos en desgracia o que son víctimas de trato brutal por parte de delincuentes, de autoridades represivas, de gobiernos, de potencias invasoras extranjeras o imperios.
Si hay países cuyos habitantes han sufrido las inclemencias del clima, como inundaciones o sequía o han sido azotados por un terremoto u otro tipo de catástrofe natural o de otra índole, lo normal es que otros países ofrezcan y den su ayuda, de acuerdo a sus posibilidades, sin importar la ideología política ni la religión a la que pertenezcan las víctimas o afectados ni de quienes ayudan.
También es solidaridad compartir algún bien o servicio del que se tiene en forma abundante y con excedente, para ayudar a un país que necesita de ese excedente. En este caso, se puede llegar a suscribir convenios de intercambio o colaboración, que beneficie a ambos países.
Eso es, justamente, lo que está ocurriendo en América Latina, que no sólo se remite a la relación entre países de un continente sino que además trasciende las fronteras intercontinentales, llegando a países muy lejanos.
No quiero profundizar en el aspecto político o socio-económico sino referirme únicamente al aspecto de la solidaridad, puesto que ésta va más allá de lo económico y lo político.
Pero no puedo dejar de lado uno de los aspectos, que raya en lo absurdo: la propaganda política utilizada por partidos de derechas en uno de los países que más se ha destacado por su solidaridad para con sus países vecinos. Me refiero a Venezuela.
Suecia, España y muchos otros países tienen un presupuesto anual destinado a la ayuda a países que sufren los problemas de subdesarrollo. En el caso de Suecia el presupuesto es de aproximadamente 1%. En el caso de España, esta ayuda es de menos de un 0,50%. Por supuesto que la ayuda de estos dos países (y de otros) es muy poca en comparación con los beneficios que los países europeos han obtenido de los países llamados del Tercer Mundo durante muchos decenios y hasta siglos, como es el caso de los países colonialistas. Pero toda ayuda es bienvenida, siempre que esa ayuda no persiga aprovecharse aún más de los países en vías de desarrollo y mientras no sea ayuda militar. Un caso de incongruencia a este respecto es la "ayuda" militar que envió Estados Unidos a Haití, cuando otros países enviaban ayuda humanitaria (VER).
Ejemplo: Suecia. Si bien los partidos de derechas han intentado disminuir el presupuesto sueco para la ayuda externa, nadie cuestiona la ayuda en sí.
Eso tampoco sucede en otros países europeos o de otros continentes y por eso me sorprende la actitud egoísta de los partidos de oposición venezolanos, que critican las ayudas que otorga el gobierno del presidente Hugo Chávez.
Cada vez que hay elecciones se agudizan los ataques contra el gobierno nacional y uno de los eslóganes que se usa es que Chávez "regala" el dinero y el petróleo a otros países. En todos los medios de comunicación privados y en vehículos con potentes altavoces, que recorren todos los barrios de las ciudades y aldeas, se sostiene que "hay que terminar la regaladera que Chávez hace a otros países".
Es verdad que algunas veces se ha enviado ayuda humanitaria a Bolivia y Haití, por ejemplo, cuando esos países han sido azotados por catástrofes naturales, en la misma forma que lo han hecho otros países. Venezuela envió, incluso, ayuda a los afectados por el huracán Katrina y a los pobres de algunas regiones de Estados Unidos. Eso es un ejemplo de solidaridad, que nadie debería cuestionar, a menos que se tenga una absoluta falta de sensibilidad con respecto al sufrimiento de millones de personas que padecen de hambre y de frío y que son afectados por un sinnúmero de enfermedades.
Por otra parte, Venezuela ha frmado convenios de colaboración con muchos países de todos los continentes. Esos convenios son beneficiosos para Venezuela y los otros países. A cambio de petróleo se obtiene una gran cantidad de servicios, además de diversos productos que son necesarios para alimentar al pueblo venezolano y para desarrollar su economía. Además de eso, se obtiene transferencia tecnológica, muy importante para poder desarrollar distintos campos de la economía y obtener la independencia económica (VER). Cabe recordar que Venezuela ha sido un país monoproductor, pues los anteriores gobiernos no se habían preocupado de desarrollar la industria ni la agricultura, por ejemplo. Venezuela carece, además, de un sistema eficaz de transporte. Recién durante el gobierno del presidente Chávez se ha empezado a construir vías férreas, por ejemplo, algo incomprensible para quienes vivimos en países donde las redes ferroviarias son enormes y que representan gran parte del transporte de personas y mercancías por vía terrestre.
Con respecto a que "Chávez regala el petróleo", hay que recordar que antes de que Chávez nacionalizara los recursos energéticos, sólo un país (Estados Unidos) y otras pocas empresas multinacionales podían explotar esos recursos, pagando impuestos irrisorios de menos de uno por ciento, sin contar con todos los subproductos y otros derivados que esas empresas se llevaban gratis (VER). Actualmente, los impuestos que deben pagar las empresas petroleras son de mínimo treinta por ciento (VER 1) (VER 2).
Ahora bien, Venezuela ha sufrido una de las peores inundaciones de su historia, al igual que Colombia. La solidaridad entre los venezolanos ha sido sorprendente. La rápida acción del gobierno también lo ha sido (ver artículos anteriores sobre las inundaciones). En cuanto a la ayuda humanitaria internacional, ésta ha sido buena y oportuna. Todos los países hermanos, con los que Venezuela tiene convenios económicos, han enviado ayuda. Países europeos también han enviado ayuda, especialmente España y Portugal.
Eso es solidaridad. Así ha sido siempre. Pero la oposición venezolana no lo entiende. ¿Por qué?
No es que no lo entienda, en realidad. Pero se trata de hacer creer a sus simpatizantes y al pueblo en general que eso no es importante, que ante todo están los intereses nacionales. Es verdad que en primer lugar hay que satisfacer las necesidades del propio país. Pero cuando hay quienes tienen mayores necesidades, cuando se trata de salvar vidas, se puede dar una pequeña parte de todo lo que se necesita para el país. Y en la misma forma que un país ayuda a otro en una circunstancia determinada, así también se recibe la ayuda de otros países en otra ocasión.
Lamentablemente, todo eso desaparece en las mentes de los simpatizantes de la oposición venezolana, que son bombardeados día y noche con la propaganda política, abierta muchas veces y la mayoría de las veces en forma de comentarios "neutrales" en emisoras y canales de televisión que contratan a periodistas y políticos expertos en difamar. Los medios de comunicación entregan una visión distorsionada de la realidad, creando un estado de intranquilidad en la población al afirmar que se está menoscabando la soberanía nacional, lo que despierta un chovinismo egoísta entre muchos ciudadanos.
Hasta aquí me he referido a la solidaridad internacional, la que existe entre países, que es aceptada por todo el mundo, con excepción de los políticos de oposición venezolanos.
Nos queda ahora abordar la solidaridad a nivel nacional, cuando se trata de la distribución de las riquezas de un país o cuando se debe actuar en casos de emergencia.
Aquí es donde vemos las diferencias en los distintos países del mundo. En algunos países la solidaridad es casi nula, porque las instituciones del estado burgués están destinadas a mantener las diferencias sociales, con un leve mejoramiento en los países que han logrado un buen desarrollo económico, obtenido en su mayor parte gracias a la explotación de otros países. En esos países aparece la solidaridad únicamente cuando ocurre alguna catástrofe y se entrega ayuda como si se tratara de dádivas, cuando es obligación del Estado solucionar los problemas de los afectados o damnificados.
En algunos países de Europa donde se ha logrado llegar a la sociedad del bienestar hay beneficios que tienen los trabajadores que ni siquiera se pueden soñar aún en los países pobres (VER UNO DE MIS ARTÍCULOS SOBRE SUECIA). Sin embargo, esa sociedad o estado del bienestar depende de varios factores que la pueden hacer tambalear e incluso la pueden llevar a un colapso total, si se presentan más crisis económicas como la que aún está afectando a Europa y Estados Unidos (VER), lo que ha ocurrir tarde o temprano, porque los mercados internacionales están controlados por especuladores, que juegan con las economías de todos los países. La especulación llevará inexorablemente a la ruina de muchas pequeñas y medianas empresas, al aumento desproporcionado del desempleo -que es normal en una sociedad capitalista pero al aumentar demasiado, hace disminuir el consumo- lo que puede llevar a una deflación y consiguiente caos económico y social.
Conscientes de ese enornme riesgo (por primera vez y más que nada gracias a las advertencias de estadistas progresitas como Hugo Chávez y Lula da Silva), algunos políticos europeos e incluso el presidente Obama, están intentando controlar la especulación, otorgando mayor poder regulador al estado. Hasta ahora se puede decir que en esos países ha habido cierta solidaridad, garantizada por las legislaciones vigentes. Pero cuando se trata de resolver crisis, la solidaridad empieza a diluirse. Todos los proyectos sociales o las regalías que los trabajadores obtuvieron durante siglos de lucha empiezan a desaparecer o a disminuir. Ya sabemos qué medidas se están tomando en el Reino Unido, en Grecia, en España, en Francia, etc. A esos países les seguirán todos los demás países europeos (VER).
Tomemos algunos ejemplos: se aumenta la edad para recibir pensión o jubilación (en Venezuela y Bolivia ocurre todo lo contrario, pues la edad para obtener pensión disminuye), aumentan las matrículas universitarias (hasta triplicarlas, en Gran Bretaña, por ejemplo), se eliminan los bonos de ayuda para quienes están desempleados, se eliminan muchos proyectos culturales, se privatiza la salud y la educación, etc.
Se sale de las crisis tomando medidas que afectan a la mayor parte de la población, mientras se mantienen las regalías de los ricos. Incluso se incentiva a los empresarios para que, supuestamente, creen nuevos puestos de trabajo, dismunuyendo sus impuestos.
Esas medidas no son, en absoluto, actos de solidaridad. Son más bien acciones que aumentan la desiguadad social, la ignorancia y el deterioro de la salud de los habitantes.
ENLACES
SOBRE LA MONARQUÍA:
Excelente artículo, estoy totalmente de acuerdo con el autor y coincide con las ideas expresdas en algunos artículos anteriores.
SOBRE EL CAPITALISMO:
CAPITALISMO Y LIBERTAD, LA GRAN MENTIRA
Democracia, Igualdad y Libertad Crítica al Capitalismo
Crítica a pensamientos apologéticos del capitalismo
Interesante artículo, pero no comparto algunas afirmaciones sobre el socialismo igualitario. Esto no es propio de la pequeña burguesía. Haré análisis profundo en otra ocasión.
TRAMPAS DEL HÍPER-INDIVIDUALISMO
EL FENÓMENO DE LA MUNDIALIZACIÓN
IGUALDAD Y CAPITALISMO
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CÓMO LEER MI BLOG
La idea original perseguía no sólo sacar a los ineficientes del poder. y cambiar las relaciones entre las distintas clases. Se trataba, también, de que el pueblo eligiera a sus gobernantes, que el poder no debería transferirse como herencia ni por "derecho divino".
Ya vemos cómo, después de más de 220 años, aún prevalecen monarquías en gran parte de Europa y África. El colonialismo también prevalece, aunque disfrazado de otras formas más sofisticadas, ya no como colonias y virreyes sino como socios o aliados, con banqueros y empresarios. Los antiguos nobles se mezclaron con la burguesía y siguen siendo los dueños en gran parte del mundo.
Los hijos de los nobles y los burgueses siguen gozando de los privilegios, empezando por la educación y la introducción en el mundo de las finanzas, sea cual sea su rendimiento escolar. Siempre habrá cabida para los hijos de las familias de sangre azul y para los hijos de los banqueros y especuladores. Los hijos de los reyes abrazan la carrera que deseen, empezando por la carrera de las armas y ya desde jóvenes empiezan a repartir condecoraciones y medallas, además de recibir las suyas. Los príncipes se casan con princesas de países con los que conviene unir lazos culturales o económicos o con conocidas modelos, actrices o figuras de la televisión, como periodistas (ejemplo: España y Mónaco). Las princesas se casan príncipes o con acaudalados hombres de negocio (como en Suecia).
Monarquía y capitalismo son, por lo tanto, nuevos amigos inseparables. Son la institución "legalizada" de herencia entregada por dictadores (como Franco) o por antepasados que sólo tenían como mérito un apellido noble o real, jamás por méritos de capacidad validada en votación popular. Ellos eran los hijos de saqueadores o asesinos, que mataban a sus propios padres o hermanos para subir al poder o para mantenerlo. He ahí a los herederos actuales de aquellos usurpadores y saqueadores, que son "Jefes de Estado" en países que se autodefinen como "democráticos".
Este tema es muy amplio y el presente artículo surgió al sentir la necesidad de escribir sobre una realidad palpable, en América Latina, en donde por fin se están llevando a cabo cambios que pueden transformar los injustos sistemas de producción y distribución. He elegido algunos enlaces adecuados, aunque voy a dividir los temas en varios artículos. En esta primera parte, por lo tanto, hablaré soble el término SOLIDARIDAD.
Podríamos escribir muchas páginas sobre solidaridad, que se opone totalmente al individualismo y al egoismo. Permítanme resumir la definición en una forma clara y directa, en pocas palabras:
Solidaridad está estrechamente vinculada a la hermandad, principio que encontramos en muchas religiones, como el cristianismo (amor al prójimo). Se trata de estar dispuestos a ayudar a hermanos en desgracia o que son víctimas de trato brutal por parte de delincuentes, de autoridades represivas, de gobiernos, de potencias invasoras extranjeras o imperios.
Si hay países cuyos habitantes han sufrido las inclemencias del clima, como inundaciones o sequía o han sido azotados por un terremoto u otro tipo de catástrofe natural o de otra índole, lo normal es que otros países ofrezcan y den su ayuda, de acuerdo a sus posibilidades, sin importar la ideología política ni la religión a la que pertenezcan las víctimas o afectados ni de quienes ayudan.
También es solidaridad compartir algún bien o servicio del que se tiene en forma abundante y con excedente, para ayudar a un país que necesita de ese excedente. En este caso, se puede llegar a suscribir convenios de intercambio o colaboración, que beneficie a ambos países.
Eso es, justamente, lo que está ocurriendo en América Latina, que no sólo se remite a la relación entre países de un continente sino que además trasciende las fronteras intercontinentales, llegando a países muy lejanos.
No quiero profundizar en el aspecto político o socio-económico sino referirme únicamente al aspecto de la solidaridad, puesto que ésta va más allá de lo económico y lo político.
Pero no puedo dejar de lado uno de los aspectos, que raya en lo absurdo: la propaganda política utilizada por partidos de derechas en uno de los países que más se ha destacado por su solidaridad para con sus países vecinos. Me refiero a Venezuela.
Suecia, España y muchos otros países tienen un presupuesto anual destinado a la ayuda a países que sufren los problemas de subdesarrollo. En el caso de Suecia el presupuesto es de aproximadamente 1%. En el caso de España, esta ayuda es de menos de un 0,50%. Por supuesto que la ayuda de estos dos países (y de otros) es muy poca en comparación con los beneficios que los países europeos han obtenido de los países llamados del Tercer Mundo durante muchos decenios y hasta siglos, como es el caso de los países colonialistas. Pero toda ayuda es bienvenida, siempre que esa ayuda no persiga aprovecharse aún más de los países en vías de desarrollo y mientras no sea ayuda militar. Un caso de incongruencia a este respecto es la "ayuda" militar que envió Estados Unidos a Haití, cuando otros países enviaban ayuda humanitaria (VER).
Ejemplo: Suecia. Si bien los partidos de derechas han intentado disminuir el presupuesto sueco para la ayuda externa, nadie cuestiona la ayuda en sí.
Eso tampoco sucede en otros países europeos o de otros continentes y por eso me sorprende la actitud egoísta de los partidos de oposición venezolanos, que critican las ayudas que otorga el gobierno del presidente Hugo Chávez.
Cada vez que hay elecciones se agudizan los ataques contra el gobierno nacional y uno de los eslóganes que se usa es que Chávez "regala" el dinero y el petróleo a otros países. En todos los medios de comunicación privados y en vehículos con potentes altavoces, que recorren todos los barrios de las ciudades y aldeas, se sostiene que "hay que terminar la regaladera que Chávez hace a otros países".
Es verdad que algunas veces se ha enviado ayuda humanitaria a Bolivia y Haití, por ejemplo, cuando esos países han sido azotados por catástrofes naturales, en la misma forma que lo han hecho otros países. Venezuela envió, incluso, ayuda a los afectados por el huracán Katrina y a los pobres de algunas regiones de Estados Unidos. Eso es un ejemplo de solidaridad, que nadie debería cuestionar, a menos que se tenga una absoluta falta de sensibilidad con respecto al sufrimiento de millones de personas que padecen de hambre y de frío y que son afectados por un sinnúmero de enfermedades.
Por otra parte, Venezuela ha frmado convenios de colaboración con muchos países de todos los continentes. Esos convenios son beneficiosos para Venezuela y los otros países. A cambio de petróleo se obtiene una gran cantidad de servicios, además de diversos productos que son necesarios para alimentar al pueblo venezolano y para desarrollar su economía. Además de eso, se obtiene transferencia tecnológica, muy importante para poder desarrollar distintos campos de la economía y obtener la independencia económica (VER). Cabe recordar que Venezuela ha sido un país monoproductor, pues los anteriores gobiernos no se habían preocupado de desarrollar la industria ni la agricultura, por ejemplo. Venezuela carece, además, de un sistema eficaz de transporte. Recién durante el gobierno del presidente Chávez se ha empezado a construir vías férreas, por ejemplo, algo incomprensible para quienes vivimos en países donde las redes ferroviarias son enormes y que representan gran parte del transporte de personas y mercancías por vía terrestre.
Con respecto a que "Chávez regala el petróleo", hay que recordar que antes de que Chávez nacionalizara los recursos energéticos, sólo un país (Estados Unidos) y otras pocas empresas multinacionales podían explotar esos recursos, pagando impuestos irrisorios de menos de uno por ciento, sin contar con todos los subproductos y otros derivados que esas empresas se llevaban gratis (VER). Actualmente, los impuestos que deben pagar las empresas petroleras son de mínimo treinta por ciento (VER 1) (VER 2).
Ahora bien, Venezuela ha sufrido una de las peores inundaciones de su historia, al igual que Colombia. La solidaridad entre los venezolanos ha sido sorprendente. La rápida acción del gobierno también lo ha sido (ver artículos anteriores sobre las inundaciones). En cuanto a la ayuda humanitaria internacional, ésta ha sido buena y oportuna. Todos los países hermanos, con los que Venezuela tiene convenios económicos, han enviado ayuda. Países europeos también han enviado ayuda, especialmente España y Portugal.
Eso es solidaridad. Así ha sido siempre. Pero la oposición venezolana no lo entiende. ¿Por qué?
No es que no lo entienda, en realidad. Pero se trata de hacer creer a sus simpatizantes y al pueblo en general que eso no es importante, que ante todo están los intereses nacionales. Es verdad que en primer lugar hay que satisfacer las necesidades del propio país. Pero cuando hay quienes tienen mayores necesidades, cuando se trata de salvar vidas, se puede dar una pequeña parte de todo lo que se necesita para el país. Y en la misma forma que un país ayuda a otro en una circunstancia determinada, así también se recibe la ayuda de otros países en otra ocasión.
Lamentablemente, todo eso desaparece en las mentes de los simpatizantes de la oposición venezolana, que son bombardeados día y noche con la propaganda política, abierta muchas veces y la mayoría de las veces en forma de comentarios "neutrales" en emisoras y canales de televisión que contratan a periodistas y políticos expertos en difamar. Los medios de comunicación entregan una visión distorsionada de la realidad, creando un estado de intranquilidad en la población al afirmar que se está menoscabando la soberanía nacional, lo que despierta un chovinismo egoísta entre muchos ciudadanos.
Hasta aquí me he referido a la solidaridad internacional, la que existe entre países, que es aceptada por todo el mundo, con excepción de los políticos de oposición venezolanos.
Nos queda ahora abordar la solidaridad a nivel nacional, cuando se trata de la distribución de las riquezas de un país o cuando se debe actuar en casos de emergencia.
Aquí es donde vemos las diferencias en los distintos países del mundo. En algunos países la solidaridad es casi nula, porque las instituciones del estado burgués están destinadas a mantener las diferencias sociales, con un leve mejoramiento en los países que han logrado un buen desarrollo económico, obtenido en su mayor parte gracias a la explotación de otros países. En esos países aparece la solidaridad únicamente cuando ocurre alguna catástrofe y se entrega ayuda como si se tratara de dádivas, cuando es obligación del Estado solucionar los problemas de los afectados o damnificados.
En algunos países de Europa donde se ha logrado llegar a la sociedad del bienestar hay beneficios que tienen los trabajadores que ni siquiera se pueden soñar aún en los países pobres (VER UNO DE MIS ARTÍCULOS SOBRE SUECIA). Sin embargo, esa sociedad o estado del bienestar depende de varios factores que la pueden hacer tambalear e incluso la pueden llevar a un colapso total, si se presentan más crisis económicas como la que aún está afectando a Europa y Estados Unidos (VER), lo que ha ocurrir tarde o temprano, porque los mercados internacionales están controlados por especuladores, que juegan con las economías de todos los países. La especulación llevará inexorablemente a la ruina de muchas pequeñas y medianas empresas, al aumento desproporcionado del desempleo -que es normal en una sociedad capitalista pero al aumentar demasiado, hace disminuir el consumo- lo que puede llevar a una deflación y consiguiente caos económico y social.
Conscientes de ese enornme riesgo (por primera vez y más que nada gracias a las advertencias de estadistas progresitas como Hugo Chávez y Lula da Silva), algunos políticos europeos e incluso el presidente Obama, están intentando controlar la especulación, otorgando mayor poder regulador al estado. Hasta ahora se puede decir que en esos países ha habido cierta solidaridad, garantizada por las legislaciones vigentes. Pero cuando se trata de resolver crisis, la solidaridad empieza a diluirse. Todos los proyectos sociales o las regalías que los trabajadores obtuvieron durante siglos de lucha empiezan a desaparecer o a disminuir. Ya sabemos qué medidas se están tomando en el Reino Unido, en Grecia, en España, en Francia, etc. A esos países les seguirán todos los demás países europeos (VER).
Tomemos algunos ejemplos: se aumenta la edad para recibir pensión o jubilación (en Venezuela y Bolivia ocurre todo lo contrario, pues la edad para obtener pensión disminuye), aumentan las matrículas universitarias (hasta triplicarlas, en Gran Bretaña, por ejemplo), se eliminan los bonos de ayuda para quienes están desempleados, se eliminan muchos proyectos culturales, se privatiza la salud y la educación, etc.
Se sale de las crisis tomando medidas que afectan a la mayor parte de la población, mientras se mantienen las regalías de los ricos. Incluso se incentiva a los empresarios para que, supuestamente, creen nuevos puestos de trabajo, dismunuyendo sus impuestos.
Esas medidas no son, en absoluto, actos de solidaridad. Son más bien acciones que aumentan la desiguadad social, la ignorancia y el deterioro de la salud de los habitantes.
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SOBRE LA MONARQUÍA:
SOBRE EL CAPITALISMO:
CAPITALISMO Y LIBERTAD, LA GRAN MENTIRA
Democracia, Igualdad y Libertad Crítica al Capitalismo
Crítica a pensamientos apologéticos del capitalismo
Interesante artículo, pero no comparto algunas afirmaciones sobre el socialismo igualitario. Esto no es propio de la pequeña burguesía. Haré análisis profundo en otra ocasión.
TRAMPAS DEL HÍPER-INDIVIDUALISMO
EL FENÓMENO DE LA MUNDIALIZACIÓN
IGUALDAD Y CAPITALISMO
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