ASÍ COMO HAY CLASES PRIVILEGIADAS, TAMBIÉN SE FORMAN GRUPOS DE TRABAJADORES PRIVILEGIADOS, QUE TIENEN PODER DE FRENAR LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES QUE NECESITA UN PAÍS.
Con los artículos anteriores sobre grupos de trabajadores privilegiados, he querido advertir sobre el problema permanente de grupos de trabajadores que, gracias a la situación estratégica de las actividades productivas o de servicios a las que se dedican, pueden ejercer gran influencia en la sociedad.
Esos trabajadores pueden elegir sindicatos o representantes que sólo tienen como meta satisfacer sus propios intereses, como grupo, sin importarles el desarrollo de todo el país ni las reivindicaciones sociales de todos los ciudadanos.
El tema es muy amplio y se deben hacer estudios profundos para entender esta situación. Yo sólo señalo, muy modestamente, algunos aspectos de un problema que puede ser decisivo para cualquier Revolución.
Un proceso revolucionario tiene como enemigos principales a la oligarquía y a grupos afines a esa clase dominante, en grandes sectores de la pequeña burguesía. Pero también tiene enemigos en algunos grupos de trabajadores organizados en sindicatos que ignoran la importancia de construir una sociedad justa.
De hecho, todos los sindicatos han surgido del interés por reivindicar los derechos de grupos de trabajadores, en primer lugar. Algunos sindicatos han llegado a formar confederaciones de trabajadores, con objetivos más amplios, pero todavía teniendo como meta fundamental el mejoramiento de las condiciones de de trabajo o aspiraciones salariales para un reducido grupo de la sociedad. Por eso ha sido fácil para la burguesía, utilizarlos para dividir a los trabajadores, en muchos procesos de cambio social.
En las sociedades capitalistas, estos grupos pueden llevar a cabo luchas en forma independiente de todos los demás trabajadores y pueden llegar a lograr enormes beneficios, como es el caso que analizo en el primer capítulo de esta serie: los controladores aéreos en España. Por constituir su trabajo un importante y estratégico dispositivo de la nación, estos trabajadores consideran que tienen derecho a salarios muy superiores a los de otros trabajadores. Lo más paradójico es que, en este caso, hay dos aspectos que se contradicen, cuando se intenta reivindicar algunos derechos:
1.- Se menciona el estrés que sufren los controladores, por su obligación de estar concentrados en un trabajo muy delicado, en el que cualquier pequeño error puede ocasionar una catástrofe. Bien, supongamos que tiene razón. Los controladores necesitan mayor descanso.
2.- Los controladores apelan a su derecho de trabajar mayor cantidad de horas extras, para así aumentar mucho más sus salarios, que ya son muy altos. ¿En qué quedamos, entonces? Por una parte se menciona el estrés como factor determinante para obtener mejores salarios. Y al mismo tiempo están dispuestos a trabajar más horas extras... ¿Dónde queda entonces su necesidad de evitar el estrés? ¿Es que no necesitan más tiempo para descansar y así lograr mayor rendimiento y menos estrés?
En el segundo capítulo me he referido a los mineros chilenos, que siempre fueron postergados y extremadamente explotados durante los gobiernos anteriores al de Salvador Allende (1970-1973). A pesar de haber obtenido mejores condiciones de trabajo y mejoras salariales, durante el corto periodo en el que gobernó la izquierda, no supieron anteponder los intereses nacionales a sus mezquinos intereses de pequeño grupo privilegiado y se plegaron a la ola de huelgas que llevaban a cabo los dueños de medios de transporte y comerciantes. Sus actitudes fueron egístas y contrarrevolucionarias.
En el tercer capítulo he mencionado al "campesinado", refiriéndome fundamentalmente a los productores y dueños de extensiones de tierra relativamente pequeñas. Gran parte de este grupo se identifica con la pequeña burguesía.
Debo agregar que este grupo aumenta en número cuando se llevan a cabo reformas agrarias. Esas reformas tienen como finalidad redistribuir las tierras, para que gran cantidad de campesinos se conviertan en productores independientes. En esos casos lo que se logra es aumentar el número de productores privados, de nuevos dueños de tierra, cuyos intereses son los de obtener ganancias, al igual que la mayoría de comerciantes pertenecientes a la pequeña burguesía. Esos productores contratan fuerza de trabajo, convirtiéndose en nuevos explotadores. Puesto que sus intereses, tarde o temprano chocarán con los intereses del resto de la nación, pasarán a ser en su gran mayoría contrarrevolucionarios, si se lleva a cabo un proceso de cambios estructurales.
Hay varios caminos para evitar esos conflictos. Uno es el cooperativismo. Pero esta forma de propiedad también implica riesgos, puesto que los integrantes de una cooperativa harán prevalecer, en primer lugar, sus propios intereses. Una cooperativa puede transformarse en un ente explotador, al utilizar fuerza de trabajo de fuera de la cooperativa. Por otra parte, su interés por obtener mayores ganancias los puede convertir en especuladores, lo que les permitirá explotar a los consumidores.
Anécdota: Hace pocos meses, un productor agrario solicitó un presupuesto a una empresa de excavación para hacer unos trabajos en una parcela, cerca de Casigua del Cubo. El precio era de
1 300 bólívares por un día de trabajo (8 horas) con una excavadora. Pasado un tiempo, al no ubicar a la empresa en cuestión, se solicitó un nuevo presupuesto a una cooperativa. Cual no fue la sorpresa del productor cuando supo que la cooperativa cobraba
30 000 bolívares por sólo una parte del trabajo. Otra empresa cobraba 1 500 bolívares diarios, pero debía darsele varios días de trabajo. La cooperativa (cuyos únicos beneficiarios son dos personas) cobraba una suma increíblemente más alta que las empresas privadas consultadas. Un clao caso de especulación.
La solución es crear nuevas formas de propiedad, como la propiedad social. En tal caso, los medios de producción pasan a ser de toda la comunidad. Además, los trabajadores tienen participación en los beneficios adquiridos por la empresa, cuya meta es satisfacer las necesidades del sector en el que estará ubicada y, al mismo tiempo, contribuir al desarrollo integral de todo el país. En otra serie de capítulos abordaré el tema de distintas formas de propiedad, como la propiedad comunal, la propiedad familiar, etc.
El problema de grupos privilegiados de trabajadores abarca todas las áreas de la producción. En algunos países son las empresas petrolíferas, empresas distribuidoras de servicios como la electricidad, el gas, el agua, las telecomunicaciones, etc. Todas esas empresas de servicios estratégicos son verdaderas bombas de tiempo. Muchos trabajadores y sindicatos de esas empresas pueden tornarse chantajistas cuando se decidan a exigir mayores beneficios que el resto de la población. Muchos trabajadores de esas empresas ya tienen mejores condiciones laborales y mejores sueldos que el resto de los trabajadores. Pero su egoísmo les puede llevar a exigir aún más beneficios. Para evitar que so suceda, es necesario legislar, de tal modo que se asegure, en primer lugar, el cumplimiento en la calidad de los servicios y que la mayor parte de los beneficios de las empresas sean entregados al Estado, para suplir las necesidades sociales de toda la población.
En Venezuela se está llevando a cabo, como parte del proceso de cambios estructurales de la sociedad, la formación de varios nuevos tipos de empresas colectivas, con la participación directa del Poder Popular. También será interesante analizar todas esas formas de propiedad.
En otro capítulo me referiré a las cooperativas de países industralizados como Suecia, donde las cooperativas se han convertido en verdaderos gigantes, que otorgan ciertas regalías a sus asociados, pero siguen el ritmo especulativo de las demás empresas capitalistas del país.
ENLACES A MIS ARTÍCULOS SOBRE EL TEMA TRABAJADORES PRIVILEGIADOS:
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