SEGUNDA PARTE DE UNA SERIE DE VARIOS ARTÍCULOS. EL PRIMERO FUE PUBLICADO EL 21 DE ABRIL.
EL TRIUNFALISMO DE LA IZQUIERDA
Me he referido a este tema en otros artículos y en algún librito de Educación Popular. En alguno de ellos hice el comentario sobre el grito de guerra de los republicanos, durante la Guerra Civil Española: NO PASARÁN. También mencioné a los simpatizantes del presidente Allende, antes del Golpe Militar de 1973: NO NOS MOVERÁN. Una de las arengas de los partidarios del socialismo en Venezuela es NO VOLVERÁN.
Lamentablemente, los fascistas españoles pasaron y destruyeron la república e instauraron una férrea dictadura, con Francisco Franco a la cabeza. Esa dictadura duró 34 años. También los fascistas chilenos lograron derrocar al presidente Allende e instauraron una cruel dictadura que duró 17 años.
En el caso de España, a la muerte de Franco volvió a instaurarse la monarquía y un sistema de gobierno que reforzó al capitalismo. En Chile se hicieron algunas reformas que dieron un carácter "democrático" a los siguientes gobiernos, todos de corte neoliberal. Finalmente, en enero de 2010, regresó la derecha más reaccionaria, en la persona de Sebastián Piñera.
En los dos casos, las fuerzas de izquierda fueron diezmadas. Hubo persecusiones, cárcel, tortura y desapariciones. Hubo prohibición de partidos políticos de izquierda; cierre de periódicos y radioemisoras; instauración de políticas educacionales reaccionarias y persecusión de los movimientos sindicales o de cualquier expresión de disconformidad con la dictaduras. Hubo una entrega total al imperialismo capitalista. Se logró un gran avance económico que beneficia fundamentalmente a las clases explotadoras, lo que es mucho más evidente en el caso chileno.
Los factores que influyeron en la derrota de la república española y del proceso revolucionario chileno fueron muchos y éstos se siguen repitiendo en otros procesos de cambio, como en el caso de Venezuela. Uno de esos factores (además del señalado en el artículo anterior) es el triunfalismo, que se expresa en distintas formas.
Hay una gran diferencia entre lo que se desea hacer y lo que se logra hacer. También hay diferencia entre lo que se puede comprobar y lo que se puede suponer.
Si se está en una posición de gobierno, es muy difícil evaluar la percepción en la población del trabajo hecho durante largo tiempo, puesto que los informantes son afines a las ideas del gobierno y tienen una tendencia a ver sólo lo bueno que se hace, creyendo que todos los ciudadanos están conscientes de los cambios positvos, sin hacer estudios centíficos sobre lo que realmente piensa la mayoría de la población.
Puesto que los ataques de la derecha son muy virulentos, las respuestas también son fuertes, en muchos casos. Se produce el fenómeno de ataque y defensa, sin estrategia ni planificación sino con declaraciones o acciones espontáneas y contradictorias. Las críticas de la misma izquierda se confunden y a veces son catalogadas como apoyo a los ataques de los adversarios.
Se pierde la objetividad y se responde con pasión y fanatismo, sin reflexionar lo suficiente antes de emitir juicios. Se ataca al enemigo (muy legítimo, pero se debe hacer en forma clara), en lugar de explicar pedagógicamente los logros de la Revolución y los objetivos finales de la misma. Se pierde la perspectiva de análisis o se la deja completamente a un lado. No me refiero al presidente ni a sus ministros, en este caso, aunque ellos también tienen responsabilidad de que eso ocurra.
Recuerdo muy bien el diálogo entre dos militantes socialistas, hace pocos días, de acuerdo a un intercambio de mensajes de texto:
- ¿A qué se refiere, específicamente, camarada?
- Pues... a la situación actual de vulnerabilidad. Si no se adoptan medidas urgentes, este proceso se va a pique. Si no se toman medidas radicales, va a ganar la derecha en diciembre de 2012.
- No se preocupe, todo está bien, los escuálidos no volverán y el único candidato que puede ganar es el Comandante Chávez.
- Pero es que el pueblo no tiene información suficiente y la oposición está llevando a cabo efectivas campañas mediáticas, que confunden a los ciudadanos.
- Pero el pueblo ahora está más consciente que antes. Ahora la gente se da cuenta de que sólo con Chávez se obtendrán beneficios. Los trabajadores saben que si gana la oposición se pierden las conquistas sociales.
- Lamento no estar de acuerdo en eso de que el pueblo está consciente. Hay gran parte de la población que no tiene conciencia alguna y están dispuestos a irse con quien les prometa soluciones a corto plazo.
- Pero Chávez va a ganar. No lo dude, camarada.
La respuesta que da uno de los militantes socialistas a otro, que se muestra preocupado por la situación actual, es la misma de muchos simpatizantes del presidente Chávez, que no son capaces de reflexionar sobre los riesgos evidentes de que la derecha tome nuevamente el poder.
Esto me recuerda a un amigo comunista con el que yo analizaba la situación en Polonia, en 1981, antes de que triunfaran los sindicalistas, con Lech Walesa, como líder y sacaran del poder al general Jaruzelski. En esa oportunidad me dijo el amigo comunista que la reacción no tenía posibilidad alguna de hacerse con el poder en el país de Chopin, que Jaruselski continuaría por mucho tiempo más en la presidencia y que ningún movimiento contrarrevolucionario podría terminar con el gobierno comunista.
Mi amigo era un militante muy entusiasta y fiel a los principios revolucionarios, como cientos de otros amigos que conocí en aquella época durante mi estadía en varios países europeos, incluyendo Polonia, en el que estuve en sólo dos oportunidades y de paso. Todos ellos eran religiosamente apasionados y defendían ciegamente a los gobiernos socialistas. Para ellos no había posibilidad alguna de vuelta atrás en los procesos revolucionarios. Estaban convencidos de que el socialismo triunfaría en el mundo, algo que yo daba ya por descartado, después de haber sido testigo del descontento de mucha gente, que veía que que algunos de sus problemas básicos no eran resueltos. Además, eran constantemente bombardeados por la propaganda norteamericana en los programas de televisión y de radio, como "Europa Libre". Mi pesimismo me llevaba a un extremo totalmente opuesto al de mis amigos.
Al poco tiempo se empezó a desmoronar todo aquel supuesto "sólido sistema socialista europeo". Vino la "apertura" en la Unión Soviética y su posterior desmembramiento. También cayó el Muro de Berlín, que yo mismo había cruzado en dos oportunidades en el año 1976, experiencia muy útil, que me da buena base para futuros análisis sobre la sociedad alemana de aquella época. Los viajes, la curiosidad y el sentido de observación otorgan herramientas muy valiosas para comprender cómo funcionan algunas sociedades. Por otra parte, hay experiencas que nunca más se van a volver a repetir. Ya no existen los dos Berlines de aquella época. Ya no se puede comparar el comportamiento, las costumbres ni la forma de pensar de los berlineses orientales y occidentales, que estaban tan cerca unos de otros y vivían en dos sociedades totalmente distintas, por ejemplo.
El hecho de haber vivido tan de cerca muchos cambios sociales y políticos me ha ayudado a reconocer el peligro en todos los lugares que visito. Muchas situaciones son similares y muchos de los errores, también.
El triunfalismo es como una especie de coraza de papel. Es algo a lo que se recurre para aferrarse a una idea o una esperanza. Y se transmite como una enfermedad contagiosa. Es triunfalismo lleva a muchos a levantar los puños y gritar con todas sus fuerzas, sin imaginar siquiera que al día siguiente o dentro de algunos meses, esos puños alzados, las arengas y los buenos deseos pueden quedar acallados y aplastados por un poderoso y cruel talón de hierro, como aquél al que hace alusión Jack London en una de sus mejores novelas. Ese talón de hierro está confeccionado en los mejores laboratorios y talleres del imperialismo y se lo prepara para actuar en el momento que se lo considere oportuno.
En la actualidad, ya lo hace en Libia y en muchos otros países árabes. Por ahora, las fuerzas imperialistas están concentradas en un continente. Pero sus tentáculos están extendiéndose silenciosamente por sobre toda América Latina, donde están algunas de las mayores reservas de recursos naturales. No es un secreto, en absoluto, que uno de los blancos más prioritarios es Venezuela. Por eso es conveniente que la defensa de la Revolución en ese rico país suramericano sea efectiva, dejando a un lado todo vestigio de triunfalismo.
No basta con los buenos deseos o las buenas intenciones. Hay que estar atentos a los movimientos que hace el enemigo. Hay que fortalecer los sistemas de defensa, no sólo en logística y administración sino también en la parte ideológica e informativa.
Ayer, el presidente Chávez hizo importantes anuncios y se espera que los siga haciendo durante los próximos días. Pero en su discurso también se visumbra un alto grado de triunfalismo, al creer que las medidas anunciadas van a alegrar al pueblo. El principal anuncio fue el aumento de salarios, en dos etapas. La primera etapa comienza el 1 de mayo, con un aumento de 15% y la segunda etapa comienza en 1 de septiembre, con un incremento de 10% (26,5%, en total). Además, se extiende la obligació de dar una ayuda para alimentación, mediante los lamados "cestaticket". Antes esa obligación era para las empresas que tenían desde 20 empleados. A parir del 1 de mayo, todos los empleadores, sin excepción, deberán pagar es ayuda.
Durante su intervención en Cadena Nacional de radioemisoras y televisión, el mandatario venezolano mostró gráficos que muestran el incremento del salario mínimo durante muchos años, en el que se ve claramente el aumento considerable, desde que él comenzó a gobernar, en el año 1998.
En los gráficos se veía, también, el aumento de precios de los artículos de la canasta básica. Pero esos gráficos no representan la realidad que vive la población, porque sólo se consideran algunos productos y sin considerar la especulación engañosa que hacen los grandes comerciantes, que usan una serie de triquiñuelas para subir los precios en el mercado negro, precios no contabilizados en los gráficos.
¡De nada sirve un aumento de 15% en mayo, si los precios han estado subiendo desde hace mucho tiempo, sobrepasando algunos el 200%! El aumento del 10% restante, en septiembre, tampoco ayuda de mucho si hasta entonces los precios habrán aumentado desproporcionadamente, varias veces más.
Es una realidad que parece escapar a los ojos del presidente y de sus ministros. Las estadísticas no muestran lo siguiente:
El acaparamiento de alimentos y otros productos que se hace diariamente y a todos los niveles, desde las bodegas o almacenes de grandes distribuidores o comerciantes mayoristas hasta ciudadanos que se dedican a la economía informal o al contrabando hacia Colombia ocasionando problemas que no figuran en estadística alguna.
Un ejemplo, en Maracaibo, es ver grupos de guajiras (campesinas de la Guajira, mayormente colombianas) que visitan distintos supermercados. Estas mujeres se reúnen en los estacionamientos y pueden pasar varias horas seleccionando algunos productos que consideran convenientes si su precio es relativamente bajo o muy bajo. Entran y salen varias veces a los negocios y cada una compra una pequeña cantidad en cada oportunidad. Ahora, supongamos un grupo de cinco mujeres de distintas edades y de la misma familia, que entran y salen a razón de una cada media hora y compran un producto determinado de dos o tres unidades por vez, obtenemos la friolera de mínimo 24 x 5 = 120 unidades. Si llevan cinco productos son 600 unidades. Si las mujeres visitan los supermercados seis veces a la semana obtenemos 120 x 6 = 720 unidades. Si son cinco mujeres de la misma familia obtenemos 720 x 5 = 3600 unidades. Si esas mujeres venden los productos con un incremento de su precio en 50% obtienen una gran ganancia. Pero si logran venderlos en Colombia, la ganancia es su precio multiplicado por tres o más veces. Suponiendo que varios grupos de personas visitan los miles de supermercados que hay en todo Zulia, además de los mercales y pdevales, con el mismo objetivo, obtenemos cantidades asombrosas. ESO INFLUYE EN EL DESABASTECIMIENTO y no es considerado en las estadísticas. Este fenómeno puede ser presenciado por todo el mundo, pero casi nadie hace denuncias.
Además de esos grupos, que tienen objetivos puramente comerciales, hay mucha gente que hace compras impulsivas, influida por las campañas de desestabilizacion de los medios de comunicación privados. Esa gente compra más de lo que se necesita y va acumulando alimentos y otros productos que muchas veces se deterioran, aumentando así el desabastecimiento.
Acaparamiento y compras innecesarias, contrabando y comercio ilegal y especulativo va aumentando constantemente el problema. NADA DE ESO FIGURA EN LAS ESTADÍSTICAS.
Muchos dueños de cadenas de supermercados, farmacias, ferreterías, tiendas de menaje, etc., aumentan los precios en forma indiscriminada. Toda la población lo ve y lo sufre. Pero poco se puede hacer contra la especulación. Algunos comerciantes son visitados por INDEPABIS y por la Guardia Nacional o el Ejército. Algunos comercios ni siquiera dan recibos por la compras que hacen sus clientes. Ignoro cómo lo consiguen, pero raramente son sancionados.
Una comerciante china de un barrio de Maracaibo, por ejemplo, vende paquetes de pañales que valen 150 bolívares (que ya es muy alto) a más de 200 bolívares. Nunca entrega recibos y jamás le han cerrado su negocio, a pesar de especular abiertamente, como muchos otros comerciantes.
Un bebé consume entre 3 y 5 pañales al día. Esto significa que el gasto en pañales en un mes oscila entre 450 y 600 bolívares. Además de eso hay que considerar las cremas protectoras, jabones y champús, alimentos especiales (sobre todo si un bebé sufre algún tipo de alergia, como la intolerancia a la lactosa), medicinas, ropa, zapatos, etc. Si el bebé es dejado en una guardería (donde no hay "simoncitos") el costo es de 700 bolívarea o más.
Lo anterior implica que el gasto para satisfacer las necesidades de un bebé puede llegar a superar lo equivalente a un salario mínimo. ESTO TAMPOCO SE REFLEJA EN LAS ESTADÍSTICAS.
Ya se sabe que la especulación es una herramienta necesaria del capitalismo y se puede utilizar como arma para desestabilizar (ver mis artículos anteriores al respecto) gobiernos y derrocarlos. Los artífices de la clase burguesa son expertos en utilizar la especulación. La provocan y después saborean satisfechos los efectos que acarrean tanto sufrimiento y lágrimas para una gran parte de la población. Luego culpan al gobierno de las consecuencias que ellos han provocado.
En consecuencia, si la especulación no se combate con medidas eficaces, creando y utilizando todos los mecanismos de fiscalización y control (además de los ya existentes) posibles y se integra a toda la población en la vigilancia consciente, no habrá modo de detenerla. De nada servirán, entonces, las arengas y los gritos alusivos al triunfo de la Revolución.
Insisto en lo que he dicho en artículos anteriores sobre la especulación. E insisto en ser más realistas, reconocer los errores y enfrentar al capitalismo y recordar a todo el mundo que aún se está viviendo en el sistema capitalista, el que se debe cambiar para terminar definitivamente con la injusticia social. Insisto, muy encarecidamente, en terminar con el triunfalismo y ocupar los puestos de combate que la Revolución necesita. Si no se combate el triunfalismo, la oposición seguirá cosechando nuevos adeptos.
Este artículo será completado, dentro de algunos días.
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Puesto que los ataques de la derecha son muy virulentos, las respuestas también son fuertes, en muchos casos. Se produce el fenómeno de ataque y defensa, sin estrategia ni planificación sino con declaraciones o acciones espontáneas y contradictorias. Las críticas de la misma izquierda se confunden y a veces son catalogadas como apoyo a los ataques de los adversarios.
Se pierde la objetividad y se responde con pasión y fanatismo, sin reflexionar lo suficiente antes de emitir juicios. Se ataca al enemigo (muy legítimo, pero se debe hacer en forma clara), en lugar de explicar pedagógicamente los logros de la Revolución y los objetivos finales de la misma. Se pierde la perspectiva de análisis o se la deja completamente a un lado. No me refiero al presidente ni a sus ministros, en este caso, aunque ellos también tienen responsabilidad de que eso ocurra.
Recuerdo muy bien el diálogo entre dos militantes socialistas, hace pocos días, de acuerdo a un intercambio de mensajes de texto:
- ¿A qué se refiere, específicamente, camarada?
- Pues... a la situación actual de vulnerabilidad. Si no se adoptan medidas urgentes, este proceso se va a pique. Si no se toman medidas radicales, va a ganar la derecha en diciembre de 2012.
- No se preocupe, todo está bien, los escuálidos no volverán y el único candidato que puede ganar es el Comandante Chávez.
- Pero es que el pueblo no tiene información suficiente y la oposición está llevando a cabo efectivas campañas mediáticas, que confunden a los ciudadanos.
- Pero el pueblo ahora está más consciente que antes. Ahora la gente se da cuenta de que sólo con Chávez se obtendrán beneficios. Los trabajadores saben que si gana la oposición se pierden las conquistas sociales.
- Lamento no estar de acuerdo en eso de que el pueblo está consciente. Hay gran parte de la población que no tiene conciencia alguna y están dispuestos a irse con quien les prometa soluciones a corto plazo.
- Pero Chávez va a ganar. No lo dude, camarada.
La respuesta que da uno de los militantes socialistas a otro, que se muestra preocupado por la situación actual, es la misma de muchos simpatizantes del presidente Chávez, que no son capaces de reflexionar sobre los riesgos evidentes de que la derecha tome nuevamente el poder.
Esto me recuerda a un amigo comunista con el que yo analizaba la situación en Polonia, en 1981, antes de que triunfaran los sindicalistas, con Lech Walesa, como líder y sacaran del poder al general Jaruzelski. En esa oportunidad me dijo el amigo comunista que la reacción no tenía posibilidad alguna de hacerse con el poder en el país de Chopin, que Jaruselski continuaría por mucho tiempo más en la presidencia y que ningún movimiento contrarrevolucionario podría terminar con el gobierno comunista.
Mi amigo era un militante muy entusiasta y fiel a los principios revolucionarios, como cientos de otros amigos que conocí en aquella época durante mi estadía en varios países europeos, incluyendo Polonia, en el que estuve en sólo dos oportunidades y de paso. Todos ellos eran religiosamente apasionados y defendían ciegamente a los gobiernos socialistas. Para ellos no había posibilidad alguna de vuelta atrás en los procesos revolucionarios. Estaban convencidos de que el socialismo triunfaría en el mundo, algo que yo daba ya por descartado, después de haber sido testigo del descontento de mucha gente, que veía que que algunos de sus problemas básicos no eran resueltos. Además, eran constantemente bombardeados por la propaganda norteamericana en los programas de televisión y de radio, como "Europa Libre". Mi pesimismo me llevaba a un extremo totalmente opuesto al de mis amigos.
Al poco tiempo se empezó a desmoronar todo aquel supuesto "sólido sistema socialista europeo". Vino la "apertura" en la Unión Soviética y su posterior desmembramiento. También cayó el Muro de Berlín, que yo mismo había cruzado en dos oportunidades en el año 1976, experiencia muy útil, que me da buena base para futuros análisis sobre la sociedad alemana de aquella época. Los viajes, la curiosidad y el sentido de observación otorgan herramientas muy valiosas para comprender cómo funcionan algunas sociedades. Por otra parte, hay experiencas que nunca más se van a volver a repetir. Ya no existen los dos Berlines de aquella época. Ya no se puede comparar el comportamiento, las costumbres ni la forma de pensar de los berlineses orientales y occidentales, que estaban tan cerca unos de otros y vivían en dos sociedades totalmente distintas, por ejemplo.
El hecho de haber vivido tan de cerca muchos cambios sociales y políticos me ha ayudado a reconocer el peligro en todos los lugares que visito. Muchas situaciones son similares y muchos de los errores, también.
El triunfalismo es como una especie de coraza de papel. Es algo a lo que se recurre para aferrarse a una idea o una esperanza. Y se transmite como una enfermedad contagiosa. Es triunfalismo lleva a muchos a levantar los puños y gritar con todas sus fuerzas, sin imaginar siquiera que al día siguiente o dentro de algunos meses, esos puños alzados, las arengas y los buenos deseos pueden quedar acallados y aplastados por un poderoso y cruel talón de hierro, como aquél al que hace alusión Jack London en una de sus mejores novelas. Ese talón de hierro está confeccionado en los mejores laboratorios y talleres del imperialismo y se lo prepara para actuar en el momento que se lo considere oportuno.
En la actualidad, ya lo hace en Libia y en muchos otros países árabes. Por ahora, las fuerzas imperialistas están concentradas en un continente. Pero sus tentáculos están extendiéndose silenciosamente por sobre toda América Latina, donde están algunas de las mayores reservas de recursos naturales. No es un secreto, en absoluto, que uno de los blancos más prioritarios es Venezuela. Por eso es conveniente que la defensa de la Revolución en ese rico país suramericano sea efectiva, dejando a un lado todo vestigio de triunfalismo.
No basta con los buenos deseos o las buenas intenciones. Hay que estar atentos a los movimientos que hace el enemigo. Hay que fortalecer los sistemas de defensa, no sólo en logística y administración sino también en la parte ideológica e informativa.
Ayer, el presidente Chávez hizo importantes anuncios y se espera que los siga haciendo durante los próximos días. Pero en su discurso también se visumbra un alto grado de triunfalismo, al creer que las medidas anunciadas van a alegrar al pueblo. El principal anuncio fue el aumento de salarios, en dos etapas. La primera etapa comienza el 1 de mayo, con un aumento de 15% y la segunda etapa comienza en 1 de septiembre, con un incremento de 10% (26,5%, en total). Además, se extiende la obligació de dar una ayuda para alimentación, mediante los lamados "cestaticket". Antes esa obligación era para las empresas que tenían desde 20 empleados. A parir del 1 de mayo, todos los empleadores, sin excepción, deberán pagar es ayuda.
Durante su intervención en Cadena Nacional de radioemisoras y televisión, el mandatario venezolano mostró gráficos que muestran el incremento del salario mínimo durante muchos años, en el que se ve claramente el aumento considerable, desde que él comenzó a gobernar, en el año 1998.
En los gráficos se veía, también, el aumento de precios de los artículos de la canasta básica. Pero esos gráficos no representan la realidad que vive la población, porque sólo se consideran algunos productos y sin considerar la especulación engañosa que hacen los grandes comerciantes, que usan una serie de triquiñuelas para subir los precios en el mercado negro, precios no contabilizados en los gráficos.
¡De nada sirve un aumento de 15% en mayo, si los precios han estado subiendo desde hace mucho tiempo, sobrepasando algunos el 200%! El aumento del 10% restante, en septiembre, tampoco ayuda de mucho si hasta entonces los precios habrán aumentado desproporcionadamente, varias veces más.
Es una realidad que parece escapar a los ojos del presidente y de sus ministros. Las estadísticas no muestran lo siguiente:
El acaparamiento de alimentos y otros productos que se hace diariamente y a todos los niveles, desde las bodegas o almacenes de grandes distribuidores o comerciantes mayoristas hasta ciudadanos que se dedican a la economía informal o al contrabando hacia Colombia ocasionando problemas que no figuran en estadística alguna.
Un ejemplo, en Maracaibo, es ver grupos de guajiras (campesinas de la Guajira, mayormente colombianas) que visitan distintos supermercados. Estas mujeres se reúnen en los estacionamientos y pueden pasar varias horas seleccionando algunos productos que consideran convenientes si su precio es relativamente bajo o muy bajo. Entran y salen varias veces a los negocios y cada una compra una pequeña cantidad en cada oportunidad. Ahora, supongamos un grupo de cinco mujeres de distintas edades y de la misma familia, que entran y salen a razón de una cada media hora y compran un producto determinado de dos o tres unidades por vez, obtenemos la friolera de mínimo 24 x 5 = 120 unidades. Si llevan cinco productos son 600 unidades. Si las mujeres visitan los supermercados seis veces a la semana obtenemos 120 x 6 = 720 unidades. Si son cinco mujeres de la misma familia obtenemos 720 x 5 = 3600 unidades. Si esas mujeres venden los productos con un incremento de su precio en 50% obtienen una gran ganancia. Pero si logran venderlos en Colombia, la ganancia es su precio multiplicado por tres o más veces. Suponiendo que varios grupos de personas visitan los miles de supermercados que hay en todo Zulia, además de los mercales y pdevales, con el mismo objetivo, obtenemos cantidades asombrosas. ESO INFLUYE EN EL DESABASTECIMIENTO y no es considerado en las estadísticas. Este fenómeno puede ser presenciado por todo el mundo, pero casi nadie hace denuncias.
Además de esos grupos, que tienen objetivos puramente comerciales, hay mucha gente que hace compras impulsivas, influida por las campañas de desestabilizacion de los medios de comunicación privados. Esa gente compra más de lo que se necesita y va acumulando alimentos y otros productos que muchas veces se deterioran, aumentando así el desabastecimiento.
Acaparamiento y compras innecesarias, contrabando y comercio ilegal y especulativo va aumentando constantemente el problema. NADA DE ESO FIGURA EN LAS ESTADÍSTICAS.
Muchos dueños de cadenas de supermercados, farmacias, ferreterías, tiendas de menaje, etc., aumentan los precios en forma indiscriminada. Toda la población lo ve y lo sufre. Pero poco se puede hacer contra la especulación. Algunos comerciantes son visitados por INDEPABIS y por la Guardia Nacional o el Ejército. Algunos comercios ni siquiera dan recibos por la compras que hacen sus clientes. Ignoro cómo lo consiguen, pero raramente son sancionados.
Una comerciante china de un barrio de Maracaibo, por ejemplo, vende paquetes de pañales que valen 150 bolívares (que ya es muy alto) a más de 200 bolívares. Nunca entrega recibos y jamás le han cerrado su negocio, a pesar de especular abiertamente, como muchos otros comerciantes.
Un bebé consume entre 3 y 5 pañales al día. Esto significa que el gasto en pañales en un mes oscila entre 450 y 600 bolívares. Además de eso hay que considerar las cremas protectoras, jabones y champús, alimentos especiales (sobre todo si un bebé sufre algún tipo de alergia, como la intolerancia a la lactosa), medicinas, ropa, zapatos, etc. Si el bebé es dejado en una guardería (donde no hay "simoncitos") el costo es de 700 bolívarea o más.
Lo anterior implica que el gasto para satisfacer las necesidades de un bebé puede llegar a superar lo equivalente a un salario mínimo. ESTO TAMPOCO SE REFLEJA EN LAS ESTADÍSTICAS.
Ya se sabe que la especulación es una herramienta necesaria del capitalismo y se puede utilizar como arma para desestabilizar (ver mis artículos anteriores al respecto) gobiernos y derrocarlos. Los artífices de la clase burguesa son expertos en utilizar la especulación. La provocan y después saborean satisfechos los efectos que acarrean tanto sufrimiento y lágrimas para una gran parte de la población. Luego culpan al gobierno de las consecuencias que ellos han provocado.
En consecuencia, si la especulación no se combate con medidas eficaces, creando y utilizando todos los mecanismos de fiscalización y control (además de los ya existentes) posibles y se integra a toda la población en la vigilancia consciente, no habrá modo de detenerla. De nada servirán, entonces, las arengas y los gritos alusivos al triunfo de la Revolución.
Insisto en lo que he dicho en artículos anteriores sobre la especulación. E insisto en ser más realistas, reconocer los errores y enfrentar al capitalismo y recordar a todo el mundo que aún se está viviendo en el sistema capitalista, el que se debe cambiar para terminar definitivamente con la injusticia social. Insisto, muy encarecidamente, en terminar con el triunfalismo y ocupar los puestos de combate que la Revolución necesita. Si no se combate el triunfalismo, la oposición seguirá cosechando nuevos adeptos.
Este artículo será completado, dentro de algunos días.
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