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sábado, 13 de noviembre de 2021

¿Y AHORA, QUÉ? ¿Ya tenemos que olvidarnos del coronavirus? SEGUNDA PARTE

Lo expuesto en la primera parte era una especie de vaticinio, que lamentablemente se va cumpliendo: en Europa aumentan considerablemente los contagios de Covid-19. Da la impresión de que la mayoría de la gente ya da por superada la pandemia y es tan común que haya nuevos contagiados que se lo acepta como algo normal y aceptable. De las extremas medidas que se tomaron ya no queda casi nada y casi nadie se cuida. Es verdad que había medidas absurdas, que nunca se debieron tomar. Pero hay otras que se debieron tomar mucho antes de la actual pandemia. Y se deberían seguir tomando, como mantener la distancia de seguridad, mantener una buena higiene, evitar los saludos cercanos de manos, codos o puños, los abrazos, etcétera. Por supuesto que hay que seguir evitando aglomeraciones y reuniones en lugares que no tienen buena ventilación. Eso es necesario, pero ya casi nadie lo hace. La gente organiza fiestas y reuniones, sin tener en cuenta los riesgos que aún existen. Y sin pensar que antes de la pandemia también había riesgo de contagiarse de muchas otras enfermedades, que se pudieron evitar si hubiéramos tomado las precauciones necesarias.

Lo que sí se hace, en muchos países, es usar la mascarilla, la medida más ineficaz de todas. Por supuesto, mucha de la gente que usa la mascarilla se sigue contagiando, porque descuidan todas las otras medidas. La gente cree que poniéndosela, ya están protegidos. Pero toman cosas que mucha otra gente manipula al tocarlas o al toser o estornudar sobre ellas. Luego se tocan la cara, los labios, la nariz y las orejas. Es así como se contagian, a pesar de su "amuleto" que les impide respirar convenientemente.

La vacuna sí que puede evitar los contagios, o hacer que la gente no se enferme de mucha gravedad. Estar vacunado también puede dar la sensación de que no hay riesgo de contraer la enfermedad. Está científicamente probado que la vacuna  no es, en absoluto, una protección 100 por ciento segura. 

Conviene repetir lo escrito anteriormente en esta entrada: no sólo se trata de la Covid-19. Hay cientos de otras enfermedades que se pueden transmitir por el contacto de nuestras manos con cientos de objetos que tocamos todos los días. En cada gramo cuadrado de tierra hay 40 millones de bacterias, sin contar con los virus que puede haber dentro y fuera de ellas. 

Los virus y bacterias también están en el aire, pero en forma muy dispersa, lo que los hace menos peligrosos. Sobre cada metro cuadrado se depositan, cada día, 800 millones de virus y 20 millones de bacterias. De todos esos gérmenes, el virus Covid-19 representa una ínfima cantidad. 

Antes nadie lo pensaba y ahora son muy pocos los que lo hacen: los virus y bacterias nos tienen rodeados y dentro de nuestros organismos también los hay en enormes cantidades. En nuestro cuerpo viven, aproximademente 39 billones de bacterias, aunque la mayoría nos ayudan en nuestro metabolismo. Lo mismo sucede con los virus, que también nos ayudan en nuestras funciones metabólicas y defensa inmunológica. Estos están en cantidades 10 veces superiores a las bacterias. 

Conviene recordar, además, que nuestras células tienen muchos orgánulos u organelas. Entre estas organelas está la mitocondria, que se supone fue, en sus orígenes, una bacteria. En cada célula tenemos, aproximadamente, unas 800 mitocondrias. Esta organela es una de las partes fundamentales de la célula humana y tiene su propio ADN. Podríamos decir que nuestros organismos son la unión de muchas bacterias, que se fueron especializando a través de millones de años. Por lo tanto, la vida es una lucha entre nuestras propias bacterias y virus contra agentes externos. Al mismo tiempo, algunas de nuestras bacterias también se pueden transformar en nuestras enemigas, así como nuestro sistema inmune, que también puede llegar a serlo. Lo importante es que tenemos que defendernos, fundamentalmente, de los agentes externos. En cuanto a nuestro organismo, debemos intentar mantener un buen equilibrio mediante buena alimentación y ejercicio físico. Y no es la primera vez que se alude a esta buena combinación, en este blog.