Se puede decir, sin exagerar, que la creación de Estado Islámico es la máxima expresión del fanatismo religioso, del terrorismo institucionalizado y fuente de las más horribles aberraciones que se puedan cometer, tanto en forma individual como de grupo. Lo peor es que sus líderes creen que le hacen un bien a la Humanidad. En nombre de un dios (al que insultan con sus acciones, suponiendo que existe) promueven la tortura, el asesinato, las violaciones de ninas y adolescentes en masa, la decapitación de seres vivos o de cadáveres para presentar orgullosamente sus trofeos al mundo como hazanas y para amedrentar a todos los que se opongan a sus ideas y a sus planes. Para ellos todos son enemigos: los cristianos, los ateos e incluso quienes profesan otras religiones islamistas. Y a los enemigos hay que humillarlos y hacerlos desaparecer, recurriendo a las más horrendas formas de crueldad y denigración inhumana.
Al igual que Al Qaeda, el EI es producto de los planes imperiales de Estados Unidos y sus grandes aliados, como Israel y Arabia Saudita, enemigos entre sí pero con muchas características comunes. Cabe recordar que fue Estados Unidos quien financió y apoyó a los talibanes y a Osama Bin Laden, hasta que éste empezó a marcar distancias y elegir por su cuenta los planes que más le convenían. O por lo menos eso es lo que nos han hecho creer. El EI se nutre principalmente de la lucha contra el gobierno sirio y lucha primero apoyando a todos los que se oponían a Bashar al Assad. Como no pudieron derrotar al ejército sirio, pese a todo el apoyo que recibieron de Turquía, Arabia Saudí y Estados Unidos, los yihadistas se concentraron en Irak, donde han logrado sus más grandes triunfos. Mientras atacaban sólo a Siria recibían apoyo de occidente. Ahora amenazan a todo el mundo árabe, en primer lugar y a futuro también al resto del mundo. Por eso ahora occidente reacciona y se alía con cualquiera que le pueda hacer frente al EI. Por un momento da la impresión de que desde la Casa Blanca hasta Irán, pasando por Hezbollah están de acuerdo en que el EI es el peor enemigo del mundo.
Los fanáticos del EI saben que no basta con conquistas militares. Por eso implantan sistemas de educación destinados a mantener a los habitantes (de los países que invaden) en la más grande ignorancia, eliminando cualquier tema que signifique incentivar el pensamiento libre, la superación intelectual.
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