LA VERDAD, SIEMPRE LA VERDAD.

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sábado, 12 de julio de 2014

CONVIVENCIA VECINAL Y TOLERANCIA

ENTRADA COMENZADA EL 12 DE JULIO, NOCHE EN EUROPA.
Nunca se me había hecho tan difícil encontrar un título para esta entrada. Tampoco he tenido antes tantas dificultades para empezar su redacción. Quisiera enviar un mensaje aunque no sé quién puede ser su receptor o si ese receptor o receptora está dispuesto a entender el contenido del mensaje. En este mundo de guerras y conflictos, de los que ha habido constantemente en todos los continentes y en todas las épocas, cabe preguntarse si el ser humano está predestinado a destruirse a sí mismo y todo lo que hay en su derredor. La destrucción se lleva  a cabo en muchas formas, desde la económica y religiosa hasta la simplemente brutal, recurriendo a atentados, asesinatos y secuestros. Las primeras son silenciosas, metódicas y muy prolongadas. Las segundas son sorprendentes, rápidas y suelen tener corta duración, aunque hay excepciones en esto último, como la invasión y ocupación de los territorios palestinos por parte del sionismo israelí, donde actualmente se están intensificando los bombardeos iniciados hace algunos días, sembrando de muerte, enfermedades y miseria a una población secuestrada en su propio territorio.

Por mucho que se hable de buenas intenciones, de fortalecer la democracia, de mantener buenas relaciones políticas y económicas, hay fuerzas que sólo tienen como objetivo la destrucción de lo que consideran contrario a sus planes hegemónicos. Esas fuerzas son dirigidas por empresas y gobiernos que quieren dominar el planeta, asegurarse de obtener todos los recursos naturales y humanos para satisfacer las demandas de los grupos económicos que las avalan. Esas son las principales causas de las guerras e invasiones, en las que intervienen fanáticos religiosos y mercenarios. Algunos de los más claros ejemplos de esto han sido las invasiones de Irak y Libia, además de los conflictos bélicos en Siria y Ucrania. Son las mismas fuerzas en todas partes, aunque se disfrazan con nombres distintos o se adaptan a las costumbres de diversos grupos étnicos para intentar dar un cariz de originalidad, recurriendo a lo que tildan erróneamente de "revolución" o de "democratización". 

La falta de conocimientos de historia, filosofía, ciencia y arte es suplida por el interés por nuevas películas comerciales o series de televisión que usan los mismos argumentos plagiados de hace decenios, a los que se les suman efectos especiales y sus adecuadas dosis de violencia y pornografía muy bien disimuladas o por los muy bien publicitados eventos deportivos como el fútbol. Una reciente encuesta en Espana indica que la mayoría de sus habitantes entienden mucho más de deportes (que ellos mismos no practican sino del que sólo son espectadores) es el tema de conversación más habitual y del que todos disfrutan. Hay fanáticos que lloran cuando pierde su equipo favorito o se vuelven locos y saquean la propiedad pública y privada, como ocurrió hace algunos días en Brasil. En estos momentos, por ejemplo, hay millones de seres humanos que están tomando posición para presenciar los partidos de la semifinal del campeonato mundial. Muchos millones de espectadores van a ser testigos de lo que hace un grupo de personas que juegan en una cancha para "defender una camiseta". Magnífica oportunidad para las grandes empresas del fútbol (y todas las empresas que se benefician de esos eventos, que producen artículos muchas veces innecesarios) para planear compras y ventas de jugadores, que reciben emulentos millonarios por su "trabajo". Al mismo tiempo, billones de trabajadores, entre ellos muchos millones de profesionales como médicos, educadores, bomberos y albaniles, sólo para mencionar a algunos, obtienen salarios que jamás van a llegar a ser siquiera una milésima parte de lo que gana un jugador de fútbol. Médicos que salvan vidas, bomberos que arriesgan sus vidas para salvar bienes y personas, educadores que forman a los futuros constructores de la sociedad, deben conformarse con migajas, en comparación con jugadores que divierten a la gente. Los gritos, las pasiones, las alegrías que produce un gol o el final de un partido son más importantes para mucha gente. Esa gente y otros grandes grupos de habitantes de este pequeno planeta son indolentes a lo que ocurre en su derredor, ignoran o menosprecian los peligros que nos acechan ahora y en el futuro y no son capaces de levantar sus voces en contra de las injusticias, las malas artes de los magnates de las grandes empresas, la muerte y el hambre en muchos países, etc.

Continuación, 13 de julio, mediodía:

El hambre y la desigualdad se combate en muchos puntos del orbe, especialmente en algunos países latinoamericanos, como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Lamentablemente, las fuerzas de oposición de esos países se mantienen intactas, porque siguen poseyendo las mayores riquezas y están incrustadas en el aparato burocrático, en toda la superestructura de la sociedad, además de dominar los medios de comunicación, las empresas distribuidoras de discos y cinematografía y todo lo que pueda influir en la mente de los ciudadanos. Los gobiernos de izquierda no logran un buen sistema de información y caen en los mismos vicios de la prensa de la Oligarquía. Se oculta información o se intenta manipularla, consiguiendo (sin proponérselo) confundir a la población. En Venezuela, por ejemplo, se muestran a diario a los ministros y otros altos funcionarios entregando viviendas. Se resalta la calidad de las viviendas, comparándolas con las que los beneficiados han tenido anteriormente o que nunca han poseído. En las pantallas de la televisión esas personas muestran su agradecimiento, empezando con frases clásicas como "en primer lugar le doy las gracias a Dios", como si los esfuerzos del gobierno no fueran la principal razón de la solución a su problema habitacional. Los beneficiados muestran camisetas rojas, muchas de las cuales tienen impresas fotografías del extinto presidente Hugo Chávez o arengas políticas. Todos agradecen y le dicen al resto de la población que "crean en esto, que es verdad", que otras familias también van a ser beneficiadas con viviendas. Un espectador foráneo interpreta esto inmediatamente como propaganda política y da la impresión de que sólo son chavistas los que reciben viviendas de la campana gubernamental, Misión Vivienda. No son sólo los chavistas los que reciben viviendas pero la mala información entrega ese mensaje. Los medios de oposición, por su parte, nada informan sobre las entregas de vivienda ni otros logros de la revolución. Sólo se limitan a criticar al gobierno y a encontrar deficiencias en las viviendas entregadas o en otras obras que benefician a la mayor parte de de la población. Esos medios se dedican, además, a fomentar la escasez, que ellos contribuyeron a provocar y que actualmente alcanza límites nunca antes imaginados. El objetivo de los medios de oposición y los partidos que los sustentan es que la economía del país se hunda completamente para aparecer ellos como los "salvadores", que podrán entregar las riquezas del país en bandeja a las empresas multinacionales y a los dictados de las políticas neoliberales impuestas por Estados Unidos y sus aliados. Lamentablemente da la impresión de que lo están logrando. El gobierno hace los máximos esfuerzos por contrarrestar el desabastecimiento y fomentar la producción nacional. Pero los sabotajes de la oposición frenan esos esfuerzos. Al mismo tiempo, la división interna del PSUV, principal partido chavista, frena aún más esos esfuerzos. Por otra parte, no se logra derrotar la corrupción, que es muy extendida en todos los niveles, tanto entre gente de oposición como de los simpatizantes del gobierno. La mayoría de los venezolanos no se dan cuenta cuando ellos mismos participan en actos de corrupción, porque están acostumbrados a esa modalidad. Esa gente está acostumbrada a aprovechar las influencias de familiares y amigos o de funcionarios inescrupulosos. Para ellos es natural y aceptable pagar algo de dinero para que les hagan favores y siempre están dispuestos a pagar por servicios que muchas veces son gratuitos pero que a causa de la intrincada burocracia tardan mucho tiempo en ser satisfechos.  Lamentablemente, los intereses personales están por encima de los intereses de la comunidad. Cualquiera se vende con tal de obtener beneficios económicos o de otra índole. Ahora la corrupción aumenta a causa e la nueva situación de escasez. La tentación es enorme cuando en los supermercados no se encuentra casi nada. 

Continuación 13 de julio, medianoche:

Aparte de los problemas de tipo económico, de salud, de acceso al agua y a la electricidad, etc. hay problemas de convivencia entre vecinos, algo que no es an absoluto nuevo y que vive arraigado en la población. En Venezuela y en otros países no existe mucho respeto como el que hay en la mayoría de los países europeos (por lo menos en los países nórdicos), donde todo se resuelve con diálogo amistoso y quienes cometen errores los reconocen. Muchas veces quienes se involucran en algún conflicto, se piden disculpas mutuamente. Pero en Venezuela todo es distinto. A veces surgen conflictos a causa de problemas muy sencillos, para lo cual se requiere sólo un poco de buena voluntad. Pero prevalece la idea de no preocuparse de si sus acciones generan molestias y o pérdidas económicas a sus vecinos. Cuando una de las partes intenta buscar una solución, primero hay un desentendimiento del problema por la parte contraria, al mismo tiempo que se siente ofendida. Luego, simplemente se niega a oír argumentos y a pesar de que la parte afectada intente buscar una solución sufragando los gastos de pérdidas a causa de danos en una propiedad, por ejemplo, ni siquiera hay respuesta. Me pregunto si en estos casos hay alguna justificación en la conducta de las personas aludidas. ¿En qué forma se puede llegar a un entendimiento si una de las partes no quiere colaborar y ni siquiera quiere responder a las buenas intenciones de la parte contraria? Es tán fácil tener una buena convivencia con los vecinos si sólo se tienen presente que si todos se respetan y colaboran, puede existir armonía en el vecindario, lo que contribuye a la buena salud de todos los habitantes del sector.

Conozco muchos casos de situaciones difíciles entre vecinos, cada cual más absurdo y desagradable. En algunos casos hay rencillas constantes, insultos y hasta hechos de violencia, todo únicamente por falta de tolerancia, negación a dialogar y desprecio por el sufrimiento que se pueda ocasionar a otras personas. Ojalá llegue el día en que toda la gente se entienda y se olvide del orgullo personal para así poder contribir al bienestar de todos. Si la gente no es capaz de solucionar problemas muy sencillos de su vecindario, jamás va a lograr levantar a un país que necesita de la colaboración de todos sus habitantes.


 




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