Panorama es un periódico que se publica en Maracaibo, Venezuela. Aparentemente es un medio neutral. En sus páginas se puede ver noticias sobre algunas de las acciones del gobierno de izquierdas. Pero subliminalmente o en forma muy directa, este periódico inserta noticias y mensajes que favorecen a la oposición venezolana. Durante las campañas a las elecciones presidenciales, primero de Hugo Chávez y posteriormente de Nicolás Maduro por un lado y Henrique Capriles por el otro, este último siempre tuvo espacios estratégicos en sus páginas más importantes. Otra de las características de este periódico es el amarillismo, publicando todas las noticias más escabrosas posibles sobre asesinatos y asaltos. Hay que reconocer, sin embargo, que se denuncian actos de sabotaje y acaparamiento, el bachaqueo (contrabando y acaparamiento por parte de la población que se dedica a revender productos) y el contrabando (más del 50% de los alimentos que se producen en Venezuela son enviados de contrabando a Colombia). No se denuncia, sin embargo a los especuladores, solo se remite a las declaraciones de representantes del gobierno, al respecto.
El 30 de enero de este año, Panorama publicó una carta (publicada el día anterior en un periódico de Caracas) del ex jefe de prensa de la televisora RCTV, a la que no se le renovó la concesión una frecuencia del espectro radioeléctrico del Estado venezolano en el ano 2007. La no concesión del contrato a RCTV fue ampliamente difundida por la oposición venezolana y utilizada como ejemplo de "atentado a la libertad de expresión por el gobierno autoritario de Hugo Chávez". Entonces se insistió en afirmar que el gobierno había cerrado la televisora pero no se trataba de cierre sino de término de la concesión. Se hicieron denuncias a todos los organismos internacionales y se organizaron protestas y manifestaciones políticas en apoyo a la empresa económica que había tenido la concesión. La carta está dirigida al actor y presentador de televisión Winston Vallenilla. Es típico que una carta con el contenido y el ataque que encierra, tanto en contra de un actor como del gobierno venezolano, sea tan ampliamente difundida por un periódico que se considera "neutral". VER ENLACES RELACIONADOS CON ESE TEMA:
VER ENLACE A PANORAMA, CON LA PUBLICACIÓN DE LA CARTA
A continuación, transcripción de la carta del ex jefe de prensa de RCTV. La carta contiene mis comentarios, en letra cursiva y negrita, de color rojo:
Winston Vallenilla jueves 30 de enero de 2014 12:13 PM
El nombramiento de Winston Vallenilla como presidente de Tves ha generado diferentes reacciones por parte de sus antiguos compañeros de trabajo. En esta oportunidad, Alfredo Sánchez , periodista y ex jefe de prensa del canal RCTV le escribió una carta abierta que ha generado polémica en las redes sociales, especialmente en la cuenta de Twitter del artista. La carta fue publicada por El Diario de Caracas ayer miércoles.
Tves es una nueva televisora pública que utiliza la frecuencia que antes utilizaba RCTV.
Carta abierta
Te conocí cuando eras apenas un muchacho. Visitabas el canal 4 acompañando a tu papá, todo un profesional de la locución con quien tuve la dicha de trabajar en Venevisión: todo un caballero. Cuando llegabas con él al Departamento de Promociones para mí era inevitable verme a mí mismo acompañando a mi padre a Radio Caracas Televisión, en los años sesenta allá en la vieja esquina de Bárcenas a Río.
Una larga tradición de gente en el medio había hecho de esta industria de la televisión su casa. Y naturalmente tenía que ser así, ya que muchos de ellos pasaban más tiempo en el canal que en el propio hogar: Charles Barry, Elisa Parejo, Mario Suárez, Daniel Alvarado, Carmen Julia Álvarez, Papaíto Candal, José Luis Rodríguez, Lila Morillo, Jorge Palacios, Bárbara Teide, César Granados, Roberto Hernández, Gioia Lombardini, Diony López, tu mismo padre y el mío, entre tantos otros, vieron crecer aquí a sus hijos, entre cámaras, micrófonos, luces y decorados de televisión.
Tu padre, Winston Vallenilla, de hecho, le debe a esta industria mucho de lo que es hoy como persona y profesional: desde sus primeras oportunidades como locutor, pasando por sus éxitos como animador al lado de figuras internacionales como Tina Turner y La Lupe, hasta sus merecidos reconocimientos como la Orden al Mérito Francisco de Miranda en su primera clase. De ese honorable trabajador que es Winston el viejo, debes haber sacado una buena parte de tu talento. Otro tanto debieron hacer contigo tus maestros en esta profesión: entre ellos Elba Escobar, Javier Vidal y José Simón Escalona. Qué decir de tus ex compañeros en RCTV Camila Canabal, Kiara, Érika de la Vega, Rogelio Jaua, y un largo etcétera en el que me incluyo.
Todos supimos allí de tu deseo de superación, de tus buenas iniciativas, de tu espíritu de solidaridad, y también de tu buena vibra hacia todos, expresada en tu talante y en esa chispa tan venezolana que te hizo muy fácil posicionar la emblemática frase: ¡¡¡Familia!!!!
En los pasillos de RCTV y del Teatro La Campiña todos te reconocíamos como un miembro más de la casa. Porque eso éramos todos, Winston. No solo en Radio Caracas, sino en todos los demás canales: una grande -y tal vez complicada- familia, que como todas, tenía sus problemas internos, sus contradicciones, sus pequeñeces y mezquindades, claro está. Repito: como cualquier familia.
Y si los ejecutivos teníamos que confrontarnos a diario con muchas exigencias contractuales, no solo con las tuyas, lo sabíamos y lo podíamos resolver, ya que todo se daba en el marco de lo posible. Y había dinero. Y también trabajo, mística, competencia sana, amor por lo que se hacía, compromiso sin militancia. Se respiraba libertad.
Había una política, sí, la de las puertas abiertas: se escuchaban los reclamos de la gente y se invertía en mejorar. Había crecimiento, pues, y se le brindaba educación, entrenamiento y formación de valores a los empleados. Esto estoy seguro que te lo han dicho antes. Y tú lo sabes.
Hasta aquí la carta es muy cordial y respetuosa, aunque ya se pueden vislumbrar algunos signos de defensa de una típica empresa capitalista que, si bien tiene, aparentemente un trato muy profesional y estimulante hacia sus trabajadores, su principal objetivo es ganar dinero, sin importar cómo. Al mismo tiempo se ensalzan las cualidades de un artista que fue creciendo desde niño en un ambiente privilegiado, gracias a lo cual llegó a ser un gran talento en la televisión venezolana.
De modo que no es la idea ahora con esta nota ponerse a buscar culpables para todo lo que pasó, pues ya lo único que importa es lo que viene, ya que esa familia que había se desmembró, se rompió. Y como toda relación que se rompe, ya no hay manera de restituirla ni de llevarla a su integridad original. Poner de nuevo las piezas y juntarlas, aunque se use el mejor pegamento, jamás tendrá el mismo efecto. La imagen ahora es la de una pieza de porcelana que está quebrada por dentro. Y no me refiero solo a la televisión, por supuesto, sino al país.
Aquí ya empieza en ataque frontal contra la revolución bolivariana, utilizando los mismos métodos a los que se ha recurrido desde el día en que la oligarquía venezolana se dio cuenta de que no podría comprar al presidente Hugo Chávez y utilizarlo como se hizo antes con otros presidentes que se vendieron o sucumbieron al chantaje de los amos del dinero.
Para nadie es un secreto que hoy en día todas las empresas, no solamente las familiares, son el vivo reflejo de las situaciones inacabadas que traemos de casa. Llegamos a un trabajo para encontrarnos precisamente con lo que nos hace falta mirar y labrar dentro de nosotros para completar los ciclos inconclusos en nuestro crecimiento personal.
Y causalmente, las empresas que más prosperan son aquellas que honran su origen, reconocen a sus fundadores y enaltecen el esfuerzo de quienes tuvieron la iniciativa de crearla: sean ellos mismos quienes la hayan llevado a la ruina o a la cumbre. Eso no importa. Lo que no se puede obviar es la historia.
Por eso nuestros Libertadores reconocieron a Colón: porque sin el Almirante no hubiese habido Venezuela. Ni tampoco Colombia. Punto. Eso fue algo que tu Comandante no pudo comprender jamás. Y se murió de hecho sin entenderlo.
Hasta aquí ya se pueden apreciar los valores inculcados durante siglos por el colonialismo español, en sus inicios, y por el imperialismo estadounidense y europeo, posteriormente. Se enaltece la figura de Cristóbal Colón, un comerciante veneciano que ofreció sus servicios a la corona española para conquistar nuevas tierras y esclavizar a sus habitantes. Se refiere despreciativamente al presidente Hugo Chávez, que defendió los derechos de los pueblos originarios y cambió la conmemoración del "DIA DE LA RAZA" o el "DIA DE LA HISPANIDAD" por el DÍA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA.
Ver enlaces con respecto a este tema:
DIA DE LA RESITENCIA INDÍGENA, TARINGA
CELEBRACIÓN DEL DIA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA, 2013
Tampoco pudo ver que su fracaso como presidente partió justamente de no reconocer en su alma, carcomida por el resentimiento, a quienes tuvieron el honor y a quienes les correspondió en derecho el privilegio de antecederlo. Chávez se murió creyéndose mejor que Carlos Andrés Pérez. Y resulta que gracias a sus errores (y también a los aciertos de CAP), fue que llegó a Presidente un golpista fallido.
Es típico de gente alienada o vendida a la oligarquía recurrir a términos como "resentimiento" para caracterizar a quienes luchan por la igualdad de derechos de todos los seres humanos. Con respecto a comparar la calidad entre un ser humano y otro, característica muy notoria del individualismo capitalista o neoliberal, se desconoce que hay una lucha de clases y que los hombres no son más que instrumentos, guías o líderes de una de las clases antagónicas, ya sea de la burguesía o de los trabajadores. Esta gente no entiende que no se trata de personas sino de clases, una opresora y la otra oprimida. Las personas pueden tener sus características humanas (virtudes o deficiencias) pero son sus ideas las que caracterizan su proceder en la lucha política, no son individualidades las que dirigen un proceso revolucionario sino un colectivo, con el apoyo de la parte más consciente de la población.
Te digo todo esto no porque tenga la más mínima esperanza de ver a los de tu tolda política reflexionar y salir de la oscuridad, obsesionados como están en sus fanáticas posiciones doctrinarias unos y otros en sus posturas acomodaticias y oportunistas. No soy de la categoría de los ingenuos voluntariosos. No me anima ningún deseo de verte triunfar sobre las ruinas de RCTV, porque entiendo que esa empresa fantasma que tú presides, llamada TVes, es y será siempre eso: un barco hundido. Sin ninguna otra opción que el fracaso, porque todo lo que allí se edifique carecerá de la más mínima estabilidad, pues siempre le faltará la estructura, la base, la armadura de una empresa real, pues ese es un sostén que solo brinda el orden, que se fundamenta inexorablemente en lo que vino antes.
Nuevamente el mismo juego de siempre: se trata de tildar a la izquierda como la parte oscura, obsesionada, con posturas doctrinarias, etc. Siempre van a intentar hacer creer a la gente con escasos conocimientos políticos de que solo la izquierda tiene una ideología (!!!). En esa forma tratan de captar a los más incautos e inseguros, que se auto consideran "neutrales", "apolíticos", "ideológicamente independientes", etc. Pero sus propias organizaciones burguesas tienen doctrinas e ideologías inspiradas en los defensores del individualismo, del capitalismo y de todos los valores religiosos manipulados, de los que se han apoderado siempre en toda la historia de la Humanidad. Con estas palabras se incita a retroceder en la historia, de volver al pasado, en el que el pueblo no tenía esperanza alguna, porque todo el poder político y económico lo tenía una sola clase social. Al mismo tiempo se juzga ya al antes ensalzado artista de ser oportunista y corrupto. Se lo desprecia y se lo condena por su valentía de haber dado a conocer sus ideas políticas y haber tomado partido por una lucha que considera justa. Se desconoce su derecho a creer en unos principios distintos a los de los representantes de la burguesía y su derecho a participar en las acciones de un gobierno que intenta cambiar las estructuras de una sociedad corrupta y obsoleta. Ganar dinero en una empresa privada y contribuir al aumento de las riquezas de magnates de la información es más importante que dedicarse a tareas sociales en bien de la comunidad.
De modo que tu nombramiento solo ha servido para pagarte los favores recibidos, por una parte, y por la otra, para saciar el ansia prestidigitadora de tus operadores políticos, ocupados como siempre están en girarle el pescuezo al caballo en el escudo, en subir media hora la franja horaria y en rotar a sus ministros como si se tratara de un tíovivo.
El nombramiento como presidente de Tves, junto al nombramiento de otro actor de renombre como vicepresidente, es un acto de reconocimiento a su trayectoria profesional y la confianza de que puede llevar a cabo un buen trabajo en una televisora pública que nació hace poco tiempo y necesita mejorar su programación. Es algo más que conveniente y nada tiene que ver con mezquinos intereses personales ni la obtención de jugosas ganancias como sucede en los canales privados.
A ti, Winston, te usaron con la intención de salvar algunas plazas que le habían sido esquivas al gobierno y como no sacaste bate, te han dado tu premio de consolación por el trago amargo que te han hecho pasar, luego de exprimirte toda la popularidad y dejarte seco por dentro.
Sin embargo, para ser justos, hay que decir que esta última es tu consecuencia exclusiva. Creo que tú y todos los saltimbanquis de tus compañeros del gremio oficialista se merecen lo que les está pasando.
A Winston Vallenilla no lo usaron. Simplemente este actor abrazó la causa revolucionaria y está comprometido con su pueblo, que lo quiere. Es algo difícil de entender para quienes siempre piensan en el dinero. Como Winston hay miles de actores, artistas, periodistas y otros profesionales que sacrifican la vida cómoda de un puesto privilegiado en televisoras u otros medios de comunicación privados. Todos estos hombres y mujeres son ejemplos a seguir. Su experiencia y conocimientos, más su firme convicción de luchar por una causa justa implicarán un valioso aporte a un proceso de cambios que, pese a todos los obstáculos, se está llevando a cabo en Venezuela a pasos gigantescos.
Porque a ustedes no los persigue el desprecio opositor. A ustedes los persigue es su propia sombra. Porque cuando alguien decide mudarse de bando por ambición, abandonando la coherencia y la congruencia nada más que para obtener algo, lo único que hace es intercambiar símbolos: ya no lo puede representar, por ejemplo, Simón Bolívar sino Boves, y sus ejércitos en consecuencia ya no se mueven por la moral sino por la plata.
Es fácil usar frases sin base real, acusando a un honesto profesional de los vicios a los que están acostumbrados los magnates y los oportunistas que siempre van buscando el dinero en empresas que representan a los más ricos, a quienes se han enriquecido a costa del sufrimiento de millones de compatriotas.
Y esa es tu energía. Es lo que proyectas. Por eso no votaron por ti ni los mismos chavistas. Todo el que se te acerca lo hace con interés porque sabe que "eso es lo que hay". La mística aquella que conociste en tus inicios en la televisión, se te acabó desde el día que decidiste venderle el alma al diablo. Todo quedó sepultado bajo el billete. Lo que luchaste por conseguir, eso que era digno, verdadero, lo tiraste por la ventana. Siempre tendrás a la mano unas buenas excusas para defenderte en Twitter, y si no, puedes pedirle consejo a los manipuladores de oficio como Jorge Rodríguez, que sabrán mantenerte ciego ante esta que es tu única verdad. Tu mente tal vez inventará otras maneras de justificarte mientras dure la frágil lealtad que compra el dinero. Pero una vez que despiertes de la orgía fantasiosa que te brinda hoy el poder, a lo mejor querrás aislarte por un tiempo, hasta que un día sientas de nuevo, quizás ya viejo, la necesidad de recibir otra vez amor genuino, cariño sincero de esa gente que una vez te vió por televisión y que te apreció genuinamente.
"Vender el alma al diablo" significa para un servidor de la clase que tiene el poder económico (mas no ya el poder político, salvo en reducidos reductos) el pasar desde un puesto de trabajo altamente remunerado de una empresa capitalista a un cargo de importancia en una entidad que pretende convertirse en alternativa a la basura que hoy en día se proyecta desde los canales privados de televisión, con programas que incitan a la violencia, al sexo desenfrenado y a la drogadicción.
Lamentablemente, para ese entonces ya no tendrás amigos y tal vez ni siquiera aliados, pues los amigos de verdad te habrán dicho las cosas como son y desafortunadamente los demás te habrán visto las costuras. En qué momento perdiste los valores, Winston, yo no sé. Lo que sí sé es que es imposible reparar eso que a uno se le rompe en el alma cuando uno se traiciona a sí mismo. Eso es muy doloroso y trágico: los filósofos lo llaman el dilema del azno, obligado a soportar una carga que ya no puede llevar ni arrojar.
Alfredo Sánchez
Te conocí cuando eras apenas un muchacho. Visitabas el canal 4 acompañando a tu papá, todo un profesional de la locución con quien tuve la dicha de trabajar en Venevisión: todo un caballero. Cuando llegabas con él al Departamento de Promociones para mí era inevitable verme a mí mismo acompañando a mi padre a Radio Caracas Televisión, en los años sesenta allá en la vieja esquina de Bárcenas a Río.
Una larga tradición de gente en el medio había hecho de esta industria de la televisión su casa. Y naturalmente tenía que ser así, ya que muchos de ellos pasaban más tiempo en el canal que en el propio hogar: Charles Barry, Elisa Parejo, Mario Suárez, Daniel Alvarado, Carmen Julia Álvarez, Papaíto Candal, José Luis Rodríguez, Lila Morillo, Jorge Palacios, Bárbara Teide, César Granados, Roberto Hernández, Gioia Lombardini, Diony López, tu mismo padre y el mío, entre tantos otros, vieron crecer aquí a sus hijos, entre cámaras, micrófonos, luces y decorados de televisión.
Tu padre, Winston Vallenilla, de hecho, le debe a esta industria mucho de lo que es hoy como persona y profesional: desde sus primeras oportunidades como locutor, pasando por sus éxitos como animador al lado de figuras internacionales como Tina Turner y La Lupe, hasta sus merecidos reconocimientos como la Orden al Mérito Francisco de Miranda en su primera clase. De ese honorable trabajador que es Winston el viejo, debes haber sacado una buena parte de tu talento. Otro tanto debieron hacer contigo tus maestros en esta profesión: entre ellos Elba Escobar, Javier Vidal y José Simón Escalona. Qué decir de tus ex compañeros en RCTV Camila Canabal, Kiara, Érika de la Vega, Rogelio Jaua, y un largo etcétera en el que me incluyo.
Todos supimos allí de tu deseo de superación, de tus buenas iniciativas, de tu espíritu de solidaridad, y también de tu buena vibra hacia todos, expresada en tu talante y en esa chispa tan venezolana que te hizo muy fácil posicionar la emblemática frase: ¡¡¡Familia!!!!
En los pasillos de RCTV y del Teatro La Campiña todos te reconocíamos como un miembro más de la casa. Porque eso éramos todos, Winston. No solo en Radio Caracas, sino en todos los demás canales: una grande -y tal vez complicada- familia, que como todas, tenía sus problemas internos, sus contradicciones, sus pequeñeces y mezquindades, claro está. Repito: como cualquier familia.
Y si los ejecutivos teníamos que confrontarnos a diario con muchas exigencias contractuales, no solo con las tuyas, lo sabíamos y lo podíamos resolver, ya que todo se daba en el marco de lo posible. Y había dinero. Y también trabajo, mística, competencia sana, amor por lo que se hacía, compromiso sin militancia. Se respiraba libertad.
Había una política, sí, la de las puertas abiertas: se escuchaban los reclamos de la gente y se invertía en mejorar. Había crecimiento, pues, y se le brindaba educación, entrenamiento y formación de valores a los empleados. Esto estoy seguro que te lo han dicho antes. Y tú lo sabes.
Hasta aquí la carta es muy cordial y respetuosa, aunque ya se pueden vislumbrar algunos signos de defensa de una típica empresa capitalista que, si bien tiene, aparentemente un trato muy profesional y estimulante hacia sus trabajadores, su principal objetivo es ganar dinero, sin importar cómo. Al mismo tiempo se ensalzan las cualidades de un artista que fue creciendo desde niño en un ambiente privilegiado, gracias a lo cual llegó a ser un gran talento en la televisión venezolana.
De modo que no es la idea ahora con esta nota ponerse a buscar culpables para todo lo que pasó, pues ya lo único que importa es lo que viene, ya que esa familia que había se desmembró, se rompió. Y como toda relación que se rompe, ya no hay manera de restituirla ni de llevarla a su integridad original. Poner de nuevo las piezas y juntarlas, aunque se use el mejor pegamento, jamás tendrá el mismo efecto. La imagen ahora es la de una pieza de porcelana que está quebrada por dentro. Y no me refiero solo a la televisión, por supuesto, sino al país.
Aquí ya empieza en ataque frontal contra la revolución bolivariana, utilizando los mismos métodos a los que se ha recurrido desde el día en que la oligarquía venezolana se dio cuenta de que no podría comprar al presidente Hugo Chávez y utilizarlo como se hizo antes con otros presidentes que se vendieron o sucumbieron al chantaje de los amos del dinero.
Para nadie es un secreto que hoy en día todas las empresas, no solamente las familiares, son el vivo reflejo de las situaciones inacabadas que traemos de casa. Llegamos a un trabajo para encontrarnos precisamente con lo que nos hace falta mirar y labrar dentro de nosotros para completar los ciclos inconclusos en nuestro crecimiento personal.
Y causalmente, las empresas que más prosperan son aquellas que honran su origen, reconocen a sus fundadores y enaltecen el esfuerzo de quienes tuvieron la iniciativa de crearla: sean ellos mismos quienes la hayan llevado a la ruina o a la cumbre. Eso no importa. Lo que no se puede obviar es la historia.
Por eso nuestros Libertadores reconocieron a Colón: porque sin el Almirante no hubiese habido Venezuela. Ni tampoco Colombia. Punto. Eso fue algo que tu Comandante no pudo comprender jamás. Y se murió de hecho sin entenderlo.
Hasta aquí ya se pueden apreciar los valores inculcados durante siglos por el colonialismo español, en sus inicios, y por el imperialismo estadounidense y europeo, posteriormente. Se enaltece la figura de Cristóbal Colón, un comerciante veneciano que ofreció sus servicios a la corona española para conquistar nuevas tierras y esclavizar a sus habitantes. Se refiere despreciativamente al presidente Hugo Chávez, que defendió los derechos de los pueblos originarios y cambió la conmemoración del "DIA DE LA RAZA" o el "DIA DE LA HISPANIDAD" por el DÍA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA.
Ver enlaces con respecto a este tema:
DIA DE LA RESITENCIA INDÍGENA, TARINGA
CELEBRACIÓN DEL DIA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA, 2013
Tampoco pudo ver que su fracaso como presidente partió justamente de no reconocer en su alma, carcomida por el resentimiento, a quienes tuvieron el honor y a quienes les correspondió en derecho el privilegio de antecederlo. Chávez se murió creyéndose mejor que Carlos Andrés Pérez. Y resulta que gracias a sus errores (y también a los aciertos de CAP), fue que llegó a Presidente un golpista fallido.
Es típico de gente alienada o vendida a la oligarquía recurrir a términos como "resentimiento" para caracterizar a quienes luchan por la igualdad de derechos de todos los seres humanos. Con respecto a comparar la calidad entre un ser humano y otro, característica muy notoria del individualismo capitalista o neoliberal, se desconoce que hay una lucha de clases y que los hombres no son más que instrumentos, guías o líderes de una de las clases antagónicas, ya sea de la burguesía o de los trabajadores. Esta gente no entiende que no se trata de personas sino de clases, una opresora y la otra oprimida. Las personas pueden tener sus características humanas (virtudes o deficiencias) pero son sus ideas las que caracterizan su proceder en la lucha política, no son individualidades las que dirigen un proceso revolucionario sino un colectivo, con el apoyo de la parte más consciente de la población.
Te digo todo esto no porque tenga la más mínima esperanza de ver a los de tu tolda política reflexionar y salir de la oscuridad, obsesionados como están en sus fanáticas posiciones doctrinarias unos y otros en sus posturas acomodaticias y oportunistas. No soy de la categoría de los ingenuos voluntariosos. No me anima ningún deseo de verte triunfar sobre las ruinas de RCTV, porque entiendo que esa empresa fantasma que tú presides, llamada TVes, es y será siempre eso: un barco hundido. Sin ninguna otra opción que el fracaso, porque todo lo que allí se edifique carecerá de la más mínima estabilidad, pues siempre le faltará la estructura, la base, la armadura de una empresa real, pues ese es un sostén que solo brinda el orden, que se fundamenta inexorablemente en lo que vino antes.
Nuevamente el mismo juego de siempre: se trata de tildar a la izquierda como la parte oscura, obsesionada, con posturas doctrinarias, etc. Siempre van a intentar hacer creer a la gente con escasos conocimientos políticos de que solo la izquierda tiene una ideología (!!!). En esa forma tratan de captar a los más incautos e inseguros, que se auto consideran "neutrales", "apolíticos", "ideológicamente independientes", etc. Pero sus propias organizaciones burguesas tienen doctrinas e ideologías inspiradas en los defensores del individualismo, del capitalismo y de todos los valores religiosos manipulados, de los que se han apoderado siempre en toda la historia de la Humanidad. Con estas palabras se incita a retroceder en la historia, de volver al pasado, en el que el pueblo no tenía esperanza alguna, porque todo el poder político y económico lo tenía una sola clase social. Al mismo tiempo se juzga ya al antes ensalzado artista de ser oportunista y corrupto. Se lo desprecia y se lo condena por su valentía de haber dado a conocer sus ideas políticas y haber tomado partido por una lucha que considera justa. Se desconoce su derecho a creer en unos principios distintos a los de los representantes de la burguesía y su derecho a participar en las acciones de un gobierno que intenta cambiar las estructuras de una sociedad corrupta y obsoleta. Ganar dinero en una empresa privada y contribuir al aumento de las riquezas de magnates de la información es más importante que dedicarse a tareas sociales en bien de la comunidad.
De modo que tu nombramiento solo ha servido para pagarte los favores recibidos, por una parte, y por la otra, para saciar el ansia prestidigitadora de tus operadores políticos, ocupados como siempre están en girarle el pescuezo al caballo en el escudo, en subir media hora la franja horaria y en rotar a sus ministros como si se tratara de un tíovivo.
El nombramiento como presidente de Tves, junto al nombramiento de otro actor de renombre como vicepresidente, es un acto de reconocimiento a su trayectoria profesional y la confianza de que puede llevar a cabo un buen trabajo en una televisora pública que nació hace poco tiempo y necesita mejorar su programación. Es algo más que conveniente y nada tiene que ver con mezquinos intereses personales ni la obtención de jugosas ganancias como sucede en los canales privados.
A ti, Winston, te usaron con la intención de salvar algunas plazas que le habían sido esquivas al gobierno y como no sacaste bate, te han dado tu premio de consolación por el trago amargo que te han hecho pasar, luego de exprimirte toda la popularidad y dejarte seco por dentro.
Sin embargo, para ser justos, hay que decir que esta última es tu consecuencia exclusiva. Creo que tú y todos los saltimbanquis de tus compañeros del gremio oficialista se merecen lo que les está pasando.
A Winston Vallenilla no lo usaron. Simplemente este actor abrazó la causa revolucionaria y está comprometido con su pueblo, que lo quiere. Es algo difícil de entender para quienes siempre piensan en el dinero. Como Winston hay miles de actores, artistas, periodistas y otros profesionales que sacrifican la vida cómoda de un puesto privilegiado en televisoras u otros medios de comunicación privados. Todos estos hombres y mujeres son ejemplos a seguir. Su experiencia y conocimientos, más su firme convicción de luchar por una causa justa implicarán un valioso aporte a un proceso de cambios que, pese a todos los obstáculos, se está llevando a cabo en Venezuela a pasos gigantescos.
Porque a ustedes no los persigue el desprecio opositor. A ustedes los persigue es su propia sombra. Porque cuando alguien decide mudarse de bando por ambición, abandonando la coherencia y la congruencia nada más que para obtener algo, lo único que hace es intercambiar símbolos: ya no lo puede representar, por ejemplo, Simón Bolívar sino Boves, y sus ejércitos en consecuencia ya no se mueven por la moral sino por la plata.
Es fácil usar frases sin base real, acusando a un honesto profesional de los vicios a los que están acostumbrados los magnates y los oportunistas que siempre van buscando el dinero en empresas que representan a los más ricos, a quienes se han enriquecido a costa del sufrimiento de millones de compatriotas.
Y esa es tu energía. Es lo que proyectas. Por eso no votaron por ti ni los mismos chavistas. Todo el que se te acerca lo hace con interés porque sabe que "eso es lo que hay". La mística aquella que conociste en tus inicios en la televisión, se te acabó desde el día que decidiste venderle el alma al diablo. Todo quedó sepultado bajo el billete. Lo que luchaste por conseguir, eso que era digno, verdadero, lo tiraste por la ventana. Siempre tendrás a la mano unas buenas excusas para defenderte en Twitter, y si no, puedes pedirle consejo a los manipuladores de oficio como Jorge Rodríguez, que sabrán mantenerte ciego ante esta que es tu única verdad. Tu mente tal vez inventará otras maneras de justificarte mientras dure la frágil lealtad que compra el dinero. Pero una vez que despiertes de la orgía fantasiosa que te brinda hoy el poder, a lo mejor querrás aislarte por un tiempo, hasta que un día sientas de nuevo, quizás ya viejo, la necesidad de recibir otra vez amor genuino, cariño sincero de esa gente que una vez te vió por televisión y que te apreció genuinamente.
"Vender el alma al diablo" significa para un servidor de la clase que tiene el poder económico (mas no ya el poder político, salvo en reducidos reductos) el pasar desde un puesto de trabajo altamente remunerado de una empresa capitalista a un cargo de importancia en una entidad que pretende convertirse en alternativa a la basura que hoy en día se proyecta desde los canales privados de televisión, con programas que incitan a la violencia, al sexo desenfrenado y a la drogadicción.
Lamentablemente, para ese entonces ya no tendrás amigos y tal vez ni siquiera aliados, pues los amigos de verdad te habrán dicho las cosas como son y desafortunadamente los demás te habrán visto las costuras. En qué momento perdiste los valores, Winston, yo no sé. Lo que sí sé es que es imposible reparar eso que a uno se le rompe en el alma cuando uno se traiciona a sí mismo. Eso es muy doloroso y trágico: los filósofos lo llaman el dilema del azno, obligado a soportar una carga que ya no puede llevar ni arrojar.
Alfredo Sánchez
"En qué momento perdiste los valores" dice Alfredo Sánchez. No será al revés? En qué momento Winston comprendió cuáles son los verdaderos valores de un ser humano que piensa en la justicia, en la necesidad de apoyar la lucha de un pueblo oprimido por siglos y que ha empezado a despertar? No importa cuando lo hizo, lo importante es que su conciencia lo ha situado en el lugar que le corresponde, junto a los más necesitados, junto a aquellos que solo después de arduas luchas y gracias al aumento en la conciencia ciudadana han logrado participación en un gobierno que es de ellos, por primera vez en la historia de su país.
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