Comentarios sobre temas de actualidad: política, religión, economía, ecología, poesía, música, etc.
LA VERDAD, SIEMPRE LA VERDAD.
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lunes, 8 de marzo de 2010
LA HORA DEL PLANETA. AHORRO DE ENERGÍA.
500 MUERTOS. MATANZA EN NIGERIA. ¿GUERRA ENTRE RELIGIONES?
No entiendo el interés de algunos medios de comunicación por tergiversar la información y tratar de convencer al público lector de que la causa principal son las diferencias religiosas. ¿Se pretende, acaso, satanizar a algunas religiones y aumentar el clima de tensión que se vive en muchos países del mundo? ¿Se pretende contribuir al racismo, a la intolerancia? ¿Qué hay detrás de todas esas campañas que ocultan la verdad?
El artículo hace incapié en que esto es un problema común entre muchos grupos de toda esa región africana.
POBRECITOS DE ELLOS, LOS SEÑORES GERENTES Y DIRECTORES DE BANCOS
Fueron los causantes de la última crisis financiera mundial. Han sido causantes de muchas otras crisis anteriores. Han sido causantes de la intervención extranjera en muchos países de América Latina y del mundo, a través de sus omnipotentes "tutores" como el FMI y el Banco Mundial y de poderosos empresarios, dueños de empresas transnacionales, además de influentes políticos, especialmente demócratas y republicanos norteamericanos
ENLACES:
domingo, 7 de marzo de 2010
CONSECUENCIAS DEL TERREMOTO, EN CHILE
martes, 2 de marzo de 2010
SOMOS MÁS DÉBILES QUE LAS HORMIGAS
EL PERIÓDICO
lunes, 1 de marzo de 2010
NUEVA CAMPAÑA INTERNACIONAL CONTRA VENEZUELA
ZAPATERO PIDE A CARACAS QUE ACLARE INDICIOS...
sábado, 27 de febrero de 2010
TERREMOTOS. PRIMERO HAITI, DESPUÉS, JAPÓN. Y AHORA, CHILE.
Chile Fértil provincia y señalada... (ver) Alonso de Ercilla y Zúñiga no pudo imaginar, en los días que escribió el bello poema épico LA ARAUCANA, que aquella "provincia" estaba asentada en una de las placas tectónicas con mayor movimiento, lo que origina terremotos de enorme magnitud.
Tanto en mi blog, como en los medios de comunicación, las referencias son de ls más grandes terremotos. Pero entre ellos ha habido muchos más. En cuanto a temblores de pocos grados, éstos son muy frecuentes, en Chile.
Lo que más me ha impresionado de el terremoto de hoy es ver las fotos de los puentes que han caído en Santiago, como si hubiesen sido maquetas de papel con yeso.
A pesar de la enorme experiencia que se tiene en un país cuya población está familiarizada con los terremotos y temblores y de las leyes de construcción, se han desplomado muchos edificios, lo que deja al descubierto una total falta de fiscalización de las obras de construcción.
ENLACES:
EL PAÍS, ESPAÑA
VTV, VENEZUELA
PÚBLICO, ESPAÑA
EL CLARÍN, CHILE
NOTA DEL 1 DE MARZO: La situación se ha agravado y la pérdidas materiales y humanas van aumentando. Además, puede haber una réplica más grande aún. Ya ha habido más de 100 temblores pequeños y al día siguiente hubo un terremoto de 6,1 grados.
ENLACES A CLARÍN, DE CHILE.
uno
dos
tres
cuatro
viernes, 19 de febrero de 2010
DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y DEMOCRACIA PARTICIPATIVA
jueves, 18 de febrero de 2010
ASESINATOS Y VERGÜENZA: ISRAEL
viernes, 12 de febrero de 2010
DEMOCRACIA EN GUERRA, UN DOCUMENTAL PARA TODOS.

jueves, 11 de febrero de 2010
PINOCHET Y LOS GENOCIDAS ISRAELÍES, EN LONDRES

miércoles, 10 de febrero de 2010
RECUPERANDO EL IDIOMA CASTELLANO 5
o
¿NADIE, NAIDE, NAIDEN O NADIEN?
o
Sabía que la palabra es NADIE (pronombre indeterminado), desde que era un niño, pero como he oído a tanta gente decir insistentemente (incluso en la televisión) NADIEN, he decidido rescatar la palabra correcta. La única que existe en el diccionario de la RAE y los demás diccionarios de calidad, es nadie, que significa ninguna persona. También significa persona insignificante (en forma figurativa). En forma figurativa y familiar, también significa ser un hombre sin personalidad.
o
Ejemplos: Nadie ha venido a ver el espectáculo. A nadie le hemos avisado. Nadie sabía que hoy estaba abierto este local.
o
Erróneamente decimos, muchas veces: “No ha venido nadie”. En realidad, estamos negando una negación en esta frase. Más correcto es decir: “Nadie ha venido”.
o
Aprovecho esta ocasión para referirme a dos palabras más: ningún, ninguno, ninguna.
o
Ninguno es un adjetivo y significa: Ni uno solo. También se usa como pronombre indefinido y significa nulo y sin valor. Por otra parte, también se usa como sinónimo de nadie: ninguna persona.
o
Ejemplos: Ninguna persona ha venido a la exposición. Ninguno de los muchachos ha dicho que la fiesta no estuvo divertida. Ninguno fue a la fiesta.
o
La palabra ningún es un apócope de ninguno. Se emplea sólo antepuesto a nombres masculinos singulares.
o
Ejemplos: Ningún hombre ha osado hablar. Ningún caballo ha pasado por este camino. Que ningún político corrupto venga a la reunión.
o
Apócope: supresión de algún sonido al final de un vocablo. Ejemplos: “Primer”, en lugar de primero. “Ningún”, en lugar de ninguno.
o
Ejemplo en el siguiente trozo de la narración EL VIEJO Y EL NIÑO:
o
Aún no habían visto a nadie, en aquellas horas difíciles. Habían pasado muchos días desde aquella larga caminata, entre montañas, sin comer más que lo que los frutos que encontraban en el camino, alguno que otro cajuil o algunas guabas. Un día también lograron cazar un armadillo. Algunos campesinos les daban arepas o trozos de tubérculos.
o
Ninguno de ellos había visto pasar ni oído hablar de los hermanos del muchacho. Nadie sabía dónde podían estar. Ningún campesino quería tener problemas y preferían no dar referencias, aunque las tuvieran. Todos tenían miedo. Ese miedo que hace que te refugies en lo más hondo de tu mismo ser y no te atrevas mirar a los ojos a tu interlocutor. O que intentas mirar directamente, pero tu vista resbala hacia un lado, mientras te sonrojas o palpita más fuerte tu corazón, o ambas cosas te suceden a la vez. Era el miedo a saber y a dar a conocer algo. Era el miedo al terror, a la amenaza constante, por hablar, aunque fueran cosas tan inofensivas como decir si se vio pasar a dos muchachos de aproximadamente 18 y 20 años. Cualquier información podía ser procesada por los agentes infiltrados entre los mismos campesinos. Cualquier información podía conducir por algún camino peligroso, sin retorno.
o
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RECUPERANDO EL IDIOMA CASTELLANO 4
OIR Y ESCUCHAR.
Fíjese en el siguiente diálogo:
-Oye… dime, ¿oyes lo que oigo?
-No sé… ¿qué es lo que oyes?
-Escucha con atención. Mira hacia allí, hacia la colina.
-Pues, de allí no oigo nada, por más que escucho.
-Bueno, tal vez sólo me ha parecido oírlos…
-¿Oír, qué? ¿Otra vez estás delirando?
-No. Es que siempre me ha parecido volver a oír los tambores aquellos…
-No, no. Más vales que los olvides.
-No puedo. Parece que el eco de esos tambores, hubieran quedado para siempre en mis oídos. Los oí tan claro aquella mañana…
-Escucha… creo que yo también los oigo, ahora. Sí, vienen de más allá de la colina.
-Ahora el que no los oye soy yo…
-¿Es que nunca estaremos de acuerdo, tú y yo?
-Calla y escuchemos juntos. Tal vez así los oigamos, al mismo tiempo, tú y yo.
En este diálogo se han usado correctamente los dos verbos.
Vamos a ver lo que significa oír:
Es la acción de percibir* algo con el oído. Nos damos cuenta de un sonido o ruido. Es la primera acepción del diccionario. Pero también significa atender a los ruegos, súplicas o avisos de alguien (segunda acepción). Hay más acepciones, pero esas dos son las más importantes.
Escuchar, sin embargo, significa: Prestar atención a lo que se oye; atender a un aviso, consejo o sugerencia; aplicar el oído para oír.
Por eso, podemos oír algo sin haber escuchado. Lo hemos oído sin que hayamos prestado atención para lograrlo, por casualidad.
También podemos escuchar con mucha atención, sin lograr oír, a causa de interferencias o por no agudizar el oído en forma correcta.
Los dos verbos significan cosas distintas, pero se complementan. Por eso ocupan el lugar que les corresponde, en el diálogo que he puesto de ejemplo.
* Percibir es ser conscientes de una información que recibimos a través de nuestros sentidos. Este lo puedo explicar, en mayor profundidad, en algún artículo sobre psicología.
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RECUPERANDO EL IDIOMA CASTELLANO 3
o
¿HAYGAN, HAIGAN O HAYAN? ¿HAYA O HAYGA O HAIGA?
o
Ni el viejo ni el niño hablaban ya de los hermanos. Lo que les interesaba, ahora, era hallar un lugar donde trabajar, para poder alimentarse. No podían seguir viviendo de la caridad de personas que encontraban en su camino y que apenas tenían algo para comer ellas mismas. “¿Es posible que los soldados hayan hallado a los muchachos y los hayan matado?” pensaba el viejo. “¿O habrán decidido irse con la guerrilla? A fin de cuentas, más vale morir luchando que dejarse matar sin motivo alguno” Por lo menos eso es lo que habría hecho él si hubiese sido más joven, con la experiencia que tenía en ese momento. A sus años, más bien sería una carga para cualquier grupo combatiente. Además, él nunca deseó la violencia, a pesar de haber perdido a tantos parientes, todos asesinados por los “paras” o los soldados del gobierno. Él había confiado en Dios y en “su Justicia”. Sus nietos, sin embargo, eran muchachos poco mayores que José, que lo acompañaba en su huida. Tenían toda una vida por delante y no merecían morir.
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¿POR QUÉ ESCRIBO TAN POCO Y NO TERMINO ALGUNOS ARTÍCULOS?

Comentario al final de este artículo.
Uno de los libros que estoy leyendo en estos días es BREVE HISTORIA DEL SABER, del escritor norteamericano Charles Van Doren.
Es un libro escrito en forma sencilla, muy ameno y que ayuda a recordar cosas que se ha leido en la escuela, institutos, universidades o en lecturas individuales, y que abarca todas las ramas del saber. Por supuesto que tengo muchos comentarios que hacer a este libro, que me gustaría dar a conocer en un futuro cercano. Es un buen libro, pero no es objetivo, en absoluto.
He elegido la imagen de Galileo Galilei, por ser uno de los científicos a los que hace referencia el libro y porque es uno de mis "héroes", desde que empecé a pensar en forma libre y crítica, hace ya más de cuarenta años.
Reitero mis disculpas a mis lectores. Espero escribir en forma satisfactoria, lo antes posible.
viernes, 5 de febrero de 2010
RECIBA "GRATIS" UNA MEDALLA DE ORO EN ESTADOS UNIDOS

Por ahora, dejémoslo hasta aquí y lea el artículo de hoy, en
EL PERIÓDICO
Ver, también, EL PAÍS
Que pase un buen día, pero con la conciencia tranquila. Usted no será presidente español y si lo llega a ser algún día, esperemos que no le robe el dinero a los contribuyentes. Dele ese dinero a quienes realmente lo necesitan... que hay muchos parados en su país, muchos que sufren de hambre o que no tienen donde vivir... a ellos les hacen falta muchas más cosas que una medalla de oro... aunque el corrupto ni siquiera logre la medalla... claro que él tal vez se conforme con la ilusión...
lunes, 25 de enero de 2010
RECUPERANDO EL IDIOMA CASTELLANO 2
o
A veces me pregunto ¿De qué vale que haya miles de escritores españoles y latinoamericanos, si pareciera que nadie los lee? También hay infinidades de obras literarias, escritas en otros idiomas y traducidas al español, en las que se respetan las normas. De ser leídas en forma suficiente, no surgirían los errores que tanto fomentan los intérpretes y traductores de películas norteamericanas, especialmente en América Latina.
Muchos periodistas también ayudan a fomentar errores idiomáticos, como cuando utilizan la palabra "tsunami" para referirse a "maremoto", por ejemplo.
Las palabras con las que he encabezado el artículo tienen distinto significado, dependiendo de lo que se quiere expresar, si se trata de una pregunta o una afirmación, por ejemplo. O si se está en un lugar o se va hacia otro lugar.
Es como cuando preguntamos "¿Por qué...? y respondemos "porque..." No suena nada de bien preguntar "¿Porque?" y responder "por qué", ¿Verdad?
Voy a simplificar esto, con el extracto de una de mis narraciones:
EL VIEJO Y EL NIÑO
-¿Adónde iremos, cuando todo esté oscuro? -preguntó el andrajoso niño (que iba montado sobre un asno), al anciano que caminaba a su lado, más andrajoso aún y con cara muy pálida y triste. El viejo no había dicho una sola palabra desde hacía varias horas.
-¿Adónde? -repitió el anciano, sorprendido, fijando su vista hacia donde el sol desaparecería inevitablemente, como si el astro fuera un anciano cansado y enfermo (como él) y descansaría apenas se posara en una superficie. -Pues, no lo sé, hijo. No puedo saberlo. Tal vez iremos a aquella casa que vimos, allí donde cruzamos el último río, donde está la mata de guanábana…
El muchacho sintió un repentino temor. Habían recorrido un largo camino para llegar hasta allí, en busca de sus hermanos. Habían tenido que ocultarse, en repetidas ocasiones, de sus perseguidores. Sólo en la tarde de ese agitado día habían logrado continuar tranquilos. Recordaba todos los puentes que habían cruzado, todos los ríos y riachuelos que habían vadeado. Recordaba el último río y la casa, que parecía abandonada. Sí, seguramente allí podrían descansar. Con toda seguridad los soldados no se atrevían a perseguirlos tan lejos. Ya estaban en una tierra de nadie. Los soldados temerían más que ellos mismos el internarse en esos parajes solitarios, por temor a encontrarse con guerrilleros o animales salvajes. A pesar de estar fuertemente armados, no tenían moral suficiente para enfrenterse con otros hombres armados.
-¿Dónde están ellos?- balbuceó el muchacho, con una voz quebrada- ¿Dónde están mis hermanos?- Tras decir estas ultimas palabras, el niño empezó a lloriquear. Había soportado mucho sin quejarse ni llorar, desde que habían dejado el lugar donde vivían, en donde dejaban tantos bellos recuerdos, a pesar de la miseria en que habían vivido. Además, allí vivían tranquilos, en cmpañia de sus hermanos. A sus padres no los había conocido. Estos habían sido asesinado por paramilitares. Pero eso había ocurrido cuando él era un lactante. Desde entonces era su abuelo el que había sido padre y madre para él.
-No llores, no llores. No te preocupes. Los esperaremos en esa casa esta noche y si no vienen, continuaremos el viaje. Los encontraremos, te lo puedo garantizar. Lo importante, ahorita, es estar protegidos de las fieras. Allí a donde vamos, no habrá peligro, por lo menos, no esta noche.
La voz del viejo había recobrado la sonoridad y claridad que el muchacho siempre había oído, hasta ese día, que tuvieron que huir de los soldados, que los acusaban de colaborar con la guerrilla. Sus hermanos habían logrado escapar, creyendo que el viejo y el niño ya estaban lejos de allí.
El anciano y el niño estaban sembrando matas de plátano en una quebrada, en la que había un pequeño manantial, cuando oyeron los primeros disparos. Luego se oyeron gritos de dolor y se vio una columna de humo, más allá del bosque cercano a su casa. Allí vivía una numerosa familia de gentes humildes, que nunca habían ocasionado daño a nadie. Su único delito, como en el caso de la familia del viejo, había sido darles agua y un poco de comida a algunos caminantes, que posteriormente se supo eran guerrilleros.
Ni el viejo ni el niño habían oído las llamadas de sus hermanos mayores, antes de oír los disparos. Creyendo que el abuelo y su hermano menor estaban a salvo, se internaron en las montañas, para ponerse a resguardo.
El viejo le pidió que no hablara y que no se moviera. Permanecieron agachados, entre unos matorrales, por mucho rato. Ambos contuvieron la respiración cuando oyeron pasos entre la maleza, en la misma quebrada. Desde el lugar en donde se encontraban pudieron ver a dos soldados con caras de adolescentes y asustadizos, que apuntaban con sus armas, moviéndolas en distintas direcciones y escudriñando el lugar. Estaban dispuestos a usarlas, sin preguntar quién vivía ni pidiendo la rendición. Esos soldados tenían orden de matar, no de tomar prisioneros. Lo sabía muy bien el viejo campesino. Se trataba de sentar ejemplos, para que nadie se atreviera a ayudar a los guerrilleros.
A la orden de un oficial, que parecía estar muy lejos, los soldados desaparecieron. Los fugitivos (ya podían considerarse como tales) permanecieron en silencio e inmóviles por un tiempo más. Cuando el viejo sintió que no había peligro, tomó al niño de la mano y se fueron a buscar el asno, que habían dejado amarrado, debajo de unas palmeras aceiteras, donde muchas veces habían comido algunos bocadillos y bebido agua de coco.
Para no ser sorprendidos por los soldados, abuelo y nieto bordearon los caminos, atravesaron plantíos, bosques y zonas pantanosas o con tupidos matorrales, hasta llegar a la casa abandonada. Desde allí continuaron hasta el sitio donde ahora se encontraban.
-Mañana estaremos lejos de aquí, estaremos donde están los nuestros. Es allí donde deberíamos haber permanecido. Si vinimos a este país fue porque buscábamos donde vivir tranquilamente. Pero eso fue en otra época. El lugar adonde vamos mañana es más seguro, en estos días.
El uso de dónde (adverbio interrogativo) es para preguntar en qué sitio hay algo o alguien.
Donde (adverbio relativo) se usa para responder en qué sitio hay algo o alguien.
Adónde (adverbio interrogativo) se usa para preguntar hacia qué lugar se va, por ejemplo. No se trata del lugar en donde hay algo sino hacia qué sitio, lugar o dirección hay que señalar algo o alguien que va en movimiento.
Adonde (adverbio relativo) se usa para definir una respuesta, hacia qué lugar se va.
A donde (preposición más adverbio relativo) se puede usar como el adverbio relativo donde. Ejemplo: van a donde sea más seguro.
Recuerden, estimados lectores, cómo se deben usar estos adverbios, dependiendo de si se está en un lugar o si se está en movimiento hacia un lugar.
sábado, 23 de enero de 2010
RECUPERANDO EL IDIOMA CASTELLANO 1

SOBRE SIMPATÍA Y OTRAS PALABRAS
Es muy frecuente oír a mucha gente, de distintos países de habla hispana, cambiar el significado de las palabras. En algunos sectores de Venezuela, por ejemplo, la gente dice “escuchar”, en lugar de "oír". Tanto en Venezuela como en otros países suramericanos se utilizan palabras inglesas, en reemplazo de las palabras castellanas. Se dice, por ejemplo “full” en lugar de "completo o satisfecho" o "mall", en lugar de centro comercial. La lista de palabras mal utilizadas es muy larga.
Es normal que se utilicen sinónimos para definir muchos sustantivos o formas verbales. Pero, la mayoría de las veces no se trata de sinónimos sino de palabras que tienen otro significado distinto.
Una de las causas del deterioro que sufre el idioma español o castellano en los países latinoamericanos son las malas traducciones del inglés que hacen los traductores de películas y series de televisión norteamericanas. Esos traductores no saben, por lo general, la diferencia entre las palabras “dentro” y “adentro” ni entre “dónde” y “adónde”. Menos saben, esas personas, la diferencia entre “bella” y “simpática”.
En esta serie de modestos artículos intentaré recuperar el significado correcto de algunas palabras que se usan mal, no sólo fuera de España, sino también en la Península Ibérica. No me refiero a lugares en donde se habla otro idioma o algún dialecto importante, calificado o considerado como idioma, como es el caso del catalán y el valenciano.
Cuando trabajé como instructor de choferes (por más de veinte años), en Estocolmo, tuve alumnos de casi todos los países del mundo. Por ser mi idioma materno el castellano, me especialicé en dictar clases de teoría en ese idioma, además del sueco (los cursillos en los que se impartían esas clases eran de mínimo veinte horas). Tuve muchos alumnos españoles, sudamericanos, centroamericanos, etc.
Para poder impartir esas clases (además de las clases prácticas en el automóvil) tuve que aprender muchos sinónimos y vocablos que se usaban en los distintos países. Gracias a ello pude comunicarme mejor con la mayoría de los alumnos y logré transmitirles los conocimientos que necesitaban para que pudieran aprobar su examen de conductor.
El sistema sueco para optar a una licencia de conducir es muy engorroso e innecesariamente difícil. Durante algunos periodos se podía dar el examen de teoría en forma oral, con intérprete. Quisiera contar una anécdota muy curiosa, algo que no debería haber sucedido jamás, pero sí sucedió, en ese país con enormes contradicciones, en lo que respecta al trato de los extranjeros residentes. Habría para escribir un libro (de hecho, uno de mis proyectos) para contar todo lo absurdo de ese sistema.
Una vez se inscribió en mis cursos una señora de aproximadamente cuarenta años, de nacionalidad chilena. Como a muchas otras personas, a ella sólo le interesaba asistir a las clases de teoría. La señora en cuestión quería presentarse a dar su examen en sueco, pero quería asistir a dos cursos distintos, uno en español y otro en sueco. Y así lo hizo. En esa forma pudo aprender la terminología que se usaba en ambos idiomas y pudo aclarar un sinnúmero de dudas que tenía.
La señora era buena alumna. Le costaba entender muchas cosas, pero aprendió lo que debía aprender.
Lo anterior no tendría nada de curioso ni de absurdo. ¿Verdad?
¿Cómo pudo, esta señora (y muchos otros intérpretes), traducir para la entidad sueca lo que decían los aspirantes a licencia de conducir? ¿Se imaginan, ustedes, lo injusto de los resultados producto de una actividad desarrollada por una persona que era analfabeta en la materia?
Vamos, ahora, al motivo de este artículo. Quiero aclarar la diferencia que existe entre las palabras simpatía y belleza.
Para algunos de nosotros, una mujer puede ser bella, pero antipática. Otra mujer, sin embargo, puede parecernos fea, pero simpática.
Esto quiere decir que bella no es sinónimo de simpática, puesto que la belleza es inherente al aspecto de algo o alguien, si es agradable a nuestra vista. Una puesta de sol es bella. La luna llena o en todas sus variaciones, deslizándose en una noche estrellada, es hermosa. Una mujer de rostro con caracteres agradables a la vista es bella. También lo es un hombre, con los rasgos que agradan a la mayoría.
Según el diccionario ilustrado Espasa, belleza es “propiedad de las cosas que nos hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual”. Otra acepción del mismo diccionario dice “mujer notable por su hermosura”. Luego, si buscamos hermosura, encontramos cuatro acepciones. La primera: “belleza de las cosas”. La segunda: por extensión, lo agradable”. La tercera: “proporción noble y perfecta de las partes con el todo; conjunto de cualidades que hacen a una cosa excelente en su línea”. La cuarta dice “persona hermosa”.
No podemos, por lo tanto, decir que la luna es simpática, en lugar de decir bella o hermosa. Una cosa no puede exprear simpatía. Tampoco podemos afirmar que una estatua es simpática. Bella puede ser, por la forma en que fue hecha o por lo que representa, pero no simpática.
Veamos, entonces, qué significa la palabra simpatía. Primera acepción: “Inclinación afectiva, generalmente espontánea y mutua”. Segunda: “por extensión, análoga a inclinación hacia animales o cosas”. Tercera: “Modo de ser y carácter de una persona, que la hacen atractiva y agradable a los demás”. La cuarta acepción es un término médico.
La simpatía de una persona (tercera acepción) depende de sus gestos, de su forma de mirar, por ejemplo, con una sonrisa. Una persona que sonríe en forma espontánea y sincera es una persona simpática. Una persona que hace un comentario positivo y muestra afecto, es simpática, indiferentemente de si es bella o no.
Luego, se puede sentir simpatía por algo o alguien (segunda acepción). Eso no quiere decir que el objeto o persona hacia la que se siente simpatía sea simpática. Esto tiene que ver con el sentimiento de simpatía que irradia alguien.
Si tomamos la primera acepción (que yo cambiaría de lugar), se refiera a una inclinación afectiva, se parece mucho a la segunda acepción. Se trata de ser afectivo, comunicativo y generoso/a en la disposición a sonreír o disponibilidad de ayuda.
Si hablamos de belleza y simpatía, también debemos referirnos a otra palabra que puede confundirse con simpatía. Me refiero a la empatía.
Empatía es un término psicológico, que significa “participación afectiva y, por lo general, emotiva, de un sujeto en una realidad ajena”.
Podríamos decir que empatía surge cuando nos encontramos en un medio distinto o adverso al nuestro, al que nos adaptamos, aportando con nuestra solidaridad y nuestro afecto, a pesar de no tener compromiso directo alguno con quienes conforman ese medio. Nada tiene que ver, entonces la simpatía, aunque ésta puede surgir, también, en ese medio.
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