Hay indicios o pruebas de que las vacunas contra el Covid-19 nos pueden ayudar a contrarrestar los efectos del virus. Un estudio científico puede confirmar esto sólo después de mucho tiempo, aún es muy temprano para asegurar algo con total certeza. Al parecer, los países que tienen mayor cantidad de la población vacunada tienen mejores resultados que en países con menos gente vacunada. Es lo que dicen los expertos y los medios de comunicación. Lo que sí es absolutamente cierto es que los efectos secundarios de las vacunas son mucho menores que los que ocasiona una infección provocada por el virus. Por lo tanto, no hay que tener miedo a las vacunas. Por otra parte, hay que respetar a quienes no se quieren vacunar. Estas personas tienen derecho a decidir lo que es mejor para su salud.
Ahora bien, cuando queremos obligar a otras personas a vacunarse, debemos considerar su derecho a oponerse, a hacer algo con su cuerpo que ni siquiera podemos asegurar que da 100% de protección y que, además, puede generar cambios negativos en su organismo. ¿Cómo podemos obligar a alguien a hacer algo en contra su voluntad, en su mayor intimidad? Entonces, también se debería prohibir fumar y usar otras sustancias que pueden afectar la salud. Una persona que no cuida su salud perjudica a toda la sociedad. Hay mucha información sobre los peligros de usar drogas, como el tabaco y el alcohol. Por lo tanto, quienes recurren a su uso están conscientes de esos peligros y deberían prescindir de su uso. Esa actitud y las consecuencias de ello ocasiona graves problemas en la sociedad, tanto desde el punto de vista económico como de la salud de quienes son afectados indirectamente por la conducta de un grupo de personas.
El abuso o mal uso de las drogas ocasiona muertes, tanto de los mismos adictos a las drogas como de sus víctimas. Sin embargo, no está prohibido usarlas. ¿Dónde podemos fijar los límites? ¿Por qué no se castiga a los adictos (a los que se considera "enfermos", siendo ellos mismos los que han ocasionado su adicción) y sí se pretende castigar a las personas que temen perjudicar sus organismos? En este último caso es más comprensible su actitud. Tal vez, más importante que exigir la obligatoriedad del uso de la vacuna es insistir en mantener la distancia de seguridad, la higiene y el uso de mascarillas cuando no hay suficiente ventilación, en espacios cerrados.
Nota: el autor de este blog ha recibido las tres dosis de la vacuna.
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