Si estudiamos con sumo cuidado los acontecimientos desde febrero hasta octubre (siete meses), podemos constatar que casi ninguna de las medidas que se han tomado han tenido efecto alguno para detener el avance de la enfermedad Covid 19. Si dejamos a China y otros países asiáticos a un lado y nos concentramos únicamente en Europa y América (me refiero a toda América, no a Estados Unidos de América), no ha servido de nada toques de queda ni confinamientos. Si bien es cierto, los contagios disminuyeron en algunos países mientras había cuarentena casi total, las infecciones se han mantenido y al suavizar las restricciones los casos positivos se han disparado. Se podría decir que se intentaba presionar algo que podía explotar en cualquier momento. Los gobiernos se han dado cuenta de que los confinamientos no pueden durar toda la vida. No hay pueblo ni economía que lo soporte. De haberse evitado esas cuarentenas y confinamientos, no se habría dañado tanto la economía, como ha sucedido. Ya todo el mundo sabe que lo que muchos advertimos en marzo se ha convertido en realidad. La precariedad ha aumentado, muchas empresas han quebrado y siguen quebrando. El paro ha aumentado más que durante cualquier otra crisis económica anterior y el hambre se ha multiplicado enormemente. Y como siempre, las capas más vulnerables de la sociedad han sido y seguirán siendo las más afectadas. Sin embargo, se recurre nuevamente a los confinamientos y aumentan los toques de queda y otras duras medidas. Ya se ha demostrado que esas medidas son ineficaces, pero se las sigue adoptando. Una excepción es Suecia, donde no ha habido confinamiento sino únicamente recomendaciones de mantener la distancia de seguridad. Lamentablemente siempre hay gente que hace caso omiso de las recomendaciones. Aún así, Suecia no ha tenido el mismo aumento de contagios. Los países que más usaron prohibiciones y castigos son los que tienen mayor aumento en contagios y muertes en esta segunda ola epidémica.
¿Qué es lo que se ha hecho mal? Pues, casi todo. Desde la OMS hasta los gobiernos de países más pequenos, todos han cometido errores importantes. Se ha instaurado muchas prohibiciones y se ha obligado a los ciudadanos a utilizar medidas completamente innecesarias e ineficaces. Se ha perdido el horizonte y se ha fallado en la educación de la población. Ejemplo de ellos es la obligación de usar mascarillas, utensilio que sirve más que nada en los hospitales, para proteger a los pacientes, especialmente en las salas de operaciones quirúrgicas, en los quirófanos. Cuando hay heridas abiertas y riesgo de infección por gérmenes patógenos es muy importante usar las mascarillas. Gérmenes que no son peligrosos pueden llegar a serlo cuando hay una exposición tan delicada.
En otros lugares y circunstancias, la mascarilla se transforma en un arma de doble filo y se convierte en vehículo de contagio. Esto parece que ha sido olvidado por expertos en epidemiología y científicos. Como ya he afirmado en anteriores artículos, las mascarillas deben ser de buena calidad para que puedan servir de algo, no basta con material de algodón ni sintético. Pero esas mascarillas son muy caras de producir. Además, no se deben manipular, no se pueden sacar y poner como se hace con los anteojos (gafas) o con un sombrero. Muy a menudo vemos en la televisión cómo se comporta la gente con sus mascarillas. Se las tocan porque se deslizan cuando se habla o se mueve el cuerpo en forma rápida. A veces se las ponen en el cuello para descansar de ellas y luego se las vuelven a poner en la boca. Cada vez que se sacan de la boca o se las mueve, se las contamina. Eso lo hace la gente continuamente, sobre todo si van a beber o comer algo. Si se usan por mucho tiempo (se las manipule o no) se cultivan gérmenes entre la mascarilla y la boca. Al sacar la mascarilla se envía millones de gérmenes al aire. Luego, al tirarlas a la basura se contamina todo lo que hay en derredor, a menos que se las tome con guantes y se cierren herméticamente los cubos de basura. ¿Cuántos cubos con esas características hay? Hay millones de mascarillas tiradas en las orillas de los caminos, en los bosques y pantanos. Muchas de ellas son transportadas por los ríos hacia el mar, aumentando la contaminación ambiental. Si se tiran a los basureros, ¿Cuántas personas utilizan guantes para manipularlas? Sí, claro. Se puede decir que para eso hay que lavarse las manos. ¿Cuántas personas se lavan las manos después de tirar a la basura una mascarilla? Y si se lavan, ¿Cuántas personas lavan la canilla o el grifo al lavarse las manos? Lo que hace la gente, incluyendo a la mayoría de quienes leen este artículo en este momento, se lavan las manos, tal vez, muy bien y con bastante jabón; pero no lavan el grifo, que ya ha sido contaminado con virus y otros gérmenes. Luego se secan con una toalla y dejan los gérmenes en ella.
Con toda la información que hay actualmente se puede confirmar que los virus (en general) se transminten directamente de persona a persona. Una de las vías contagio es el aire, siempre que se esté muy cerca de la persona que habla, tose o estornuda. En los aerosoles el virus puede llegar más lejos, como en el caso de fumar o cuando hay mucha humedad. En esos casos la distancia de seguridad debe ser mucho mayor. En algunas zonas de Espana se ha prohibido fumar en espacios públicos, algo que se debería hacer en todo el mundo. Los riesgos aumentan en espacios cerrados. Si nos movemos en espacios abiertos el peligro de contagio disminuye considerablemente. Si mantenemos la distancia de seguridad, el peligro de contagio es mínimo. La otra vía de contagio son las superficies en las que cae el virus. Se sabe que en algunas superficies u objetos el virus puede mantenerse activo hasta tres días. Hay indicios de que el virus que ocasiona el Covid 19 puede sobrivivir, incluso, en alimentos congelados. Por lo tanto, ni la nevera ni los congeladores son espacios seguros.
¿Qué se puede hacer entonces? Hay una medida que nos puede ayudar mucho: el uso de guantes. Lo importante es saber usarlos bien y elegir los que tengan mejores cualidades protectoras. No existen guantes ideales para evitar los contagios y sentirse cómodo, al mismo tiempo. Los guantes de goma son incómodos y no permiten que la piel respire bien. Los guantes de algodón dejan pasar la humedad. Lo conveniente sería fabricar guantes especiales, con un material sintético que impida pasar la humedad pero que permita una buena respiración de la piel. Yo he utilizado algunos guantes que tienen polyester o un material similar en la palma. A continuación se pueden ver algunos de los guantes que he utilizado:
Para mayor seguridad, deben desinfectarse cada vez que se hayan usado. Para ello se debe usar un líquido desinfectante con mínimo 75% de alcohol. También es conveniente lavarse las manos una vez que nos los hemos quitado. No conviene usar líquidos o geles desinfectantes para las manos. Su uso puede ocasionar problemas de salud en la piel. Espero mostrar pronto en un vídeo cómo se debe poner y sacar los guantes de una forma segura.
También conviene tener varios pares de guantes, si hay que salir a la calle muy a menudo. Siempre hay que tener guantes desinfectados y dejar "descansar" los guantes que acabamos de desinfectar. Recuerde que nuestra piel es delicada y mucho contacto con desinfectantes la pueda dañar.
Ánimo y a seguir resistiendo. Recuerde que una dieta sana y ejercicio físico nos ayudan a mantenernos activos y resistentes a todo tipo de gérmenes patógenos. Si el contenido de este artículo le parece importante, ayude a divulgarlo. Entre todos podemos ser más fuertes y sanos.
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