Quienes vivimos en este país escandinavo podemos sentirnos premiados. Nunca, durante la pandemia, se ha obligado a la gente a usar mascarillas, aunque se las recomienda en casos muy especiales, en hospitales y recintos de ayuda a los ancianos. Tampoco se ha prohibido jamás salir a la calle, aunque se ha recomendado hacerlo sólo si es necesario. También se ha recomendado no viajar y evitar reuniones con muchos participantes. En todas partes, tanto las empresas privadas como de servicio público, han puesto letreros que nos recuerdan mantener entre un metro y medio y dos metros de distancia. También hay geles desinfectantes en muchos sitios, que se usan en forma gratuita.
Todo lo anterior está muy bien. Pero también se cometen errores:
1.- No hay obligaciones para las empresas de transporte, de tal modo que eviten el viaje de muchas personas al mismo tiempo. Si bien al comienzo de la pandemia era poca la gente que usaba autobuses y trenes, lo que permitía mantener suficiente distancia entre los pasajeros, actualmente se los ve llenos de gente, sin que haya posibilidad de mantener la distancia de seguridad. Lo correcto es obligar a esas empresas a asegurar esas distancias, limitando la cantidad de pasajeros. Si bien las distancias se mantienen en muchos sitios, si no se hace los mismo en trenes y buses, no hay posibilidades de evitar los contagios y éstos se pueden multiplicar en la misma forma que está ocurriendo en Alemania, Francia y España, entre otros países, donde la pandemia está incontrolable.
fuente: proletären, un periódico sueco.2.- No hay obligaciones para profesores y estudiantes. Se ve grandes grupos de alumnos, muchas veces dirigidos por sus profesores, que se trasladan a distintos sitios sin mantener la distancia de seguridad. Para ellos parece no existir la pandemia. Se puede entender que los alumnos, por su corta edad e inmadurez, cometan errores. Pero no se puede aceptar que los profesores nada hagan por evitarlos. Ellos mismos forman parte de los grupos. ¿Dónde están los directores de las entidades educativas? ¿Dónde están las autoridades que deben velar por la seguridad, tanto de los alumnos y personal académico, como también del resto de la población?
3.- En bares y discotecas se ha abusado de la libertad de reunión. Si a eso le sumamos el fumar y las bedidas alcohólicas, nadie puede garantizar, en absoluto, que no aumenten los contagios en esos sitios.
Conclusión: en Suecia estamos bien, tenemos menos riesgos de contagio y podemos trabajar, estudiar y aprovechar de nuestro tiempo libre en completa libertad. Pero estaríamos mejor si se tomaran algunas medidas drásticas para impedir grandes aglomeraciones y hacinamientos en espacios cerrados. La distancia de seguridad es lo más importante para evitar los contagios. Eso nadie lo puede rebatir. Está muy bien que los ciudadanos puedan decidir por sí mismos, que no se les obligue a confinarse y evitar todo tipo de vida social. Pero también se necesitan medidas duras para quienes abusen de esas libertades. La libertad es necesaria, el libertinaje es dañino.
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