El capitalismo es un sistema económico basado en la ganancia, obtenida gracias a la explotación del hombre por el hombre. Una clase social está siempre sobre otra y necesita de un ente sostenedor y represor para seguir manteniendo el poder político y económico. Ese ente represor es el Estado.
La burguesía utiliza todos los conocimientos y la ideología heredada de las anteriores clases opresoras, frente a las cuales se había rebelado. En forma muy inteligente se ha apoderado de algunas frases y palabras revolucionarias o renovadoras para ocultar la verdad de su naturaleza. Esas palabras y frases se han copiado de distintos sistemas económicos anteriores y del pensamiento de muchos filósofos de la antigüedad o contemporános.
Un ejemplo es la palabra democracia, utilizada por los antiguos griegos, que jamás la aplicaron en su sociedad, si se entendiera como una forma de participación de TODOS los ciudadanos. Para los atenienses el pueblo era un grupo selecto de ciudadanos que tenían derecho a elegir y a decidir. Los esclavos no tenían derecho a absolutamente nada. Eran simple mercancía o herramientas de trabajo. Y eran la gran mayoría de habitantes de la sociedad ateniense (un 90 por ciento). Sin embargo, la palabra sonaba bien y se la adoptó con la mayor hipocresía, para nunca aplicarla tampoco en el nuevo sistema. Si traducimos la palabra griega la palabra significa FUERZA DEL PUEBLO. Se la ha traducido posteriormente como el gobierno del pueblo para el pueblo. Así se dio a entender cuando se inició la Revolución Francesa. Pero eso ha sido una falacia, una mentira. El pueblo jamás ha tenido el poder en el sistema capitalista y jamás lo va a tener. Sería como si en la selva los antílopes y otros animales herbívoros pudieran decidir frente a las acciones de los leones y otras fieras salvajes. La naturaleza de la burguesía es ser una clase explotadora y jamás va a dejar de serlo. Para un capitalista siempre debe haber trabajadores que estén subordinados, sin poder de decisión.
El sistema capitalista se aprovecha de todas las formas posibles de comunicación para hacer llegar su mensaje a la población. Se utilizan las religiones, por ejemplo, a pesar de hacer todo lo contrario a los postulados de esas religiones. La base de muchas religiones es el amor y la comunión o el desprendimiento de las riquezas. El capitalismo en sí es un instrumento generador de riqueza, tal como lo fueron los antiguos reyes o piratas que se aduenaban del botín de los enemigos, a los que muchas veces atacaban sin mayor motivo que el de obtener ganancias. Para ello no vacilaban en matar y esclavizar a hombres y mujeres de otros grupos étnicos o e otro territorio.
Y la historia se repite continuamente. Se repitió cuando las potencias coloniales invadieron territorios en Asia, Africa y el "Nuevo Continente" americano. Y se repite actualmente, cuando Estados Unidos y sus aliados se aduenan de las riquezas de otros países que habían logrado independizarse de los antiguos colonizadores.
Se trata de una verdadera espiral. Puesto que las potencias imperialistas son incapaces de resolver sus problemas económicos, de fuentes energéticas, de falta de recursos naturales, intentan hacerlo invadiendo otros países, a los que se pretende esclavizar para ponerlos a su servicio. No importa cuántas muertes sus actividades guerreristas ocasionen. No importa si se destruyen infraestructuras de los países que intentaban superar su fase de subdesarrollo. No importa cuántas familias queden sumidas en la más enorme miseria y que aumenten las enfermedades a causa de los ataques injustificados e ilegales. No importa cuántos habitantes tengan que abandonar sus hogares y huir hacia otros países. Lo importante es lograr los objetivos económicos de los verdaderos senores de la guerra.
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