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lunes, 11 de abril de 2022

GUERRA DE UCRANIA: INFORMACIÓN Y DESINFORMACIÓN

Es muy difícil acceder a informaciones fidedignas y objetivas sobre acontecimientos políticos, militares y económicos. Hay una gran falta de noticias de medios independientes. No se trata sólo de la actual guerra de Ucrania, sino de todos los conflictos bélicos y otros acontecimientos de interés para todos. Pero el ejemplo más claro es cómo se está informando sobre una guerra que comenzó, en realidad, hace ocho años, incluso a tiempos anteriores al Golpe de Estado de 2014, en Ucrania. Si usted quiere investigar algo sobre ese suceso no encontrará información alguna. Todo ha sido borrado o ignorado. Lo mismo pasa con lo que ocurre actualmente. Salvo una noticia que es difícil saber cómo se ha filtrado y publicado en un periódico norteamericano (un vídeo que muestra el remate de soldados rusos por parte de soldados ucranianos) todo lo que se informa es de los ataques y masacres que se atribuyen al ejército ruso. Lo que se informa al respecto está dirigido por las grandes empresas mediáticas y fuentes oficiales de países occidentales. Tanto los organismos oficiales como los medios de comunicación se han transformado (mejor dicho evolucionado) en una inmensa maquinaria de propaganda política y de guerra. 

Absolutamente todo lo que podemos leer en periódicos, ver en la televisión u oír en radioemisoras o visualizar en las llamadas redes sociales, viene de las mismas fuentes. Nada sabemos de lo que puedan decir otras fuentes, porque están prohibidas o interceptadas, para que no tengamos otras versiones de las noticias. Incluso hay periódicos de izquierda o "progresistas" que repiten lo que dicen las mismas noticias de la propaganda imperialista occidental, sin hacer comentarios objetivos. Es posible que no se atrevan a hacerlo, por temor a ser neutralizados y tildados de "amigos de los malos rusos". Para formarnos una idea más cerca de la realidad, debemos sacar nuestras propias conclusiones, al leer, entre líneas, todo lo que estamos obligados a ver y leer.

Olvidemos que la guerra empezó hace ocho años. Aceptemos que la guerra comenzó con la invasión del 24 de febrero. Olvidemos, también, cualquier opinión partidista, a favor o en contra de la guerra. Nos vamos a remitir sólo a las noticias de lo que está ocurriendo. No todo es mentira ni todo es manipulado. Un escaso porcentaje de la información es mostrado con cierta objetividad. Las noticias sobre las negociaciones que se han llevado a cabo en Turquía, por ejemplo, son algo real. Muchos bombardeos y movimientos de tropas también lo son. 

¿Qué es lo que sabemos? En primer lugar, que Rusia se ha comprometido a disminuir la intensidad de sus ataques contra Kiev y lo ha hecho. No se ha comprometido a retirarse de todo el territorio ocupado. ¿Qué se logra con esto? No lo sabemos, sólo podemos especular, como hacen todos los expertos militares o aquellos que creen tener la verdad. Una de las teorías que tiene más fuerza es que Rusia aprovecha una situación puntual para reagrupar sus tropas y lanzar ataques más  eficaces. Si ha pasado más de un mes y Rusia no ha logrado tomar Kiev ni otras ciudades importantes, quiere decir que la resistencia del ejército ucraniano ha sido más fuerte de lo que Rusia había supuesto antes de iniciar su operación militar. Pero también puede ser que Rusia ya no está interesada en seguir avanzando, porque considera alcanzado sus objetivos, como lo afirmó Putin hace días atrás. De lo que se desprende de lo acordado en las negociaciones, Ucrania está dispuesta a aceptar un estatus de neutralidad, una de las exigencias de Rusia. Zelensky también se muestra dispuesto a hablar sobre Crimea y la región del Donbás. Eso no significa que Ucrania renuncie a esas regiones, sino sólo a hablar, lo que, en realidad, no significa mucho para Rusia.

El ejército ucraniano era más fuerte de lo que pensaban los estrategas rusos, la cantidad de armas y las ayudas de occidente fueron mucho mayores de las que se suponía. Estados Unidos y la OTAN han tenido ocho años para armar al ejército ucraniano y equiparlo con todos los medios posibles para su defensa o posible ofensiva contra Rusia, antes de que el gigante euroasiático se decidiera por invadir Ucrania. La inteligencia rusa no fue capaz de descubrir esto a tiempo. De lo contrario se habría decidido la invasión mucho antes de febrero de este año. Durante la intervención militar, La OTAN ha tenido la posibilidad de enviar armas por vías que no es fácil descubrir.

Los estrategas rusos cometieron el error de enviar tropas a Kiev, en lugar de fortalecer únicamente la región del Donbás. Para un ataque más efectivo se podía haber planificado la toma de una región cercana a las fronteras con Polonia, Rumania y Moldavia, impidiendo el suministro de armas y municiones por parte de la OTAN. El resto de ciudades importantes debieron ser atacadas con misiles, concentrando esos ataques en los puntos más sensibles del ejército ucraniano, evitando la confrontación directa, con el riesgo de que misiles y bombas cayeran en zonas residenciales. La incursión con convoyes, sin haber neutralizado primero al ejército ucraniano, fue un grave error. Cuando Estados Unidos ha invadido otros países se ha encargado de bombardear los países hasta destruir toda su capacidad de defensa. Eso se hizo en la invasión de Irak y de Libia, por ejemplo. Sólo cuando sabían que habían alcanzado esos objetivos invadieron con fuerzas terrestres, apoyadas por paracaidistas. 

La toma de Mariúpol ha tomado demasiado tiempo, lo que se ha traducido en innecesaria destrucción y víctimas de ambos bandos. La toma de Odesa parece prácticamente imposible, por lo que, a estas alturas, debería descartarse. Rusia tiene que concentrarse únicamente en la región del Donbás, donde tiene apoyo de la mayoría de la población y no incursionar en otras regiones. Ucrania, por su parte, debería aceptar las exigencias rusas y conformarse con un armisticio, como primer paso hacia un acuerdo de paz.

En cuanto a la investigación por posibles crímenes de guerra, se debería llevar a cabo por expertos de países que no están involucrados en el conflicto. Ningún país europeo cuenta con la neutralidad necesaria para investigar, enjuiciar y condenar a sus enemigos. Si bien la guerra no está declarada por los países occidentales, éstos participan activamente en el envío de armas y dinero. Eso los convierte en parte del conflicto, por lo tanto, enemigos.

Es de esperar que Rusia y Ucrania sigan negociando y que lleguen pronto a un acuerdo. La guerra debe ser detenida lo antes posible. 

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