Manifestaciones en Estados Unidos contra la cuarentena
A veces es necesario que enemigos de siempre se sienten a la mesa para ponerse de acuerdo con sus adversarios en algunos asuntos específicos, como es el combate contra la pandemia. Pero, por lo general, sucede que los intereses políticos y económicos impiden llegar a acuerdos convenientes para toda la población
Donald Trump puede aumentar su popularidad en su país, por promover el fin de la cuarentena. Y es que nadie disfruta con un confinamiento, una medida que puede ser exagerada e innecesaria. Se trata de defender el derecho a la circulación y el derecho al trabajo. Lamentablemente, en casi todo el mundo (con excepción de Suecia) se ha adoptado el confinamiento como la solución al riesgo de contagio. Lo mismo ocurre en muchos estados del país del norte.
Se sabe que todo el mundo se va a contagiar con el nuevo virus, tarde temprano, porque nada lo puede parar. Si ya ha llegado a todos los países del mundo significa que tiene un buen terreno ganado. Lo que se hace, y parece que no muchos lo entienden, es retardar su avance. Pero es inevitable que la población se contagie. La enfermedad nos trae sufrimiento, y en muchos casos, la muerte. Pero el lado positivo es que la gran mayoría de la población va a producir anticueropos. Es, justamente, la idea que justifica el médodo sueco. La otra solución es una vacuna, pero lograrla puede tomar muchos meses, e incluso años. Lo que hace Trump en estos últimos días, es imitar el modelo sueco, al que ha criticado antes, en varias oportunidades.
Pero que no haya confinamiento no significa que hay que salir corriendo a las calles en masa y contagiarse a propósito. Por eso se debe encontrar el equilibrio entre el confinamiento y una nueva estructura laboral y educacional.
La solución es limitar las posibilidades de que se produzcan aglomeraciones y que todo el mundo mantenga las distancias de seguridad, además de mantener una buena higiene. Es lo que se ha recalcado en casi todas partes, hasta el cansacio, y es lo que recomienda la OMS.
Se sabe que a Trump le interesa más la economía que la salud de la gente. Al no saber qué se puede hacer, como estadista, arenga a las masas, como rico empresario, para que salgan a manifestar y atacar a los gobernadores que han adoptado la cuarentena, en lugar de dialogar y buscar, justamente, un equilibrio.
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