Generalmente nos hacemos inmunes a una enfermedad viral, si la hemos padecido una vez. Sin embargo, en el caso del Covid-19 parece que no basta con haber estado infectado con esa enfermedad para volvernos inmunes, por lo menos, no en todos los casos. Es algo nuevo que no se sabía de este virus (VER 1), (VER 2). (VER 3). De ser esto cierto, se debe tomar nuevas medidas con los pacientes recuperados.
Es posible que algunas personas no logren ser inmunes, ni antes ni después de contraer una enfermedad. Cada uno de nosotros reacciona en forma distinta y los factores que influyem son los que se ha repetido hasta el cansancio desde hace mucho tiempo. Lamentablemente, los gobiernos no han sido capaces de dar la información adecuada a la gente. Se permite mucha publicidad de alimentos que son nocivos para la salud. Hay enfermedades que debieron ser erradicadas hace decenios, pero aumentan cada día, como la diabetes, la obesidad, la arterioesclerosis, gastritis, anemia, hipertensión arterial y un largo etcétera. Y todas esas enfermedadse han sido ocasionadas por la mala alimentación.
Además de la mala alimentación, hay muchos otros factores que contribuyen al desarrollo de enfermedades, como el alcohol, el tabaco y la contaminación ambiental, tanto en nuestros puestos de trabajo como en el aire que respiramos, especialmente en las grandes ciudades. No hay leyes suficientes que regulen el consumo de alcohol, que se vende abiertamente en todo el occidente y gran parte del oriente, con excepción de algunos países árabes, donde se prohíbe por motivos religiosos.
Otro de los factores que debilitan nuestro sistema inmunológico es la falta de ejercicio físico, que debería ser una obligación para todos los ciudadanos, con excepción de las personas enfermas a las que no les es posible la movilidad suficiente e incluso puede llegar a serles perjudicial. Los sistemas de salud de todos los países del mundo deberían tener un control de las actividades físicas y la forma de alimentarse de todos los ciudadanos. La gente debería entender que el no cuidarse a sí mismos es una irresponsabilidad y que no sólo los perjudica a ellos sino, también, a toda la sociedad, a sus congéneres y a la administración, que debe destinar demasiados recursos en el tratamiento de enfermedades que se pudieron evitar. Esto debería ser un punto a ser estudiado por todos quienes tienen responsabilidad de la salud de la gente en todos los países y en la OMS. Se ha insistido mucho estos días, cuando se ha defendido el confinamiento, que el exponerse a los contagios es una irresponsabilidad y hasta se lo puede considerar un delito. ¡Hay mucha gente que ha debido pagar multas y hasta se los ha encarcelado por haber salido a pasear por un descampado o por una playa donde no hay absolutamente ningún riesgo de contagiarse ni ser contagiado!
Si se llega a esos extremos ¿No se debería aplicar sanciones a quienes, voluntariamente se exponen a distintas enfermedades todos los días y a todas horas?
Si no cuidamos nuestra salud podemos contraer, fácilmente, muchas enfermedades. Mientras más nos enfermamos, menos defensas nos van quedando. Es una especie de suicidio individual o colectivo. Es como lanzarse a un precipicio, sin pensar en las consecuencias de la caída. ¡Y no hacemos nada por evitarlo!
Además de la mala alimentación, hay muchos otros factores que contribuyen al desarrollo de enfermedades, como el alcohol, el tabaco y la contaminación ambiental, tanto en nuestros puestos de trabajo como en el aire que respiramos, especialmente en las grandes ciudades. No hay leyes suficientes que regulen el consumo de alcohol, que se vende abiertamente en todo el occidente y gran parte del oriente, con excepción de algunos países árabes, donde se prohíbe por motivos religiosos.
Otro de los factores que debilitan nuestro sistema inmunológico es la falta de ejercicio físico, que debería ser una obligación para todos los ciudadanos, con excepción de las personas enfermas a las que no les es posible la movilidad suficiente e incluso puede llegar a serles perjudicial. Los sistemas de salud de todos los países del mundo deberían tener un control de las actividades físicas y la forma de alimentarse de todos los ciudadanos. La gente debería entender que el no cuidarse a sí mismos es una irresponsabilidad y que no sólo los perjudica a ellos sino, también, a toda la sociedad, a sus congéneres y a la administración, que debe destinar demasiados recursos en el tratamiento de enfermedades que se pudieron evitar. Esto debería ser un punto a ser estudiado por todos quienes tienen responsabilidad de la salud de la gente en todos los países y en la OMS. Se ha insistido mucho estos días, cuando se ha defendido el confinamiento, que el exponerse a los contagios es una irresponsabilidad y hasta se lo puede considerar un delito. ¡Hay mucha gente que ha debido pagar multas y hasta se los ha encarcelado por haber salido a pasear por un descampado o por una playa donde no hay absolutamente ningún riesgo de contagiarse ni ser contagiado!
Si se llega a esos extremos ¿No se debería aplicar sanciones a quienes, voluntariamente se exponen a distintas enfermedades todos los días y a todas horas?
Si no cuidamos nuestra salud podemos contraer, fácilmente, muchas enfermedades. Mientras más nos enfermamos, menos defensas nos van quedando. Es una especie de suicidio individual o colectivo. Es como lanzarse a un precipicio, sin pensar en las consecuencias de la caída. ¡Y no hacemos nada por evitarlo!
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