La democracia representativa es un de los más grandes enganos del capitalismo. La Constitución y las leyes han sido creadas y adaptadas para mantener el sistema de opresión. Son los dirigentes de partidos políticos los que deciden cómo se debe administrar y gobernar un país. El dinero y la publicidad son determinantes en la elección de los representantes que el pueblo se ve obligado a elegir. Se presentan varias alternativas, pero son siempre los partidos políticos dirigidos por el poder económico los que tienen mayores posibilidades de acceder a los puestos de representación, tanto para el poder ejecutivo como para el poder legislativo.
Cuando las leyes o la Constitución no satisfacen todas las aspiraciones de la clase dominante para mantener su sistema de privilegios, se llevan a cabo reformas. Es lo que sucede actualmente en Espana. Es muy fácil conseguir aprobar reformas, porque los partidos más poderosos, uno el más reaccionario y conservador (PP), el otro, con un difraz de izquierda o "socialismo"(PSOE) se ponen de acuerdo para aprobarlas sin necesidad de consultar al pueblo. Los partidos minoritarios son atropellados e ignorados.
Una gran parte del pueblo rechaza esas componendas y solicita participar en la redacción, detalles y votación de cualquier iniciativa que implique un cambio en la Carta Magna. Pero los partidos que se alternan en el poder y se fortalecen gracias a la enorme capacidad informativa de sus medios y a una ley electoral discriminatoria contra las minorías, no escuchan al pueblo. Los partidos PSOE yPP prefieren arreglar todo sin la participación de la mayoría de los ciudadanos. Esos partidos cumplen bien su papel de protectores del sistema financiero y del libre mercado, para que las grandes empresas sigan asegurando sus ganancias desorbitadas.
La reforma actual es para cumplior con los planes económicos que imponen los mercados a través de sus representantes en los gobiernos europeos, como es el caso de Angela Merkel y Nicolás Sarkozy.
En Venezuela, sin embargo, todas las reformas a la Constitución deben ser aprobadas en referendos. Es el pueblo el que decide, no los partidos políticos ni sus dirigentes. Curiosamente, a este país donde se aplica la democracia participativa, se lo cataloga por los medios de comunicación (que ya sabemos quienes los dirigen) como dictadura...
Espana podría aprender de Venezuela en este y muchos otros aspectos.
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