El acceso de Ucrania al Mar Negro puede continuar en la región entre Moldavia y Rumania, pero de forma más limitada. Odesa puede caer, también, en manos rusas.
Derramar sangre para expiar la culpa por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante cinco siglos, ha sido la forma como Occidente soluciona recurrentemente sus crisis. Una razón cultural nacida de la unión de la religión judeocristiana y la tradición del pensamiento grecorromano impone sobre el planeta su cosmovisión. Un orden maniqueo emerge de sus entrañas. Civilización o barbarie. Sólo existe una representación del mundo que ha extendido su razón cultural con la finalidad de dominar el mundo. Oriente, las culturas milenarias, Asia, África y América Latina, nunca han existido, salvo para proclamar la sed de conquista, saciada con la sangre de esclavos y pueblos llevados a la extinción. Países a los cuales se han usurpado sus riquezas, sus territorios, contaminado sus ríos, mares, e impuesto gobiernos títeres. Sobre ellos cae la noche. El Dios castigador omnipresente y todo poder administra justicia. Inquisidor y castrador da luz a quienes abrazan su verdad, la única, aquella emanada del verbo divino. Occidente se expande, arrasando civilizaciones enteras. Así ha sido parida la modernidad. Han sido y son millones los seres humanos víctimas de su prepotencia, sus ansias de dominación totalitaria encubierta bajo la idea de progreso, el principio del derecho de propiedad y libertad individual.
Occidente se desvanece en las tecnologías de muerte. Las armas de destrucción masiva, sean cámaras de gas, atómicas, químicas, biológicas o apoyadas en la cibernética y la inteligencia artificial, son el argumento disuasorio para imponer su voluntad. Para Occidente no habrá paz mientras sus ansias de dominio no se hayan saciado. De nada sirve apelar a la sensatez, a la dignidad, en definitiva a lo que nos hace humanos: la vida en el respeto mutuo. Occidente sólo conoce una razón: la guerra de conquista para someter a toda la población mundial. Así alumbra el holocausto y el exterminio del otro, del extranjero. No tiene compasión. Zygmunt Bauman, en su obra cumbre Modernidad y holocausto, subraya: “La civilización moderna no fue condición suficiente del holocausto, pero si fue, con seguridad, condición necesaria. Sin ella, el holocausto sería impensable. Fue el mundo racional de la civilización moderna el que hizo que el holocausto pudiese concebirse (…) El holocausto no fue un arranque irracional de aquellos residuos –todavía no erradicados– de la barbarie premoderna. Fue el inquilino legítimo de la casa de la modernidad; un inquilino que no se hubiese sentido cómodo en ningún otro edificio”. Hoy Occidente y su portavoz, Estados Unidos, se sienten cómodos. Los acontecimientos sobrevenidos en Ucrania le permiten sobrellevar sus fracasos. Elevar a rango de chivo expiatorio la tragedia que vive la población ucrania. El sufrimiento de unos, es la justificación de la violencia sobre los otros.
Ucrania lanza un SOS. Su voz se escucha. Occidente acude al rescate, aunque sus instituciones internacionales, Unión Europea, OTAN, empresas privadas, bancos, trasnacionales, medios de comunicación, etc…, sean los responsables de la actual crisis planetaria. Los ucranios merecen atención. Pero no nos engañemos, su sangre lava la ignominia de las otras guerras, las civilizatorias
. Así se construye el discurso del chivo expiatorio. Una víctima y victimario. Las sanciones a Rusia, la política de brazos abiertos a los ucranios desplazados de la guerra, la solidaridad de ciudadanos del mundo se hacen eco del llamado. Son solidarios, envían comida, mantas, se desplazan. Las ONG despliegan todos sus medios y redoblan los esfuerzos, mientras los gobiernos mandan armamento y promueven el odio hacia Rusia y los rusos. No hay que buscar más explicaciones. Ucrania es la excusa para el patrocinio de una guerra que tapa sus vergüenzas. Los ucranios, es triste decirlo, importan poco. Víctimas propicias para visibilizar el comportamiento católico de buen samaritano. Mientras tanto, desde el poder, se ejerce la llamada necropolítica.
Un conflicto creado en los despachos de la OTAN, la Casa Blanca y el Pentágono, destapa la barbarie de Occidente. Hipocresía, cinismo, los adjetivos sobran. Occidente vocifera, clama por un Dios castigador y justiciero. Matar rusos. Ellos son los invasores, hay que expulsarlos de cuanta organización internacional sea posible. Llevarlos al exterminio si es necesario. Jóvenes estudiantes rusos son conminados a dejar las universidades europeas. Ciudadanos rusos son vilipendiados y los medios de comunicación atizan y fomentan el odio. Deportistas, actores, no importa, mientras sean rusos, se estigmatizan. Son criminales, bárbaros, escoria, oligarcas, violadores, asesinos.
No hay distinción, Putin es ruso, los rusos son Putin, todos juntos son enemigos de Occidente, sus vidas no tienen valor. Así procede Occidente. Mientras recibe a los desplazados ucranios concediendo tarjetas residencia, permisos de trabajo, estatuto de refugiado, cierra las puertas a quienes durante años claman una posibilidad de trabajo en sus países. Son los muertos, ahogados en las pateras en el Mediterráneo, los cientos que ven peligrar sus vidas cuando se les niega al asilo. Pero también son las mujeres esclavizadas y prostituidas en Holanda, Alemania, España, Francia, y la Europa casta y pura. Son, igualmente, los muros de la vergüenza. Los centros de internamiento, las falsas declamaciones de neutralidad. La irresponsabilidad de Occidente, su prepotencia, sus ansias de dominar el mundo nos sitúa al borde del abismo. Pero mientras tanto, nos llaman a exterminar a los rusos.
La periodista de origen sudafricano Lara Logan explica en una entrevista al portal America’s Voice AM que las noticias sobre el actual conflicto de Ucrania están llenas de «desinformación», mientras que muchos de los acontecimientos que ocurren ahora en Ucrania pasan desapercibidos en los medios.
«Realmente, creo que hay mucha desinformación. Nunca hemos visto nada parecido. Quiero decir, he estado cubriendo guerras durante 35 años y nunca he visto gente con las uñas pintadas con los colores de la bandera ucraniana. Nos están acorralando en un cajón en el que tenemos que odiar a Vladímir Putin y suponer todo lo malo que se dice de él, y amar a Ucrania, sin término medio», explica la ex presentadora de FOX Nation. «En Ucrania están ocurriendo muchas más cosas de las que nadie habla», añade en la entrevista, emitida el pasado martes.
Según explica Logan, el batallón neonazi Azov está financiado por EE.UU. y la OTAN. «Se pueden encontrar fotos de ellos [milicianos de Azov] en Internet sosteniendo la bandera de la OTAN y la esvástica. Y, al mismo tiempo, su propio emblema contiene el sol negro del ocultismo nazi, que era un emblema de las SS. Y también contiene la insignia lateral del rayo de las SS», recalca.
La periodista indica que la Casa Blanca quiere crear la sensación de que se trata de una pequeña unidad. «No es cierto. El batallón Azov se ha abierto camino en el este de Ucrania con asesinatos», subraya Logan, al tiempo que agrega que EE.UU. no quiere admitirlo. «Por eso Crimea votó por la independencia. Por eso Crimea quería estar con Rusia», razona.
El papel de la CIA
Ahondando en el movimiento nazi en Ucrania, Logan recuerda que la CIA, bajo la jefatura de Allen Dulles, «concedió inmunidad judicial a los nazis ucranianos en los juicios de Nuremberg». En esta misma línea, dice que Washington y sus agencias de inteligencia «tienen una larga historia de financiar y armar» a los adeptos de esta ideología radical en Ucrania.
La periodista insiste en que la CIA «patrocinó la revolución de color» en Ucrania que finalmente condujo al golpe de estado de 2014, al tiempo que «seleccionó a líderes» del país. En concreto, Logan evoca «la conversación telefónica filtrada de Victoria Nuland [a la sazón subsecretaria de Estado de EE.UU. para Asuntos Europeos] en la que ella y el embajador de EE.UU. están decidiendo quién puede liderar Ucrania».
Ucrania como centro del lavado de dinero
Por otra parte, Logan tilda de «títere» al presidente ucraniano Vladímir Zelenski que fue «seleccionado» por Washington. «Y, honestamente, con la gran tecnología y con el fraude electoral de hoy en día, no sabemos cuántos líderes en todo el mundo han sido seleccionados por Estados Unidos y no fueron realmente votados por el pueblo», agrega.
Finalmente, la reportera recuerda que Putin lleva 15 años advirtiendo que no va a tolerar que «los globalistas se apoderen del mundo, construyan instalaciones de armas biológicas, o lo que sea que estén haciendo en Ucrania». También, considera que Ucrania se ha convertido en un centro de lavado de dinero de miles de millones de dólares estadounidenses. «Y no decimos nada al respecto. Son nuestros impuestos», concluye.
Logan es una periodista de origen sudafricano que ha cubierto actividades bélicas a lo largo de su carrera. Trabajó para la cadena estadounidense CBS News de 2002 a 2018. En 2020, se incorporó a Fox Nation, servicio de suscripción de la cadena Fox News.
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