Interesante entrevista hecha por Walter Martínez en su programa DOSSIER del 7 de marzo, 2010.
Aquí vemos a un Zelaya distinto al que vimos antes, como presidente de Honduras, y posteriormente, como presidente depuesto por un Golpe Militar, engañado por políticos y militares en su país y engañado por gobernantes de otros países, especialmente de Estados Unidos y Costa Rica.
Ya no es el Zelaya combativo, que prometía volver a Honduras (siempre dijo que en forma pacífica) y que fue derrotado, definitivamente, mientras estaba en la embajada de Brasil, torturado psíquicamente, al ser bombardeada la embajada con gases venenosos y un ruido infernal de marchas militares en todo el sector de la embajada por las noches, para que no durmiera.
El Zelaya que vi en la entrevista era un Zelaya cansado y rendido frente a las circunstancias, dispuesto a apoyar al actual presidente hondureño Porfirio Lobos para que Honduras empiece a levantar su economía y no esté aislada de la comunidad internacional.
Ya quedó atrás todo aquello por lo que se luchó, que era recuperar la democracia en Honduras, recuperando asímismo los logros que se habían obtenido, en la liberación de la economía de manos de empresas transnacionales que la han ahogado durante decenios.
A pesar de eso, Zelaya sigue siendo atacado por los medios de comunicación de su país. También parte de medios de comunicación internacionales participan en esa campaña, como se puede leer en l siguiente periódico (HOY), de Santo Domingo.
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2 comentarios:
Bueno, pero qué pretendes de un reformista??
Para hacer revolución hacen falta revolucionarios, no oportunistas ni arribistas...
Estimado /a Valodia:
Estoy de acuerdo contigo. Pero no hay que menospreciar los intentos de dirigentes progresistas, que pueden ir evolucionando hasta convertirse en revolucionarios.
Zelaya es un hombre que se dio cuenta de los abusos de su clase social. Por lo menos intentó independizar a su país de las empresas norteanmericanas. Si no era un hombre de izquierda, por lo menos era nacionalista. Y es posible que con el tiempo aprenda aún más y llegue a ser un político de izquierda. No todos los revolucionarios lo fueron desde sus inicios en la lucha política. Se fueron haciendo a sí mismos revolucionarios.
Gracias por el comentario, Néstor.
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