El ser humano es una especie maravillosa. Durante milenios ha ido superando todo tipo de dificultades. La ciencia ha demostrado que somos el resultado de la evolución. Hay muchas teorías sobre cómo fué, exactamente, esa evolución; pero ya nadie la puede negar. Pero hay millones de otras especies, que también evolucionan, desde una pequeña célula (a veces ni siquiera una célula completa) hasta un ser multicelular (VER) (Ver nota 3, 31 de marzo, 2020). Sin embargo, antes de llegar a ser un organismo pluricelular, ese organismo puede (o debe) mutar, de una forma muy simple, cambiando sus características básicas que pueden llegar a transformarlo en otra especie. Es la lucha por la supervivencia de todos los seres que habitan nuestro planeta y de otros seres que, tal vez, habitan otros planetas en el inmenso espacio interestelar.
Una especie de virus el SARS-coV-2 (Ver nota 1) que ha mutado, como muchas otras especies de virus o cualquier organismo microscópico, puede ser la advertencia que necesitábamos para cambiar, de una vez por todas, nuestras costumbres en muchos aspectos, como la forma de relacionarse socialmente, la forma de alimentarse, la forma de trabajar o estudiar, etcétera. Porque aunque nos han enseñado desde la infancia que uno de los factores importantes para mantener una buena salud es la higiene, siempre hemos sido negligentes con este tema y la hemos descuidado, a pesar de saber que estamos rodeados de gérmenes patógenos(VER). Como seres humanos, también somos sociables y la mayoría de nosotros demuestra el aprecio, el cariño o el amor, tocando a otras personas. Esto lo hemos hecho sin pensar que el tocarse o acercarse demasiado a otra gente, se nos ha transmitido miles de especies de gérmenes, la mayoría inofensivos, pero otros, peligrosos y hasta muy peligrosos.
¿Por qué no hemos adoptado antes nuevas formas de comportamiento social? ¿Por qué nos hemos confiado tanto en que nunca nos íbamos a enfermar? ¿Por qué no hemos evitado resfriarnos, por ejemplo? ¡Si era tan sencillo hacerlo! Sí, muchas veces lo pensamos, cuando viajábamos en un autobús o en un vagón de metro atestado de gente, con una cercanía excesiva, y a veces desagradable. Más de una vez tratábamos de contener la respiración y dirigíamos nuestras narices hacia un espacio menos contaminado por la transpiración y la respiración, la tos o los estorndos de otras personas. Muchas personas sensibles, incluyendo al autor de este blog, alguna vez estuvimos a punto de vomitar por la fetidez que despedían algunas personas que no se asean, no se duchan o lavan convenientemente o no se cambian la ropa sucia.
Lamentablemente, para la mayoría de la gente, no había (ni hay) otra solución. No todos pueden ir a sus trabajos en vehículo propio. La mayoría de la población debe desplazarse hacia su trabajo o a los centros educativos en vehículos en donde la gente viaja hacinada, como borregos en un camión. Lo mismo ocurre con las viviendas, en las que deben vivir familias numerosas en un espacio muy reducido, a veces varias familias en un solo apartamento. La falta de espacio, el respirar en un ambiente viciado, tanto por gérmenes como por sustancias o gases tóxicos, contribuyen a disminuir nuestras defensas inmunológicas.
Obviando lo anterior, comprendiendo que no es fácil evitar los contactos en los medios de transporte o en viviendas donde viven muchas personas, sí que hay otras cosas que se pueden hacer para evitar los contagios (ver nota 2, más abajo). Sobre eso ya he escrito lo suficiente en otras entradas y estoy seguro de que mis lectores ya las conocen. A partir de ahora, deberíamos adoptar para siempre las precauciones que antes no hemos sabido tomar. Ya se debe terminar para siempre ls formas efusivas de saludarse, como darse la mano o besarse y abrazarse, a menos que sea con nuestros familiares. No será fácil, pero debemos aprender a convivir con estas nuevas formas de comportamento social.
Nota 1:
Desde ahora se deberá planificar el transporte público, de tal modo que se mantengan las distancias de seguridad entre los pasajeros. Eso significa que habrá que restringir la cantidad de pasajeros en cada vehículo. Se deberá dictar normas que faciliten la cercanía a los lugares de trabajo o de estudio. Los costos serán altos pero valdrá la pena y a largo plazo esos costos se amortiguarán con creces, poerque se ahorrará mucho si la gente está sana.
Nota 2:
El nombre viene del inglés, Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus-2 (VER). En espanol debería llamarse Síndrome Severo Respiratorio Agudo (SSRA), pero todo el mundo usa las siglas en inglés.
Nota 3, 31 de marzo:
Interesante noticia de EL PERIÓDICO, sobre un hallazgo en California. Lamentablemente la página de este medio ha dejado de funcionar.
Extracto: Los primeros organismos multicelulares, como las esponjas y las algas, fueron los primeros invertebrados de la Tierra, un colectivo denominado Biota ediacarana que surgió hace unos 650 millones de años cuyos fósiles son de los más antiguos de la historia de los seres complejos.
Nota 4 del 4 de abril.
¿ES EL COVID-19 LA ADVERTENCIA QUE NECESITÁBAMOS PARA SALVAR EL PLANETA? Interesante Artículo en Público de hoy.
Extracto:
El coronavirus - COVID-19 nos está afectando a todos, especialmente a aquellos que no están en capacidad de refugiarse en sus hogares hasta que lo peor haya pasado, sea porque no los tienen o porque tienen que trabajar sin pausa porque viven del día a día. Pero también ofrece la oportunidad de corregir errores históricos: el abuso de la Madre Tierra y de los grupos marginados, los mismos que más sufrirán esta pandemia. Este brote viral es una señal de que, al ahondar demasiado la explotación del resto de la naturaleza, la cultura globalizadora dominante ha erosionado la capacidad del planeta para mantener la vida y los medios de sustento. Al desligar los microorganismos de sus animales anfitriones, estos deben aferrarse a otros cuerpos para su propia supervivencia. Los humanos son parte de la naturaleza; todo está conectado con todo lo demás.
El coronavirus - COVID-19 nos está afectando a todos, especialmente a aquellos que no están en capacidad de refugiarse en sus hogares hasta que lo peor haya pasado, sea porque no los tienen o porque tienen que trabajar sin pausa porque viven del día a día. Pero también ofrece la oportunidad de corregir errores históricos: el abuso de la Madre Tierra y de los grupos marginados, los mismos que más sufrirán esta pandemia. Este brote viral es una señal de que, al ahondar demasiado la explotación del resto de la naturaleza, la cultura globalizadora dominante ha erosionado la capacidad del planeta para mantener la vida y los medios de sustento. Al desligar los microorganismos de sus animales anfitriones, estos deben aferrarse a otros cuerpos para su propia supervivencia. Los humanos son parte de la naturaleza; todo está conectado con todo lo demás.
ENLACES:
Repito aquí el enlace que puse en mi entrada anterior, para quienes no han leído la página: UNA PANDEMIA ANUNCIADA, PERO MPREDECIBLE.
Pamplona, 2006
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