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miércoles, 26 de febrero de 2025

UN VENEZOLANO QUERÍA TRIUNFAR EN EL FESTIVAL DE VIÑA DEL MAR. FRACASÓ ESTREPITOSAMENTE.

Nota del 28 de febrero: Antes de leer esta entrada del 26 de febrero, invito a mis lectores a ver una parodia de la actuación del comediante George Harris. Aparte de las groserías que se utilizan, hay que reconocer que la imaginación y la chispa de los comediantes chilenos parecen insuperables (VER AQUÍ).

Muy pocas veces me he referido a mi país natal, Chile. El motivo es que lo siento muy lejos. Y no me refiero a la distancia física sino a muchos otros aspectos, como su desarrollo económico, político, cultural, lingüístico, etc. Es como si yo nunca hubiese estado allí, a pesar de haber vivido 25 años, en distintas ciudades. Por supuesto que recuerdo muchas cosas, desde mi infancia hasta los últimos días antes de dejar aquel país, para siempre. Pero cuando leo sus periódicos digitales o veo programas de televisión chilenos, no es nada parecido a lo que yo recuerdo. Es como si hubiese pasado una gran excavadora y aplanadora que hubiera sepultado todo, dejando solo despojos en las orillas, mientras en el centro de levantaba un gran edificio o figuras que desplazaban todo lo que había existido antes.

Los tertulianos de los programas matinales (y otros) de la televisión hablan un idioma que integra palabras y frases totalmente desconocidas para mí. Se refieren a una serie de temas con total desparpajo, se insultan o se mofan de invitados o de gente entrevistada en la calle o, simplemente citados, ausentes, incluso de sí mismos. El idioma que se utiliza es el que se usaba antes en las barriadas o barrios populares; se empezó imitando la forma de hablar de los delincuentes o de gente que tenía muy poca educación. Era algo que ya se hacía desde mi estancia allí. Se los imitaba por dos razones fundamentales: una era para reírse  de la gente humilde y otra era para aparentar ser como ellos, para ganarlos hacia sus trincheras políticas. Hablar como un trabajador del campo o como un obrero (de los cuales se hacían muchos chistes e imitaciones) fue igualarlos, idiomáticamente. El "huaso" y el "roto", estúpido uno y astuto (pillo) el otro, ya no eran muy distintos, eran sus iguales. En lugar de resaltar la educación, el interés por la lectura y el cuidado del idioma, se hacía todo lo posible por hablar como ellos. Esto lo hacían, tanto militantes de partidos de izquierda como de partidos derecha. Era una forma de "ser como es la gente del pueblo". En esa forma se ganaba más adeptos a las distintas ideologías.

Si se oye a los cómicos (muchos de los cuales participan en importantes eventos culturales y artísticos como el Festival de Viña del Mar, por ejemplo), todos, sin excepción alguna (incluyendo a comediantes femeninas) hablan en forma grosera, provocando la hilaridad y las risas del público. Se hacen bromas sin sentido, utilizando palabras denigrantes y soeces. No hay broma ("talla") que no incluya groserías clásicas que reemplazan al vocabulario tan amplio del que cuenta el idioma castellano. Con dos o tres palabras que se repiten incesantemente en unas frases, se deja de lado cientos de palabras que se podrían utilizar y que enriquecerían su idioma. En cuanto a la comicidad, hay muchas formas de hacer reír, sin necesidad de recurrir a los insultos o burlas ultrajantes. Pero con los chistes, que muchas veces no tienen sentido alguno, la gente se ríe de la palabra vulgar, chabacana, no del chiste en sí. Mientras más "garabatos" se utilice, tanto más risa se produce.

En la última versión del Festival de Viña del Mar ha surgido una polémica que ha servido para analizar muchas cosas, como la diferencia en costumbres y formas de expresarse en distintos países. También se ha hablado mucho de xenofobia (racismo) y la lucha política entre distintas fuerzas,  sobre todo en lo que se refiere a las diferencias entre algunos sistemas de gobierno, especialmente entre Chile y Venezuela. 

La chispa la ha encendido George Harris, un comediante venezolano, que no agradó al público. Lejos de mostrar humildad y hacer su trabajo, el comediante empezó a atacar al público, llegando al extremo de insultarlo de la forma más baja que se pueda hacer, superando al más grosero de todos los artistas que han desfilado en el conocido festival que tiene una data de 64 años. 

A continuación se puede abrir unos enlaces, donde se analiza, en distintas formas, la polémica provocada por el comediante George Harris (Jorge Enrique González). Invito a mis lectores a ver los vídeos. Más abajo continúo con esta entrada.

LA CUARTA, CHILE

VIDEO DE UN CANAL CHILENO

¿VICTIMA O SOBERBIO? TV+

LO SACAN A PATADAS (DIEGO EN LA LUCHA) Aquí se analiza, con más detalles, el origen e la polémica. Interesante vídeo.

SWISHINFO

PERFIL NOTICIAS  

La forma de hablar de mis connacionales de antaño nunca me gustó. Desde niño quise hablar el idioma castellano lo mejor posible. Pero cada cual elige la forma de hacerlo. Sin embargo, lo que menos me gustó ni me gusta ahora es la costumbre de burlarse de otras personas y de forma humillante. Luego, en el exilio, me di cuenta de que en todos los países de habla hispana se habla en forma distinta y también se utilizan las groserías. Unos más y otros menos, casi todo el mundo lo hace. 

Lo anterior se puede aceptar o tolerar. Como he dicho antes, cada uno habla como quiere, siempre que se respeta a otras personas. Pero hay una gran diferencia entre las bromas, las burlas y los mensajes de odio, sobre todo si ese odio se dirige hacia otras personas por su origen étnico o territorial. Por otra parte, muchas veces se confunde el odio o el rechazo hacia una persona o grupo de personas. Se confunde el racismo con algo puntual, el odio o la animadversión hacia alguien que ha cometido un delito o se ha comportado en forma indecente o inadecuada. 

¿Qué pasa cada año en el festival de Viña? En Chile existe la costumbre de desaprobar a un artista con gritos y silbidos. En otros sitios ocurre lo mismo, pero en este evento es más frecuente y más fuerte. Por  eso se ha denominado al público del festival como el "monstruo", que tiene tal poder que muchos artistas han sido sacados del escenario y ya no se los vuelve a admitir. No son pocas las veces en que los artistas se han visto denigrados, incluso han llegado a llorar. Resumiendo, esto es habitual en ese festival. Que sea correcto o no, puede ser discutible. Para algunos, es una forma adecuada de mostrar disgusto ante algo que no gusta. Para otros es falta de respeto. Pero eso sucede frecuentemente (VER).

¿Cual es la diferencia con el comediante venezolano? No hay diferencia. El artista (o pseudoartista) no gustó, desde el comienzo. Es verdad de que antes de que actuara ya se mostraba antipatía en su contra, por su conocida forma de ser, por sus posición a favor de políticos de extrema derecha y por referirse en forma burlezca a un fallecido presidente chileno (Salvador Allende) y a sus seguidores. Otra razón era de que se lo estaba usando políticamente por una empresa (Mega) para utilizar su actuación como plataforma política en contra del gobierno venezolano. Para tal efecto un político de derechas regaló entradas a cientos de venezolanos para que lo apoyaran en sus actuaciones. Pero este comediante se consideraba a sí mismo una especie de superhombre. Por eso no hizo caso de las advertencias que se le hicieron antes de que aceptara actuar en el festival.

Pero lo anterior no es lo más grave, porque si hubiera actuado como un profesional no habría hecho caso a las protestas del público cuando éste reaccionó ya al decir sus primeras frases sin gracia alguna para el público chileno. En lugar de eso empezó a discutir con la gente y llegó a insultarla con frases absurdas, invitándolos a conquistar a una mujer venezolana (¿qué sentido tenía eso?) y llegando a desear que fueran a masturbarse para que lo dejaran tranquilo. Su actitud fue, en todo momento, arrogante y desafiante, queriendo hacer ver que era superior a todos. Ese fue el motivo por el que más gente se sumara a los que protestaban desde el comienzo. Fue una actuación totalmente condenable.

El rechazo a George Harris fue a su forma arrogante e insolente, no porque fuera venezolano, no porque fuera extranjero. Es verdad que en Chile y en otros países hay mucha adversión contra los venezolanos y eso no es justo. Pero en este caso no se trataba de racismo. De todas formas, el rechazo a los venezolanos  y a otros extranjeros se debe, en parte, a las actuaciones delictivas de algunos, aunque la mayor parte es gente trabajadora y honesta. Delincuentes los hay, sin embargo, en todos los países y de todas las nacionalidades, no es característica de una nacionalidad determinada. Además, esos delincuentes son los mismos que antes dividían y destruían (en parte) a la sociedad venezolana, un país que ha logrado superar los níveles de delincuencia que había antes.

Para analizar el racismo habría que escribir en otras entradas o hablar de ello en vídeos. Para mí, es tarea para el futuro.

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