CAMBIAR LA CONSTRUCCIÓN DE LAS ESCUELAS Y PLANIFICAR NUEVOS HORARIOS.
Aquí también hay que hacer cambios fundamentales. Algunos de ellos se debieron hacerse antes, hace mucho tiempo, pero nadie pensó jamás que llegaríamos a una situación como la de la actual pandemia. Los arquitectos deben diseñar escuelas modernas y seguras, con aulas, talleres, bibliotecas y otras secciones con suficiente espacio y ventilación.
Lo primero que se debe hacer es reducir la cantidad de alumnos en cada aula. Todas las salas de clases deben tener buena ventilación, que circule aire desde un patio o de la calle. Para ello se deben utilizar filtros especiales e idear, además, un sistema de calefacción o refrigeración en el que no sea necesario el aire acondicionado. Eso se puede lograr con canales de ventilación que hagan circular el aire desde y hacia el techo, pasando por túneles por debajo de la edificación, que enfríen o calienten el aire. El sistema se puede activar con energía solar o con energía eólica. Se puede conseguir buena refrigeración utilizando el aire que hay bajo tierra; es frío a pocos metros de profundidad y es caliente, a mayor profundidad. Ya existen estudios sobre esto y sólo hay que aplicar la tecnología necesaria. En algunos países, como en Suecia, ya se usan estos sistemas de refrigeración y calefacción. Veamos esto en informaciones que se dieron a conocer hace mucho tiempo (VER 1 - VER 2 - VER 3). Quien escribe este blog vive en una casa con calefacción que utiliza la geotermia, el calor de rocas y agua que están a más de 100 metros de profundidad (VER 1, en sueco - VER 2).
Las actuales escuelas y universidades se deben utilizar como son, pero deben garantizar buena ventilación y distancia de seguridad. Si no se pueden adaptar, a causa de los altos costos de renovación y del tiempo que se requiera para ello, por lo menos deben reducirse consideralmeente la cantidad de personas que interactúen físicamente en los espacios disponibles para los estudios y para los descansos. Tanto alumnos como profesores deben adaptarse a nuevas normas de convivencia dentro de los recintos educacionales. Todos deben asumir que esos cambios son necesarios y que deberían de haberse hecho hace mucho tiempo, sin esperar a que surgiera una nueva pandemia. Los científicos debieron prever que esto sucedería algún día, porque ya ha sucedido antes. Debemos defendernos contra todo tipo de gérmenes patógenos, no sólo del actual y de mayor expansión, en estos momentos.
Los horarios se deben adaptar para distintos grupos. Puesto que habrá menos alumnos en cada aula, es necesario dividir los grupos grande en grupos pequeños, para que todos tengan posibilidades de asistir. Además, se deberá incrementar las tareas que se deben hacer en casa, facilitando todo tipo de programas informáticos para que se utilice en forma adecuada la tecnología.
Se debe hacer todo lo posible para que los alumnos no tengan que recorrer grandes distancias para ir a sus clases. Hay que incentivar a padres y alumnos para que se matricule a los niños en escuelas cercanas a sus viviendas.
Continúa en la siguente entrada, cuarta parte.
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