SEGUNDO CAPÍTULO DE ESTA SERIE DE TRES ARTÍCULOS SOBRE LA RECONCILIACIÓN.
Muchas veces se usan metáforas en la retórica política. Pero esas metáforas no siempre las entiende toda la población de un país. Menos las entienden los habitantes de otros países, los que desconocen aún más la historia política de una nación o de un país determinado.
Si leemos las noticias en periódicos españoles, por ejemplo, hay una serie de metáforas, referencias y símbolos que son completamente absurdas para quien no tenga conocimientos mínimos sobre la política española actual. Mucho menos entendible será para quienes no han leido sobre la historia española, especialmente del último siglo como antes, durante y después de la dictadura de Francisco Franco.
Se necesitan varios elementos para poder entender las frases citadas por políticos que están al tanto de todo lo que ha ocurrido en ese país o, por lo menos, lo ocurrido durante el último decenio.
Lo mismo ocurre si leemos noticias de periódicos argentinos, chilenos, suecos, franceses, etc. La historia que conoce la gente no es la misma para todos. Digamos que en cada país se conoce una parte muy reducida de lo que sucede en otros países. Apenas se tiene conocimiento de los países más cercanos. Los conocimientos de los sucesos de países lejanos son casi nulos. La única información que llega es sobre importantes accidentes aéreos o de ferrocarriles, de catástrofes climáticas o de terremotos. Por supuesto que también se reciben informaciones sobre algunos de los más graves atentados o de combates en alguno de los cientos de conflictos armados que se desarrollan en distintos países. Los eventos deportivos, especialmente los que implican grandes ganancias para las empresas dedicadas a este tipo de actividad también son frecuentes. Digo empresas, puesto que muchas de ellas están disfrazadas bajo nombres de clubes. Eso les otorga mayores beneficios a sus dueños, puesto que obtienen rebajas de impuestos y otras regalías por parte del estado.
Pero las noticias son aisladas, ya que el periodismo se dedica, en gran parte, al amarillismo o a informar sobre los sucesos que más le conviene dar a conocer a las agencias noticiosas y a los dueños de los medios de comunicación que están al servicio de los intereses de las grandes empresas y de los gobiernos de países desarrolllados, que quieren mantener su hegemonía sobre el resto de países del mundo.
Venezuela no es una excepción en cuanto al uso de las metáforas, especialmente si analizamos los discursos o declaraciones del presidente Hugo Chávez.
No digo que el uso de metáforas o epítetos que tienen un significado distinto al que se puede traducir literalmente sea erróneo. Pero esa forma de transmitir mensajes implica que muchas ideas o expresiones sean fácilmente tergivesadas por los adversarios y enemigos del gobierno. Gran parte de la población venezolana los interpreta mal (especialmente si se dejan llevar por la propaganda de los medios de difusión privados) e incluso muchos partidarios de gobierno les dan un uso distinto al que ha pensado el presidente. Muchos de los términos que usa el presidente Chávez son imposibles de entender para quienes no viven en Venezuela.
He visto al presidente explicar, muchas veces, lo que ha querido decir en oportunidades anteriores. Pero como su mensaje original ni las explicaciones no llegan a la gran mayoría del pueblo, éste pocas veces se entera de la verdad. El mensaje distorsionado, que se repite innumerables veces, es el que se queda grabado en la mente de la gente.
La falta de un sistema de información y la poca originalidad, sumado a la ignorancia de técnicas modernas de la comunicación (me refiero a la parte de información) mantienen a los medios de información del gobierno (o afines al gobierno) en una posición muy desfavorable. Lo mismo puede decirse de los encargados de informar sobre el programa y las actividades del PSUV. La oposicion sabe cómo manejar todos los medios (mayoritarios) que tiene a su alcance y mientras el gobierno mantenga la posición "a la defensiva", sin innovación y sin utilización eficaz de los pocos recursos que tiene a su alcance, la oposición va a ganar terreno en todos los niveles de la información y posiblemente (fundamentalmente, gracias a ello)conseguirá derrotar al presidente Chávez en las elecciones presidenciales de 2012.
Me ha parecido importante explicar lo anterior para poder entrar al tema de estos tres artículos sobre la "RECONCILIACIÓN". También es conveniente aclarar alguna expresiones que ha usado el presidente Chávez:
Pulverizar. Esta palabra, como otras similares, ha sido "interpretada" por la oposición, como incitación a la violencia. Se intenta asociarla a explosión, disparos o ataques armados. Pero la idea es lograr una victoria en elecciones libres, obtener una gran cantidad de votos, que no dejen lugar a dudas del apoyo del pueblo.
Huele a azufre. Estas tres palabras las utilizó el presidente Chávez en un discurso, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, para referirse a la presencia del presidente Bush, que había hablado en el mismo sitio el día anterior. Por supuesto que Chávez se refería al azufre y al infierno como símbolo de maldad, puesto que el señor Bush se caracterizó por su política de agresión y guerra, de genocidio en Irak, por ejemplo.
Escuálidos. Con esta palabra se refiere a la gran minoría que es la clase económicamente dominante, en comparación a la mayoría de las masas de trabajadores. Pero se ha confundido, calificando a todos los opositores al gobierno como escuálidos. Tanto la gente de oposición como los simpatizantes del gobierno la han llegado a interpretar en esa forma.
A la oposición, ni pan ni agua. Con esta frase se refiere que a no claudicar frente a las exigencias de la minoría opositora. Nada tiene que ver con discriminación, por ejemplo, que se les vaya a negar ayuda a cualquiera que la necesite. De hecho muchos de los beneficiados en las distintas misiones que ha creado el gobierno (Mercal, barrio Adentro, etc) es gente que simpatiza con la oposición. Los representantes de la oposición han querido confundir al pueblo, intentando hacer creer que a los que simpatizan con la oposición les serán negadas muchas cosas. Pero a nadie se le pregunta el color político cuando se busca ayuda o servicio en alguna de las misiones.
No hay diálogo posible con la burguesía. Esta frase es muy clara, pero los dirigente de oposición tratan de identificar a todos los opositores con la burguesía. El presidente y otros dirigentes socialistas quieren decir que no es posible dialogar con aquellos que sólo intentan desestabilizar al gobierno, derrocar al poder legítimamente electo o que no están dispuestos a reconocer que es necesario cambiar la estructura injusta de la sociedad capitalista. Cualquier diálogo debe partir sobre una base sólida de respeto mutuo, sin pretender imponer condiciones a un gobierno que tiene la obligación de llevar a cabo su programa de cambios prometido a sus electores. Pero a pesar de que el gobierno ha estado dispuesto a dialogar -en muchas ocasiones- la oposición (entiéndase su cúpula) ha exigido dar marcha atrás a política necesarias para la liberación económica del país y el desarrollo de la economía, que favorezca a todo el pueblo y no sólo a los sectores que siempre lo han tenido todo.
No hay reconciliación posible con los enemigos del pueblo. Es lo mismo que la frase anterior, aunque más detallada. Se trata de no aceptar una "reconciliación" que signifique renunciar a los cambios que necesita el país. Una reconciliación, como la llaman los dirigentes de oposición, significa pactar, de tal modo que se vuelva atrás y se sigan aplicando las políticas neoliberales, que tanto daño le han hecho al país y al pueblo.
Pulverizar. Esta palabra, como otras similares, ha sido "interpretada" por la oposición, como incitación a la violencia. Se intenta asociarla a explosión, disparos o ataques armados. Pero la idea es lograr una victoria en elecciones libres, obtener una gran cantidad de votos, que no dejen lugar a dudas del apoyo del pueblo.
Huele a azufre. Estas tres palabras las utilizó el presidente Chávez en un discurso, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, para referirse a la presencia del presidente Bush, que había hablado en el mismo sitio el día anterior. Por supuesto que Chávez se refería al azufre y al infierno como símbolo de maldad, puesto que el señor Bush se caracterizó por su política de agresión y guerra, de genocidio en Irak, por ejemplo.
Escuálidos. Con esta palabra se refiere a la gran minoría que es la clase económicamente dominante, en comparación a la mayoría de las masas de trabajadores. Pero se ha confundido, calificando a todos los opositores al gobierno como escuálidos. Tanto la gente de oposición como los simpatizantes del gobierno la han llegado a interpretar en esa forma.
A la oposición, ni pan ni agua. Con esta frase se refiere que a no claudicar frente a las exigencias de la minoría opositora. Nada tiene que ver con discriminación, por ejemplo, que se les vaya a negar ayuda a cualquiera que la necesite. De hecho muchos de los beneficiados en las distintas misiones que ha creado el gobierno (Mercal, barrio Adentro, etc) es gente que simpatiza con la oposición. Los representantes de la oposición han querido confundir al pueblo, intentando hacer creer que a los que simpatizan con la oposición les serán negadas muchas cosas. Pero a nadie se le pregunta el color político cuando se busca ayuda o servicio en alguna de las misiones.
No hay diálogo posible con la burguesía. Esta frase es muy clara, pero los dirigente de oposición tratan de identificar a todos los opositores con la burguesía. El presidente y otros dirigentes socialistas quieren decir que no es posible dialogar con aquellos que sólo intentan desestabilizar al gobierno, derrocar al poder legítimamente electo o que no están dispuestos a reconocer que es necesario cambiar la estructura injusta de la sociedad capitalista. Cualquier diálogo debe partir sobre una base sólida de respeto mutuo, sin pretender imponer condiciones a un gobierno que tiene la obligación de llevar a cabo su programa de cambios prometido a sus electores. Pero a pesar de que el gobierno ha estado dispuesto a dialogar -en muchas ocasiones- la oposición (entiéndase su cúpula) ha exigido dar marcha atrás a política necesarias para la liberación económica del país y el desarrollo de la economía, que favorezca a todo el pueblo y no sólo a los sectores que siempre lo han tenido todo.
No hay reconciliación posible con los enemigos del pueblo. Es lo mismo que la frase anterior, aunque más detallada. Se trata de no aceptar una "reconciliación" que signifique renunciar a los cambios que necesita el país. Una reconciliación, como la llaman los dirigentes de oposición, significa pactar, de tal modo que se vuelva atrás y se sigan aplicando las políticas neoliberales, que tanto daño le han hecho al país y al pueblo.
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