Nuevamente se repite la misma estratagema que se ha utilizado durante siglos y hasta milenios: asesinatos o atentados que conmocionan a gran parte de la sociedad e incluso al mundo entero.
Primero se impacta con los grandes titulares y editoriales de periódicos y programas de radio y televisión. Luego, cuando surgen datos dudosos sobre la autoría del atentado, se echa tierra al asunto y no se habla más de él o muy poco. Si la estratagema resulta, entonces se la sigue alimentando, de tal modo que favorezca los intereses políticos y militares de la cúpula de la clase social económicamente dominante.
El 15 de abril de 1920 ocurrió un atentado en estados Unidos, por ejemplo. En esa ocasión se acusó y condenó a dos inmigrantes italianos (VER), luchadores anarquistas, que luchaban por los derechos de los trabajadores. 57 años más tarde, EEE UU reconoció el error. Pero ya se había ajusticiado a los dos inocentes y se había logrado reprimir eficazmente a los trabajadores de esa época.
Por eso, siempre que ocurre un atentado debemos preguntarnos a quién favorecen los mismos. La respuesta es obvia: sirven para justificar represión en contra de las clases trabajadoras, contra sus líderes o contra partidos políticos que apoyan a los oprimidos. Incluso sirven para atacar países enteros o invadirlos, como fue el caso de Afganistán e Irak.
APORREA, FEBRERO DE 2009
SANTA MARTA Y CHÁVEZ
APORREA
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