COMPLEMENTO AL PLAN QUE ORIGINALMENTE FUE DIVIDIDO EN CUATRO PARTES. Aclaración sobre algunos puntos que se consideraron en los distintos capítulos.
Sobre la conservación de la carne, tema mencionado en la TERCERA PARTE:
Hay muchas formas de conservar la carne de todo tipo de animales, incluída la carne de pescado. Lamentablemente, a medida que se ha desarrollado la técnica, se han ido abandonando antiguas formas de conservar estos alimentos y no se ha buscado la mejor forma de perfeccionarlas. Por lo menos, no en forma masiva. Sólo algunas pocas industrias se han dedicado a ese tipo de conservación de alimentos.
La forma más común es el congelado. Pero hay zonas en las que no es posible tener neveras o congeladores o las distancias desde los abastos o tiendas hasta las viviendas son muy grandes. La falta de energía eléctrica interrumpe, muchas veces, la cadena del frío, con el consiguiente riesgo de proliferación de vitus y bacterias que pueden ocasionar graves enfermedades. Por lo tanto, no basta con este tipo de conservación de alimentos.
Otra de las formas de conservación es el ahumado de carnes y pescado. Lamentablemente, el proceso de ahumado aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer. También las carnes desecadas en las que se usa la sal aumentan los riesgos de contraer diversas enfermedades (VER).
Por ese motivo, es necesario encontrar otras formas de conservar el pescado y la carne, en general, sin usar esos métodos. El secado, por ejemplo, se puede hacer sin sal, como se hace en Chile, con la carne de equino, llama, alpaca y otros animales. En esa forma se obtiene el CHARQUI. Esa carne es muy sabrosa y saludable, gracias a una técnica milenaria, aplicada por los quechuas.
Este complemento se irá ampliando, en la medida que tenga posibilidades de hacerlo.
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