El mundo está convulsionado. Pero no es una novedad. La verdad es que está siempre convulsionado. Una o varias catástrofes en un país o en todos los países del mundo. Lo que trasciende es lo que las agencias noticiosas seleccionan, cuidadosamente. Casi todas se encargan de seleccionar las mismas noticias, que luego son repetidas por miles de periódicos en todos los continentes, la mayoría de los cuales se dedican a copiar textualmente lo que envían las agencias. Con los canales de televisión y las radioemisoras pasa lo mismo. Hay una falta de imaginación increíble. Basta con una fuente y las noticias se dan por absolutamente ciertas. No importa que aparezcan otras fuentes o que la misma fuente rectifique, después de mucho tiempo. Las primeras noticias de un suceso perduran y ya forman parte del "conocimiento" de millones de personas.
¿Qué se puede esperar cuando decenas de miles de periodistas luego comentan esas noticias, repitiendo lo mismo que se dijo desde el primer momento? Y las repeticiones se dan en todos los idiomas posibles. La misma noticia que se publica en Suecia se publica en España o en Japón exactamente en la misma forma, con la única excepción de que la selección se hace dando prioridad a lo que ocurre en su propio país o en los países vecinos. Por lo tanto, se supone que hay "variedad" en las noticias.
Para el ciudadano común es muy difícil darse cuenta de la verdad. Se confía en la noticia y en las discusiones con sus amigos repite lo mismo que se ha dicho en los medios de comunicación. O simplemente se calla, no hace comentario alguno, pero piensa como los medios han querido que piense. En esa forma el ciudadano está dirigido a aceptar las medidas que se tomen con respecto a un ataque militar o combate entre dos países, por ejemplo. El ciudadano común se va formando una "propia" opinión de acuerdo a "todas" las fuentes de información que llegan a sus sentidos. Es el caso del ataque de Corea Del Norte, contra posibles ataques de Corea del sur, que llevaba a cabo maniobras militares, muy cerca o dentro de aguas territoriales norcoreanas.
La noticia que da la vuelta al mundo muestra la versión de una agencia, proveniente de informaciones de los militares o del gobierno surcoreanos. La otra versión se ignora o se agrega como algo sim importancia, puesto que se niega su veracidad. Lo mismo sucede con todos los sucesos que se derivan de la primera o primeras acciones.
Poco sé del sistema de gobierno de Corea del Norte. De acuerdo a las informaciones (que siempre se reciben de las mismas fuentas) allí se ha instaurado una especie de dinastía, lo que por supuesto es inaceptable. Pero aquí se trata de un problema específico. No se trata de analizar su sistema de gobierno ni de sus intenciones u objetivos militares. Sabemos que hay un conflicto en ese país dividido a causa de una guerra en la que participaron potencias extranjeras, como Estados Unidos. Ni siquiera se ha firmado jamás la paz entre las dos Coreas sino sólo un armisticio.
Sin embargo, todas las noticias de lo que sucede en esa parte del planeta vienen siempre de las únicas agencias que tienen permiso para transmitir de esa parte del mundo.
Recuerdo muy bien los insultos que un ciudadano ebrio (posiblemente sueco) que acusaba a unas pobres inmigrantes árabes en una estación de Metro, línea verde hacia Farsta en Estocolmo. Sus "argumentos" eran que los árabes (o musulmanes, para él daba lo mismo) eran unos asesinos y ellas no tenían derecho a vivir. Eso ocurrió en uno de los tibios veranos nórdicos, hace unos diez años. Había una multitud de pasajeros esperando en los andenes, pero nadie intervino, como suele suceder.
Estuve a punto de intervenir cuando en un momento determinado el individuo levantó una mano para agredir físicamente a las mujeres, cuyo únco delito era llevar atuendos que las delataban como inmigrantes de países asiáticos o africanos, devotas de una religión islámica. Felizmente, en ese momento se acercaba el tren y se produjo un movimiento automático de los pasajeros, tomando posiciones para subir a los vagones. Esto descontroló al atacante, que siguió amanazando a las mujeres dentro del tren pero a una distancia mayor que antes y con muchas personas que empezaban a apretujarse pues era una de las horas pico del Metro.
Puse sueco en paréntesis, porque nunca se sabe si los gigantes rubios con los que uno se encuentra cada día en la calle son realmente suecos. Hay muchos inmigrantes rubios y altos como finlandeses, eslovenios, polacos, húngaros y de todas las posibles nacionalidades europeas.
Varios años antes de ese suceso, uno de mis hijos, que en esa oportunidad tenía apenas unos seis o siete años fué insultado por otro gigante rubio, cerca de mi lugar de trabajo. Lo cuidaba una de mis alumnas, porque yo no tenía con quien dejarlo. El estaba de visita en Suecia y su madre vivía en España. Aquel verano fué fatal para mi pobre hijo, que tuvo que soportar un verano frío y lluvioso, en el mes de julio. De todos los días que estuvo en Estocolmo creo que salió el sol y dejó de llover sólo unos tres o cuatro días. Además de no contar con mi compañia el tiempo que ambos hubiéramos querido, mi hijo tuvo que soportar los insultos y amenazas de aquél ebrio inconsciente y racista, lo que junto a otros traumas lo puso triste y reservado.
Esos son sólo dos ejemplos de ataques de tipo racista, a causa de la ignorancia que los medios de comunicación van inoculando día a día, minuto a minuto en la mente de los lectores o televidentes. Sus miserias, producto de sus vicios o de circunstancias que nada tienen que ver con la presencia de inmigrantes, son atribuidas a quienes han posibilitado el bienestar económico de los países europeos, especialmente Suecia.
En los dos ejemplos vemos, además, la cobardía de esta gente, que agrede a mujeres y niños indefensos, en primer lugar.
Las cadenas de televisión son las que acaparan la mayor atención, puesto que es más cómodo ver la pantalla a todo color. Además se elige a periodistas y/o presentadores con carisma o gran simpatía, lo que suele dar mayor credibilidad y confianza entre los televidentes. Se sabe utilizar la música, la imagen y efectos especiales que hacen llamativo el espacio en el que se transmiten las entrevistas.He visto unos reportajes que se ha hecho a dos venezolanos, ambos propietarios del medios de comunicación más reaccionarios de Venezuela, Globovisión y RCTV. Uno de ellos, Guillermo Zuloaga es prófugo de la justicia. Está acusado, entre otras cosas, de acaparar vehículos utilizando varias de sus empresas, para aumentar su precio en forma artificial. Este personaje ha confesado públicamente, aunque de forma inconsciente, que es especulador. La justificación es que un especulador "da fuentes de empleo". Para él es perfectamente normal y correcto importar vehículos para vender a un precio, pongamos por ejemplo 5 000 dólares.
En lugar de vender los vehículos a personas que están interesadas, éstos son vendidos a otra empresa. Después de un tiempo, la segunda empresa vende a una tercera empresa, aunque los vehículos (de lujo) están en el mismo sitio, en una de sus propiedades, no en un local comercial.
Van pasando los meses y el precio ha aumentado (a diferencia con otros países, donde los vehículos van perdiendo su valor con el paso del tiempo) al doble o más de su precio inicial. El vehículo puede llegar a costar más de 10 000 dólares.
Pero los vehículos siguen guardados, porque mientras mayor tiempo pasa, mayor es el precio que se puede obtener al venderlos a un cliente.
Me pregunto cuántas fuentes de empleo se generan -suponiendo que aceptáremos la absurda excusa de este señor para especular- si las empresas son del mismo dueño y el personal es el mismo en todas ellas.
El otro empresario, Marcel Granier, es más conocido por ser uno de los participantes en el Golpe de Estado que sacó al presidente Hugo Chávez de su puesto, para imponer una férrea dictadura que sólo duró 48 horas, la que fue encabezada por el presidente de Fedecámaras, la asociación de empresarios venezolanos, Pedro Carmona.
Los dos empresarios utilizan, además, su canal de televisión para mentir descaradamente y atacar al gobierno venezolano en forma ininterrumpida.
Estos dos señores van a Estados Unidos y declaran en el Senado de ese país, en contra del gobierno venezolano. Allí repiten las mismas mentiras de siempre, además de presentarse como víctimas, como políticos perseguidos por sus "ideas".
Su principal acusación es que en Venezuela NO HAY LIBERTAD DE EXPRESIÓN, algo que Globovisión, cientos de emisoras de radio privadas y cientos de periódicos repiten incansablemente todos los días y con enormes titulares.
Cualquiera puede ir a Venezuela y comprobar lo que afirmo. ¿Cómo se explica, entonces, que no hay libertad de expresión? Debo repetir que en esos medios se miente descaradamente, se hacen campañas que envenenan la mente de los ciudadanos venezolanos y se instiga al magnicidio, al Golpe de Estado y al terrorismo.
Sería bueno que una comisión especial e independiente fuera a Venezuela e investigara todo esto. Pueden revisar todos los programas emitidos durante años y todos los artíclos escritos durante el mismo tiempo. Se podría comparar los titulares de los periódicos de oposición y de los medios públicos y de algunos medios neutrales (personalmente, sólo conozco un medio neutral, que es PANORAMA).
Lo curioso y aberrante es que el canal Globovisión sigue transmitiendo libremente, algo que es difícil entender, máxime si los dueños de ese mismo canal afirman que en Venezuela no hay libertad de expresión.
CNN es un medio que trata hacer creer a sus televidentes que es neutral. Pero lo curioso es que entrevista a todo posible delincuente o sospechoso de delitos que pueda hablar en contra de Venezuela. Hace poco CNN entrevistó a un prófugo que escapó de Venezuela gracias a un juez, que le impuso régimen especial. Ahora entrevista a dos delincuentes de los que se tiene pruebas de sus delitos, pero que hábiles abogados han hecho dilatar los procesos en su contra, como se suele hacer en la mayoría de los casos, cuando se cuenta con mucho dinero. Lo curioso es que se afirma que en Venezuela todo el poder lo tiene el presidente Chávez.
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